Piranesi. La memoria visionaria
por Alberto López Echevarrieta
Museo de Bellas Artes de Bilbao, del 19 de noviembre de 2012 al 10 de febrero de 2013
Pasa por ser la más completa exposición que se monta en España sobre una de las mayores personalidades artísticas de la historia del grabado: Giovanni Battista Piranesi (1720-1778). El título – La memoria visionaria– no puede ser más acertado, ya que el grabador italiano fue, además de arquitecto, un iluso al crear composiciones y paisajes que sólo existieron en su mente o se basaron en reales a las que aportó su particular toque de distinción. Nada menos que 251 grabados se presentan en una muestra que, a decir de Javier Viar, director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, ha sido difícil de montar dada la complejidad de las obras y, sobre todo, su gran número.
La pinacoteca vasca, que mantiene en pleno éxito su exposición dedicada a Botero, vuelve a dar en el clavo, como vulgarmente se dice, al colgar estas obras que son un previo del I Festival Internacional de Grabado Contemporáneo (FIG) que se celebra en Bilbao del 29 de noviembre hasta el 2 de diciembre. “Es un hito cultural para nosotros, ha señalado Viar, sobre todo por la dedicación que este museo tiene por esta especialización del arte. Ésta es la segunda gran muestra de grabado que se hace este año. En verano, tuvimos en cartel otra dedicada a Goya con fondos de nuestra propia colección”.
En el acto inaugural, el propio alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, gran erudito en arte, ha definido a Piranesi como “uno de esos raros autores que han dado un salto en su época, en este caso el siglo XVIII, para conectar de manera profunda con la modernidad. Un personaje singular, de los que se resisten a clasificaciones fáciles y encasillamientos convencionales. Existen en él tantos territorios creativos que se vinculan a la sensibilidad contemporánea y de formas de expresión actuales, que su figura es una referencia fácilmente reconocible y muy admirada en la vida cultural de nuestro tiempo”.
Piranesi
Giovanni Battista Piranesi cursó sus primeros estudios en Venecia. A los 20 años marchó a Roma y allí se quedó definitivamente, salvo algunas pequeñas escapadas que hizo a distintas localidades del entorno italiano. No es de extrañar, por tanto, que su primera serie de grabados estuviese dedicada a la ciudad de los canales. La tituló Obras varias de arquitectura y como tal se vendió, tan bien como sus Caprichos que vinieron a continuación.
Sin embargo, las series que han hecho historia llegarían más tarde y servirían para catalogarle como uno de los maestros: Las Cárceles imaginarias (1760) hoy modélicas en su género, no fueron apreciadas en su época, cosa que no ocurrió con Vistas de Roma que empezó en 1748 y siguió publicando hasta 1775. Ahí es nada: Realizar durante casi treinta años unos aguafuertes con representaciones de la Roma antigua con el éxito asegurado. Fue una época en la que estaban de moda las imágenes de ruinas del glorioso pasado de la capital italiana, por lo que Piranesi se volcó reflejando palacios, templos, arcos, basílicas, fuentes, calzadas, plazas… Y todo ello fruto de su invención o de la idea preconcebida que él debía tener sobre la vieja Roma.
Su dedicación a la arquitectura se evidencia en las magníficas perspectivas de sus estampas en las que refleja edificaciones quiméricas o reales y que, en su momento, recorrieron toda Europa. Juega en ellas con luces y sombras hasta crear un estilo propio que se caracteriza por un trazo fino con el que remarca cada elemento por nimio que sea hasta el punto de dotar al tema de una grandiosidad extraordinaria.
Fue un hombre de su tiempo, pues se interesó por cuestiones que también preocuparon a sus coetáneos, pero las trascendió hasta ocupar un lugar de privilegio en la posteridad, lo que le convierte en un visionario en el sentido más profundo y creativo.
La exposición
La muestra bilbaína está compuesta, como digo, por 251 grabados y una plancha grabadora original en cobre de las que utilizó el artista. Todo este material pertenece a la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Cagliari (Cerdeña) que guarda en su archivo una colección de 1.100 estampas de Piranesi. Es decir, la práctica totalidad de la obra del artista. Una de los primeros detalles que llama la atención del curioso es la perfecta conservación de los trabajos.
“En 1916 –nos ha dicho Gabriella Locci, comisaria de la exposición-, un empleado de la Casa Falconieri descubrió de forma fortuita toda la obra de Piranesi. Estaba perfectamente guardada y olvidada de todos. Cuando los especialistas analizaron el contenido de aquellas cajas se quedaron boquiabiertos porque habían dado con un tesoro”.
A partir de aquel momento se puso en marcha un enorme proyecto cultural a fin de dar a conocer la obra de este hombre que, a decir de Locci, fue el equivalente a Goya con sus grabados. El de Fuendetodos maestro en España y Piranesi su equivalente en Italia. Y ambos en la misma época.
La presencia en Bilbao de este material es, sin duda, una ocasión irrepetible para acercarnos con detenimiento a la complejidad y diversidad de la obra de este hombre al que su carácter de visionario le aporta el añadido de genio indiscutible. Su dominio del buril le permitió ahondar en aspectos curiosísimos de sus famosísimas cárceles o las antigüedades romanas perfectamente representadas.
La exposición se complementa con la proyección de un audiovisual en la misma sala que le detalla al espectador toda la técnica utilizada por Piranesi, así como una pantalla multitáctil que permite hacer un recorrido por la Roma creada por el artista. En el Auditorio del museo, y de forma gratuita, se ofrecen dos conferencias: El día 30 de noviembre el arquitecto Lucio Ortu disertará sobre “Utopía, arquitectura y dibujo después de Piranesi”, y el 1 de diciembre Lucia Siddi, doctora en Historia del Arte, hará lo propio con el tema “La difusión de grabados: un importante vehículo para la circulación de las ideas y la puesta al día de los artistas”.