Mariano de Blas. Historias sin narración
por Carmen González García-Pando
Galería Eka & Moor. Madrid. Del 5 al 28 de marzo de 2013.
Por Marisa Sanz, historiadora del Arte
La Galería Eka & Moor presenta una nueva exposición con un sugerente título: “Historias sin narración”, creada, pintada y contada por el consagrado artista Mariano de Blas.
A la manera de un plural hombre renacentista, el vicedecano de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid es crítico, articulista, ensayista y teórico del arte, por ello no es de extrañar que en su obra plástica aflore un tinte filosófico y un sentido didáctico que genera planteamientos éticos, estéticos y sensoriales. No obstante el afán pedagógico de sus pinturas, fruto de su experiencia como profesor, deja al que las contempla libre para que el mismo se cuente su propia historia… si bien es verdad que el esfuerzo que esto requiere hace que, como en la buena pintura, el espectador deba volver una y otra vez ante la obra para bucear en ella y hacerse la pregunta inevitable: “¿Coincidirá mi cuento con la que me quiere contar el autor”? Aunque todos sabemos que no es relevante la coincidencia o no… solo importa lo que se recibe libremente y sin trabas, y así de manera espontánea surgirá el dialogo emisor-receptor.
Hay que entender el arte “como juego, forma, estética y transformación”, según sus propias palabras, queda aquí claro su libertad conceptual a la hora de entender el arte no solo como objeto museable o meramente estético, sino como exponente de la situación social, política y económica de un momento histórico, como: “una expresión del tiempo en el que se hace y de las personas que en cada momento histórico lo contemplan”.
Mariano de Blas tiene un universo narrativo muy amplio, así que sugerencias, sentimientos e historias captan al espectador y le invitan a profundizar en este mundo “cargado de significados y propuestas”, todo ello bajo la apariencia primera de lo intrascendente y de lo cotidiano, si bien en su obra y de nuevo citando al autor “…debido a su hondura el propio cuadro demanda el tiempo necesario para ser leído”, escribía el artista en 2004 (“El signo en la pintura cuando ya no necesita ser una obra de arte”).
Los elementos de sus cuadros aparecen de manera muy estudiada a través de composiciones clásicas que a menudo sacan personajes y objetos inacabados del lienzo para que el espectador los termine en su propia mente, tal y como se hacía en el Manierismo del siglo XVI. Imágenes salidas de las revistas y los tebeos de los años 50 surgen junto a iconos alegóricos y mitológicos de movimiento exacerbado… son independientes pero, y esto es lo insólito, se interrelacionan en una narración que se acerca a lo fantástico.
Surrealismo y Pop, lenguaje visual, conviviendo armónicamente se completan con un lenguaje literario de frases inacabadas, de trazos, de grafismos, de números.. que participan como elemento compositivo. El signo lingüístico aparece en el arte desde las primeras manifestaciones pictóricas en el Paleolítico Superior, pasando por Leonardo o Goya hasta llegar a Tapies, entendido como un elemento relevante de la comunicación humana y así es como lo utiliza Mariano de Blas.
Son obras de técnica mixta sobre tela, realizadas recientemente y resueltas en superposiciones tratadas con grueso y seguro trazo de color plano, sin levantar la mano del lienzo: “un brochazo es color y dibujo simultáneamente” y grumos de fuertes empastes que confieren a la obra intensidad.
Sus niños leen o pintan y “tienen una caja nueva para divertirse y descansar”, Caperucita, que es en realidad Alicia, arremete contra el lobo que huye, “Dos chicas y dos maniquiés”, “Manos y pareja”, “La llamada”, “Ángel rojo con tres figuras”, “Lámpara”,“Spectrum”, lo amable se vuelve misterioso en paleta de grises… un lenguaje sugerente y actual, que provoca y compromete, corroborando las palabras de René Huyghe. “El arte nace como medio concedido al hombre para ligarse al mundo exterior y atenuar así, el terror que ante el experimenta”.