ILDEFONSO FALCONES: “CONFÍO EN EL PAPA”
por Alberto López Echevarrieta
Su última novela, La reina descalza, es ya un éxito editorial
El caso de Ildefonso Falcones dentro del mundo de la literatura no es normal. Me explico: Tiene tres novelas publicadas y las tres son “best-sellers” mundiales. Esto es algo que no ocurre todos los días. La catedral del mar, su primera obra, un auténtico “boom” internacional, se ha publicado en cuarenta países recibiendo numerosos premios. Tres años después nos volvió a sorprender con La mano de Fátima, del que lleva vendidos más de siete millones de ejemplares. Su tercera novela, La reina descalza, lleva ya un mes a la venta y está teniendo una aceptación inmejorable. Cabe preguntarse: ¿quién es este hombre que ha dado con la clave para escribir sólo éxitos literarios?
La última novela
Estamos sentados frente a frente. Tiene 54 años. Es abogado, como lo fue su padre, y tiene un pasado de destacado deportista, primero como jinete y más tarde como jugador de hockey sobre yerba. Él se toma un botellín de agua y yo un café. Entre ambos, un ejemplar de La reina descalza. Es decir, 748 páginas.
“En ellas he empleado tres años de trabajo e investigación. Posiblemente la labor de elección de temas sea la más compleja, porque me exijo mucho. Me tienen que entusiasmar el asunto y los personajes. Hay gente que se empeña en ver una evolución en la manera de escribir que los autores desarrollan de un libro a otro. Particularmente creo que tal vez esta novela puede tener algo que ver con la primera, ”La catedral del mar”. En “La reina descalza” abordo el mundo de los gitanos a través de una bailaora de pies descalzos que ha trabajado toda su vida con el tabaco”.
El autor ambienta la acción en el siglo XVIII, en un mundo en el que se desarrolla la tonadilla madrileña en una sociedad en la que los prejuicios y la intolerancia son ley de vida. Es el bullicio de la gitanería en el que dos personajes se hacen muy amigos y se ayudan mutuamente.
“Uno de ellos es una esclava negra que llega a España con la manumisión recién conseguida durante la trayectoria de Cuba a Cádiz. Su amo le da la libertad testamentariamente y llega libre a España, pero no sabe vivir su libertad. No es capaz de mirar ni a los ojos a los blancos, no sabe comprar ni vender. En realidad no sabe hacer nada, sólo cortar tabaco que es lo que ha hecho desde niña. A esta esclava negra la veremos desarrollarse como mujer desde el punto sexual hasta el afectivo. El otro personaje, por el contrario, es la reina descalza, una gitana que pierde la libertad por errores propios, esa libertad por la que los gitanos luchan a capa y espada”.
Abogado en ejercício
Ildefonso Falcones se mueve como pez en el agua en la novela histórica, un género que siempre ha existido, pero que posiblemente se encuentra en su mejor momento. Me habla de Sinhué, el egipcio y Los pilares de la tierra como dos ejemplos de títulos emblemáticos. Me confiesa que es metódico a la hora de escribir y que sabe administrar su tiempo. Todas las mañanas se levanta a las 6,45 horas y con la cabeza fresca se pone ante el teclado. “Es la mejor hora para hacerlo. Hay quien aprovecha el silencio de las noches, pero yo para esas horas estoy roto”. Tras el almuerzo, acude a su despacho donde ejerce como abogado. Y allí le dan las tantas. Le pregunto si su trabajo como letrado no le proporciona pistas para próximos libros. “Allí hay muchas historias, me dice, pero bastante es sufrirlas como para tener que escribirlas”.
La buena educación jesuítica
Casado y padre de cuatro hijos, Ildefonso Falcones estudió en los Jesuitas, lo que me da pie para hablar del Papa Francisco y de las reformas que está realizando. Se confiesa creyente.
“Me gustaría ser más practicante de lo que soy y desde luego que mi familia lo fuese más de lo que es. Cuatro niños que vivan la religión como la vivíamos nosotros a su edad es bastante difícil, ¿no? Siempre he creído que los jesuitas nos dieron una buena educación, aunque ésta estuviera muy basada en la culpa, en el remordimiento, pero esa era la norma general en todas las instituciones religiosas de nuestra época. Pero dentro de eso, los jesuitas nos enseñaban a pensar, nos permitían esa intelectualidad. Estoy satisfecho de la educación que recibí. Sin embargo, no creo que tenga excesiva importancia el hecho de que el Papa sea jesuita o no, pero confiemos que lo que haga sea bueno”.
Desde un punto de vista literario, Falcones cree que el tema del Vaticano está ya muy trillado. Como el de la Guerra civil. “Opino que hay que buscar campos nuevos. Me gustan los asuntos poco conocidos que hayan tenido una repercusión social importante. Por eso indagué sobre los descargadores y la construcción de Santa María del Mar, la expulsión de los moriscos, el flamenco, el contrabando de tabaco, la detención de los gitanos…”.
Tres años le ha llevado la realización de La reina descalza, un título que nos lleva a una época apasionante, el fiel reflejo de unos hombres y mujeres que no se doblegaron y de unas mujeres que hicieron frente al orden establecido.