Jane Joyd, buen invierno
por Xavier Valiño
Acaba de editar su debut comercial en forma de EP, Shy Little Jane Presents: The Dramatic Tale of Her Animals y ya ha anunciado una continuación, Shy Little Jane Presents: So Lost in this Bleak Winter Landscape, pero Jane Joyd (Elba Fernández) lleva ya un tiempo tocando. “Empecé a tocar cuando tenía 17 años, me compré una guitarra española y ahí empezó todo. Tardé bastante en componer, pero tocaba temas de bandas que me apasionaban por aquel entonces, nada que no se pueda encontrar en youtube a patadas hoy en día, gente tocando en sus casas versiones de grupos. Por lo general siempre me moví por ambientes muy musicales, y siempre había alguien que tocaba o tenía una banda. Así que me resultó sencillo probar un poco de todo, grupos de versiones o bandas que ya llevaban tiempo, pero mi papel siempre fue a nivel interpretativo. Recuerdo con especial cariño un concierto versionando a los Pixies, fue de los primeros conciertos”.
Antes hubo un primer EP en bandcamp, Jane Joyd, que no sé si tuvo distribución en formato físico. Desde tu punto de vista, ¿ves una evolución en tu música en estos dos años o piensas que este nuevo EP no difiere mucho del anterior?
– Yo no veo que en este EP hubieran podido entrar canciones como “Last Days” o “Try Try Try”. La otra referencia solo tuvo difusión digital y gratuita a través de la red. Se trataba de recopilar aquellas canciones más representativas desde que empecé a componer y que difieren bastante unas de otras. Era una etapa más ‘americana’. La diferencia entre antes y ahora es más que evidente y creo que muy positiva porque he notado una evolución a muchos niveles, y me siento representada con lo que hago. De hecho, hay canciones que hablan de cosas del pasado y forman parte de mi vida, pero lo bonito de la música es que puede vestirse y desvestirse, y algunos de esos temas antiguos se han modificado musicalmente para presentarse en directo desde esta nueva perspectiva.
El disco tiene 4 canciones. ¿Por qué este formato en concreto y no un larga duración? ¿De quién fue la idea?
– La idea era presentar algo muy grande en una caja muy pequeña. Algo comparable a un cortometraje en el cine. El hecho de contar una gran historia en menos tiempo hace la idea mucho más conceptual. Eso es lo que se buscaba, una píldora, reivindicar los discos pequeños como otra fórmula de igual valor que permita jugar de otra manera con la música, los formatos, los tiempos. Es algo que se está empezando a ver. ¿Por qué añadir más si ya has contado lo que tenías que contar? Creo que es bueno y necesario tener la libertad de escoger hasta dónde quieres contar tu historia sin necesidad de plantearte tener que cubrir huecos. Los dos conceptos se desarrollaron casi a la par, el volumen de material y el concepto que se buscaba. Si había ese material… el apellido sería EP.
Las cuatro canciones que aparecen en el disco son tuyas pero aparecen revestidas por distintos instrumentos. ¿Cómo ayudaron los colaboradores a darles forma?
– Son músicos que vienen de estilos muy diferentes, lo cual es un atractivo a nivel interpretativo porque me alucina la idea de mezclar sonoridades y que convivan, pero la composición es cosecha propia. Quizás el piano es un instrumento más complejo que hay que dominar para llegar a los niveles de composición que hay en el disco, el cual es complicado emular con la voz. Iago Mouriño ha sido clave, porque le hemos pedido locuras que él ha trasladado al piano con una gran facilidad, lo cual indica que comprende el proyecto y ha aportado mucho más de lo que podíamos esperar. El peso en cuanto a las canciones lo llevamos Xulio y yo. Además yo tengo carencias en las estructuras y a nivel rítmico estoy muy encorsetada en la guitarra, así que él es una pieza fundamental en ese sentido. Es muy creativo rítmicamente y a nivel de concepto; además me conoce mucho, así que todo lo mucho que ha aportado ha sido para sacar el máximo partido de las cosas que a lo mejor yo ni me imaginaba que se podrían hacer. Es la persona más creativa que conozco en muchos sentidos y aporta con su instrumento mucha personalidad en mis canciones, así que también son lo que son gracias a él.
¿Escogiste las cuatro que tenían una unidad, para poder presentarlas conjuntamente como La dramática historia de sus animales o viste esa unidad una vez tuviste claro cuáles iban a ir?
– Dos de ellas existían, eran temas que ya había tocado en algún directo, y simplemente sufrieron las modificaciones de los arreglos y las nuevas estructuras. Las otras dos llegaron durante el proceso, aunque los textos ya estaban más o menos planteados por algunas de mis caóticas libretas. Son cuatro historias muy diferentes pero muy concretas, con el sufrimiento como título. Es una pena que siempre sea más sencillo revivir los malos momentos que lo buenos.
¿Te sirven especialmente las metáforas con animales para expresar tu mundo interior, tus sentimientos?
