Donación de 7 obras de Vicente Larrea
por Alberto López Echevarrieta
Son piezas únicas que van a engrosan el catálogo del Museo de Bellas Artes de Bilbao
El escultor Vicente Larrea ha donado al Museo de Bellas Artes de Bilbao siete piezas únicas de su propia colección realizadas entre 1967 y 2002. Se trata de seis esculturas en bronce y una en acero inoxidable, valoradas en 645.000 euros.
El conjunto de la donación se expone en la sala 32 de la pinacoteca bilbaína junto a otras piezas del mismo autor y es posible que, en un futuro próximo, todas ellas formen parte de una exposición permanente dedicada a un escultor que constituye toda una referencia en el arte abstracto vasco.
Larrea y las formas
La formación inicial de Vicente Larrea (Bilbao, 1934) en el taller del escultor Raymond Dubois le llevó a decidirse por el hierro y el bronce como elementos de trabajo. Formó parte de los históricos grupos Emen y Gaur que tanta significación han tenido en las artes vascas. Le dio una importante notoriedad una de sus primeras obras, Homenaje a Kirikiño, en atención a Ebaristo Bustinza (1866-1929), uno de los escritores vascos más apreciados, ya que mediante humor y técnicas de narración oral transmitió siempre una lección moral a los niños.
Hoy Larrea es junto a Balerdi y Mendiburu uno de los máximos exponentes de una generación de artistas abstractos caracterizados por su interés por las descripciones naturales y la gran variedad de formas introducidas. Si bien durante un tiempo sus trabajos basaban sus contornos en perfiles rectilíneos o curvados, últimamente se ha decidido por formas orgánicas, algunas de las cuales forman parte del paisaje urbano de Bilbao.
La donación
Forman parte de la donación los bronces Espacio para una vida I (1967), Cadena 3 (1968), Santimamiñe uno bis (1971), Bastida (2002), Churruca (2002) y el conjunto Achúcarro, Alzola y Hoffmayer (2002). Añádase la pieza en acero inoxidable Proyecto para una cárcel deshabitada (1969).
La exposición montada al efecto, que se completa con Homenaje a Kirikiño (1966), Cepa 2 (1967), Formas concéntricas (1968), La Venus de Santimamiñe (1985-1986) y Dodekathlos (1997-1998) pertenecientes a la colección de la pinacoteca, sirve para dar una idea de la trayectoria del artista y la evolución de su obra hasta alcanzar el estilo que ya le caracteriza. Tal vez la última citada, un homenaje a los trabajadores de un antiguo astillero, sea la más popular, ya que su versión correspondiente y en enormes dimensiones se ubica frente al Palacio Euskalduna de Bilbao.