«La maleta mexicana»
por Alberto López Echevarrieta
Museo de Bellas Artes de Bilbao, del 27 de febrero al 10 de junio de 2012
Tras el éxito conseguido en el Museu Nacional d’Art de Catalunya en Barcelona, la exposición La maleta mexicana: El redescubrimiento de los negativos de la Guerra Civil española de Capa, Chim y Taro llega a Bilbao en un periplo por diversas capitales a las que se unirán Madrid (este verano en el Círculo de Bellas Artes) y París (el próximo año en el Museo de Arte e Historia del Judaismo). En ella y por primera vez se puede ver una parte hasta ahora desconocida de la obra fotográfica de tres artistas: Robert Capa (1913-1954), David Seymour Chim (1911-1956) y Gerda Taro (1910-1937). Todo un homenaje a los fotógrafos de prensa, sobre todo a los que, exponiendo sus vidas en los frentes de guerra, dejan como testimonio una obra documental que constituye la mejor acta notarial de lo ocurrido en los frentes.
En este caso son tres extranjeros que trabajaron en España en la convulsa época de la Guerra Civil, tres arriesgados reporteros gráficos que utilizaron sus cámaras para plasmar el terror y la miseria de –en palabras de Iñaki Azkuna, alcalde de Bilbao- “la mayor tragedia de España, una guerra de exterminio tremendamente cruel en los dos bandos, una guerra incivil, como la llamó don Miguel de Unamuno”. El acto de presentación, en el que también estuvo presente Blanca Urgell, Consejera de Cultura del Gobierno vasco, sirvió para agradecer a estos tres fotógrafos su vocación y sacrificio, gracias a los cuales hoy podemos ver en imágenes el desastre al que nos llevó aquella sublevación militar.
La aventura de unos negativos
La maleta mexicana es simplemente un título, porque, en realidad, se trata de tres cajas llenas de negativos de los tres fotógrafos. Se habían dado por perdidas en 1939 y han permanecido en paradero desconocido hasta 1995 en que aparecieron en Ciudad de México. Contenían 165 carretes con casi 4.500 impresiones de enorme valor documental. ¿Dónde estuvo ese material durante nada menos que 56 años?.
“Gerda murió en Brunete en 1937 y sus compañeros Capa y Chim, al acabar la guerra, marcharon a Francia obligados por el resultado de la contienda, pero convertidos en los reporteros gráficos más importantes de contienda, indica Cynthia Young, conservadora adjunta del International Center of Photography de Nueva York y comisaria de la muestra. Sus fotos se habían publicado en los principales periódicos y revistas del mundo. Sin embargo, el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial provocó su huída de Francia. Este éxodo debió ser precipitado, ya que tuvieron que dejar muchos negativos a buen recaudo en espera de poder sacarlos del país”.
El relato de la investigadora sitúa a Capa escapándose de París poco antes de la entrada de las tropas nazis. En su estudio dejó un material valiosísimo que no pudo llevar consigo entre el que se encontraban tres cajas de negativos con carretes impresionados por él y por sus compañeros Chim y Gerda entre mayo de 1936 y marzo de 1939. También había fotos de su amigo Fred Stein. Capa confió a su colaborador Tchiki Weiss para que sacara el material de la Francia ocupada. Éste cargó las tres cajas de negativos en una mochila y trató de alcanzar la ciudad de Burdeos con la intención de enviarlas a México por barco. Algo no le salió bien o lo vio muy difícil en el último momento, ya que regresó a París y volvió a esconderlas. Ya había muerto Capa cuando el portador confió el tesoro documental al embajador de México en la capital gala, un general que trasladaría la carga a su país.
Se pierden datos hasta que en 1995 aparecieron las cajas en un apartamento de Ciudad de México. Una vez abiertas se descubrió el tesoro documental que contenían: El más importante conjunto de negativos recuperados del siglo XX.
La importancia del legado
Examinados los negativos se pudo comprobar su importancia documental, ya que reflejan la fase completa de la Guerra Civil, desde sus prolegómenos. También queda claro que los tres fotógrafos sabían muy bien lo que hacían y a tal efecto se distribuyeron el trabajo, de forma que Capa y Gerda cubrieron los frentes, mientras que Chim se diferenció de sus compañeros en su interés por mostrar rostros y actitudes de las personas que no participaban en la lucha armada. Sus retratos reflejan el estado de ánimo de los soldados en la retaguardia o el duro trabajo de los campesinos. El fotógrafo era consciente de la complejidad política de la guerra, por lo que inflamó en sus imágenes todo un significado pleno de matices.
Se desplazó a Bizkaia para visitar el monasterio de Larrea, en Amorebieta, donde los monjes habían abierto el claustro a los soldados leales al gobierno, en contraste con el resto de la Iglesia en España que respaldaba a Franco. Chim fotografió el patio, con monjes y soldados, así como el interior del recinto y la vida cotidiana de los religiosos, evidenciando una vez más que los católicos vascos apoyaron firmemente a la República, debido, entre otras cosas, a la promesa de un gobierno autónomo. En otra localidad, Güeñes, documentó el exterior de la iglesia de Santa María y a un cura por la calle. De Gernika nos dejó la imagen del roble centenario que para los vascos es un símbolo de libertad. Fueron muy pocas las fotos que se publicaron de esta serie. El resto de este rollo y el siguiente muestran los cuidadosos preparativos de una misa al aire libre cerca de Lekeitio y el oficio religioso en sí. Entre los soldados vascos era habitual oír misa antes de entrar en batalla. Este tipo de imágenes, que presentaban a los combatientes republicanos como hombres religiosos, fueron básicas como propaganda para la prensa francesa y se difundieron ampliamente. También los retratos de los pescadores armados que protegían la zona de piratas y barcos enemigos, como los que capturaron el barco alemán Palos, lleno de suministros para el ejército de Franco.
La exposición se centra también en la obra de estos fotógrafos en distintos frentes españoles completándose con la proyección de dos audiovisuales, uno de ellos extraído del noticiario The March of Time y el otro titulado Con la Brigada Abraham Lincoln en España, de Cartier-Bresson y Kline. De interés también el largometraje La maleta mexicana (Trisha Ziff, 2011) donde se cuenta la aventura de estos negativos.