– Mis letras suelen esconderse bastante mediante metáforas, no necesariamente a través de los animales, pero sí suelen ser muy orgánicas. En este caso, y aunque se trata de expresar sentimientos muy íntimos, los animales han servido de disfraz suavizante que necesita de un imaginario para poder expresar emociones que muchas veces son complicadas de expresar con palabras directas. Es un caso muy similar a esos sueños de imágenes freudianas que esconden esa parte tan oculta de nuestra personalidad para no hacernos daño conscientemente.
¿Es cierto que compones en castellano? ¿Cuál es la razón: la facilidad, para expresar mejor lo que quieres…?
– Los primeros textos, las primeras ideas, las compongo en mi lengua materna o en castellano. Es importante intentar expresar lo mejor posible la idea para que la traducción quede lo menos simplista y más fiel a lo que quiero contar. Si lo hiciese en inglés me vería muy atada a nivel expresivo.
Además de componer y tocar, también te encargas del diseño del disco. ¿Tenías claro desde el inicio cómo iba a ser, con las postales para cada canción con esos hermosos dibujos?
– Lo bueno de mis letras es precisamente eso, que es muy fácil pensar en imágenes cuando estoy haciéndolas. De hecho, cuando escribo siempre visualizo una imagen y la describo. Tenía clara cada simbología. Lo que me costó más fue elegir la técnica que iba a utilizar, pero no se puede tener claro todo desde el minuto cero, hay que dejar un poco fluir las cosas. A veces también llegan solas. Las postales simbolizan un poco esa idea de carta, de decirle algo a alguien desde la distancia, aunque yo creo que también quedarían estupendas bien grandes colgadas en la pared.
¿Contemplas la música como una parte más de tu personalidad artística o le das mayor importancia?
– La música siempre estuvo presente en todo momento a lo largo de mi vida, de un modo u otro. De mi familia no sé decirte alguien que no sepa cantar. Se puede decir que es una parte de mi personalidad artística muy importante, además de una necesidad vital. Lo fue desde pequeña. Aunque valoro y escucho muchos estilos musicales y sé disfrutar de ellos según en que momento, a un nivel más personal lo que busco en la música son emociones, mientras que en otros ámbitos busco algo más estético. No soy una persona que devore discos a grandes velocidades, más bien soy de las que gasta mucho tiempo hurgando en matices de un solo disco que me aporte lo que busco.
¿Qué otras facetas artísticas te interesan especialmente y en cuáles sientes que te expresas mejor?
– Me gusta mucho todo lo relacionado con la ilustración, el diseño, la fotografía…, pero en la música es en donde me siento más representada.
Supongo que harás presentaciones con banda, aunque hasta ahora se te ha visto más en solitario y en acústico con lo complicado que está el mundo del directo. ¿Cómo te encuentras más cómoda? ¿Lo ves como algo muy distinto o son simplemente dos formas de interpretar lo mismo?
– Distinto es, objetivamente. Toda esa instrumentación tiene un porqué, aunque el fondo, la letra y la melodía, sea la raíz del árbol, todas esas ramas y hojas definen su forma. Ya empiezo con las metáforas orgánicas… Son dos maneras de interpretar lo mismo y me siento cómoda en los dos casos, aunque siempre es más emocionante reproducir en directo la fuerza que tiene el disco con toda la banda apoyando. Si las canciones hubiesen quedado más desnudas e íntimas sería el caso contrario. Además de que los temas antiguos con la banda cambian mucho porque se han arreglado con la nueva instrumentación. Pronto nos podréis ver a todos.
¿Con quién te gustaría compartir escenario? Dicho de otra forma, ¿cuáles son tus referentes e influencias principales?
– El pasado año fui a ver a Sufjan Stevens y este año iré a ver a Bon Iver. Me encantaría poder compartir escenario con cualquiera de estos dos artistas. Favoritismo emocional.
¿Fue el cortometraje de 2005 Jane Lloyd, interpretado por Hannah Fraser, del que tomaste tu nombre? Si es así, ¿por qué te impactó tanto?
– Me gustó mucho porque, apoyándose simplemente en una banda sonora instrumental, resume y sintetiza todas las vivencias de Jane Lloyd basándose en la reiteración de su nombre que la acompaña desde su nacimiento hasta su muerte. Es otra manera de contar historias. Me recuerda un poco a la manera en la que construyo mis ideas; a veces simplemente son flashes de imágenes que bastan para construir una frase.
¿Cuáles fueron tus sensaciones una vez te dijeron que acababas de ganar el Proyecto Demo?
– Me quedé en blanco. Por suerte no me preguntaron nada en ese momento, hubiese sido toda una anécdota. Un minuto después pensé, “¡bueno, pues parece que no volvemos a casa hoy!”. A veces me paso de cerebral.
Por último, ¿cuál ha sido la mejor anécdota de este tiempo en la música?
– No suelo clasificar los momentos que vivo, ha habido muy buenas sensaciones en cada fase. Recuerdo con mucho cariño haber cantado “La brisa” con DePedro. Aunque no cuente como anécdota.