Colección Bujalance de grabados ukiyo-e
por Julia Sáez-Angulo
La Colección Bujalance de grabados ukiyo-e recoge 71 grabados, dos dibujos y 22 libros ilustrados en los que se puede observar su temática y evolución a lo largo de los periodos Edo y Meiji en el siglo XIX.
“Todo comenzó en un viaje a Japón junto a mi marido donde compramos los primeros grabados y después seguimos haciéndolo en distintos viajes, sobre todo en París, donde se pueden encontrar en los bouquinistas y tiendas de viejo”, cuenta la coleccionista Raquel R. Boujalance. “La colección, que está clasificada en distintos apartados, se ha expuesto en diversos foros y ciudades y próximamente se hará, del 18 de marzo al 24 de abril próximos, en el Centro Cultural Goya de la UNED en Barbastro (Huesca) y seguidamente en Albarracín”
Ukiyo-e, «pinturas del mundo flotante», es la denominación de los grabados en madera realizados en Japón entre los siglos XVII y XX, con representación de escenas de la vida cotidiana, del mundo del teatro, de la naturaleza… Los grabados Ukiyo-e aparecen por la demanda de las nuevas clases que surgieron en Japón con la urbanización que se produjo a finales del siglo XVI y que dio origen a la burguesía. Junto a ella y al poder creciente de los comerciantes, apareció una clase de artistas que comenzaron a escribir historias cortas y novelas, y a pintar imágenes para ilustrarlas. Las dos formas estaban compiladas en los ehon (libros de imágenes, libros con historias e ilustraciones).
El Ukiyo-e se utilizó, en principio, como ilustración pero pronto se convirtió por mismo en objeto en obra de arte deseada. Impreso en una sola página, que se enmarcaba, o en carteles del teatro Kabuki. Esta forma de arte alcanzó su mayor grado de popularidad en la cultura metropolitana de Edo durante la segunda mitad del siglo XVII. A mediados del siglo XVIII, la técnica del grabado en madera permitía la reproducción de impresos a todo color, llamados nishiki-e, de los que a veces se hacían grandes tiradas de más de mil ejemplares.