Yani Como, arde Troya
por Xavier Valiño
Llevan en activo desde el 98, cuando se formaron en Aranda de Duero, Burgos. En su trayectoria tienen ya una maqueta de 1998 (Un nenúfar en el pulmón derecho), un EP en 2002 (Palabras enredadas), y cuatro discos: El más grande era gigante (2006), Trece maneras de reparar un corazón (2008), Nada es lo que parece (2011) y el recientemente editado Eso sí que lo sé (2012) que el grupo nos presenta.
¿Cómo fue la recepción de Nada es lo que parece, vuestro anterior disco? ¿Creéis que llegó a todo su público potencial?
– La verdad es que es muy difícil valorar la repercusión de un disco, pero nos conoce mucha más gente que antes, Eso sí que lo sé.
En la gira de presentación estuvisteis en Norteamérica. ¿En qué lugares? ¿Cómo fue la experiencia?
– Estuvimos tocando en Nueva York, en un Festival en Brooklyn, en Manhattan, y en Toronto, en la Canadian Music Week. Recorrimos en furgoneta los USA y fue una experiencia alucinante. La gente reaccionó increíblemente bien con público en todos los bolos.
Normalmente hay que preguntar a los grupos por qué han tardado tanto en editar su último disco. En vuestro caso es al revés, ya que es la vez que menos tiempo ha pasado respecto al anterior álbum. ¿Por qué razón?
– No hay una razón concreta. Funcionamos orgánicamente, hacemos muchas canciones y, de hecho, el próximo disco está en su mitad avanzada de gestación. Así que acortaremos los plazos aun más.
¿Qué discos o qué artistas teníais más en mente o qué habéis escuchado más antes de grabar este álbum?
– Cada vez hay más que escuchar y escuchamos menos música, pero hemos escuchado Delta Spirit, Arcade Fire, Biggott, Beach House, Mishima, Regina Spektor, The Black Keys y, sobre todo, mucho Yani Como, porque nos molamos mucho y seguimos emocionándonos al oírnos.
¿Qué buscabais con este disco respecto a los anteriores? ¿Simplemente depurar un sonido ya consolidado?
– Sí, seguir avanzando, definir eso de ‘no sonar a nadie’. También volver a trabajar con el gran Ricky Falkner y cerrar así un círculo.
Seguís con las canciones a dos voces hombre-mujer. Además, el single elegido por votación popular, “Tiempo de cambiar”, responde a ese patrón. ¿Funcionan mejor?
– Creemos que sí, pero ha ido surgiendo de modo natural, y era absurdo no aprovechar la maravillosa voz de Alma. También Isma ha trabajado muchos coros y eso se nota en el grosor de las voces.
Me da la impresión de que también los textos siguen la temática habitual, aunque la situación que nos rodea puede encontrar reflejo en vuestras canciones.
– Sin querer, nos ha salido un disco político y reivindicativo, así que creemos que refleja bien el tiempo que vivimos, aunque desde una perspectiva de huida positiva.
¿Seríais capaces de reconocer algún tipo de homenajes claros en las canciones del disco, de referencias evidentes que se nos pueden pasar a los demás, si es que las hay?
– Como te decía, no creo que las haya claramente. Es un disco que esconde muchos matices y muchísimas referencias, desde clásico hasta rock clásico.
¿El disco es una autoedición? Si es así, supongo que ya veis inviable trabajar con una discográfica convencional. No sé si en algún momento habéis tenido una oferta de ese tipo.
– Hemos valorado alguna vez hacerlo pero somos un grupo anárquico que ama lo que hace, y eso se lleva fatal con ganar dinero, así que nos echarían el primer día.
Vendéis este último disco a 1,49 en plataformas digitales y los anteriores a 1,99. Curioso y, a diferencia de lo habitual, la novedad está más barata que el fondo de catálogo. ¿Por qué?
– Tratábamos de llegar al mayor número de gente y pensamos que a ese precio la gente lo compraría aunque solo fuera por curiosidad, y parece que ha funcionado bien porque hemos estado una semana en el Top 3 de iTunes. ¡De flipar! Es un precio que ayuda a tu promoción y a que te conozcan.
Tenéis ya cuatro discos de larga duración, una maqueta y un EP. ¿Cómo se ve desde la actualidad todo este legado?
– Sin querer, hemos conseguido tener muchos más trabajos que otras bandas nacionales, y a veces en la intimidad hablamos catalán y nos sentimos un grupo de culto.
Por último, ¿cuál ha sido hasta ahora la mejor anécdota que os ha sucedido en el mundo de la música?
– Tocar para el camarero en un bolo en Pamplona. No fue nadie, ni tan siquiera el promotor. ¡Fue un bolazo!