José Ramón Anda: “Formas contra el tiempo”
por Alberto López Echevarrieta
Museo de Bellas Artes de Bilbao. Del 7 de mayo al 9 de setiembre de 2012
Treinta y nueve obras realizadas principalmente en madera componen la exposición “Formas contra el tiempo” que presenta el escultor navarro José Ramón Anda en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. La muestra, que por diferentes causas se ha demorado décadas, ve por fin la luz gracias al patrocinio de Iberdola. La selección, puesta a punto por el pintor Javier Balda, pretende dar a conocer la evolución del artista a lo largo de más de treinta años de trayectoria. Las obras se pueden ver en una de las principales salas de la pinacoteca y, dadas sus dimensiones, en el vestíbulo y en el exterior del edificio.
Manuel Marín, presidente de la Fundación de la entidad patrocinadora, ha mostrado su admiración por el trabajo de este escultor: “He quedado impresionado, sobre todo por sus trabajos en madera, ha dicho en la presentación. He de confesar que antes de ocupar este puesto hice un curso de rehabilitación en este material, especializándome en la reparación de muebles viejos. De ahí que muestre mi admiración por todos aquellos que tienen una capacidad creativa como la de Anda. Considero que el suyo es un trabajo impresionante del que destaco, a título personal, las esculturas móviles”.
El artista
José Ramón Anda (Bakaiku, Navarra, 1949) pertenece a una familia de tallistas por lo que ya a muy temprana edad empezó a conocer las cualidades de las distintos tipos de madera, especialmente roble, castaño, nogal, boj y cerezo. A fin de cuentas, madera era lo que siempre había tenido a su alrededor en los bosques del entorno. Estudio cuatro años en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando para centrarse de inmediato en la representación expresionista del cuerpo humano.
Estando aún en esta escuela modeló en barro la escultura Kirolari zaharra (Viejo deportista) que luego pasaría al poliéster y finalmente a ese atractivo bronce que en la actualidad se puede ver en el exterior de la pinacoteca bilbaina. Gracias a una beca se trasladó a Roma para completar su formación con destacados artistas italianos contemporáneos como Arturo Martini, Marino Marini y Giacomo Manzú, que con posterioridad influyeron en su carrera.
Oteiza, que conoció a Anda en el Madrid de los años setenta, mostró siempre una acusada admiración por la obra del navarro, inculcándole sus teorías espacialistas que éste pronto pondría en práctica, como las influencias de su colega Max Bill, discípulo suizo de Walter Gropius en la Escuela de la Bauhaus.
Todas estas corrientes sirvieron para que José Ramón Anda adquiriera un pleno conocimiento del tratamiento artístico y tuviera claro el camino a seguir sobre todo a la hora de trabajar la madera. Su concienzuda labor está fuera de la inmediatez del mercado si bien es compatible con la actualidad a pesar de la intemporalidad de las obras.
La obra
Para Javier Balda, comisario de la muestra, “Anda es una figura singular en el desarrollo de la escultura vasca reciente. Su trabajo tiene una relación íntima con la escultura renacentista y de vanguardia, es un ejercicio lento de reflexión y realización adaptándose a las materias con las que trabaja. Tiene un dominio de la tecnología artesana y valoriza la idea de la artesanía”.
La selección llevada a cabo para esta ocasión está compuesta por tres murales (Ikut nazakezu, Sol entre nubes y Luna entre nubes), seis obras de la serie “Planos cruzados” en madera de nogal caracterizadas por la relación entre curvas y planos, otras tantas de la serie “Troncos huecos” de la década de los 80 para la que utilizó ejemplares extraordinarios de robles centenarios, tres mesas metálicas de hierro con voluntad de crecer en escala, dieciocho piezas de pequeño tamaño de la serie “Quiero hacerme mayor” (en realidad maquetas de lo que en un futuro pueden ser producciones a gran escala), el formidable Miracielo segoviano del vestíbulo y las dos obras del exterior, Kirolari zaharra e Ikusmira, ésta última recién salida del horno de Alfaarte.
“Este trabajo es un ejercicio lento de reflexión y de ejecución, en el que las obras forman parte de un delicado y prolongado proceso de preparación constante, pero espaciado, que respeta la naturaleza de los materiales que utiliza como soporte y se adapta a ellos, desvelando esa materia con aparente sencillez y oficio, como una sintaxis del objeto”.
A diferencia de otros autores, Anda es partidario de que el público toque su obra para que pueda apreciar el trabajo minucioso realizado con unos materiales a los que ha mimado proporcionándoles una identidad muy nítida y en los que están presentes los lenguajes de la escultura abstracta de las vanguardias, con especial atención a la arquitectura moderna y al diseño nórdico europeo.
Balda resalta que “todas las obras de Anda contienen sus ideas esenciales y permanentes: la medida de la pieza en relación con la escala humana; el aura de la escultura, como objeto, en el lugar que ocupa; la contención de los materiales para el propósito de la obra; la permanencia de la naturalidad y el clasicismo; y finalmente, la innovación formal y el riesgo de lo moderno”.
“Formas contra el tiempo” es una oportunidad excepcional para conocer a un artista que se prodiga poco por los escenarios del arte y que, sin embargo, merece una atención especial. La muestra, presentada de forma muy acertada, puede considerarse uno de los hitos de la pinacoteca bilbaína en la programación de la presente temporada.