Rafael Bacigalupe: “Bilbao, nuestro gran Bilbao”
por Alberto López Echevarrieta
Ediciones Beta III Milenio, S. L., 2011, 208 páginas
Hay autores que escriben las guías de las ciudades sobre plano, con fotografías y datos sacados de un lugar y otro. En el caso presente, Rafael Bacigalupe Aguirre se ha pateado durante un año y medio la Villa de Bilbao para registrar en un libro sus experiencias. Lo ha hecho tomando apuntes escritos “in situ” acompañado siempre de una máquina fotográfica. El resultado es un libro que, con el título de “Bilbao, nuestro gran Bilbao”, es algo más que una guía al uso: Es un recorrido por la que ha dado en llamar “ciudad museo” en el que se reflejan sus experiencias y los fortuitos encuentros con detalles que suelen pasar desapercibidos a los peatones en el apresurado ir y venir cotidiano.
“Efectivamente, ha sido el trabajo de mucho tiempo, dice el autor, hasta conseguir una obra que es algo más que una guía. He tratado de hacer una descripción de Bilbao a través de sus edificios más conspicuos y de todos los monumentos que últimamente han ido surgiendo en nuestro entorno”.
Andarín vocacional
Rafael Bacigalupe es bilbaíno de pro. Posiblemente sea el hombre que más sepa sobre el baloncesto vasco ya que durante muchos años ha sido cronista de este deporte. Claro que tampoco le ha hecho ascos al montañismo. Es un montañero consumado, cualidad que, en este caso, le ha servido para, como dice, escribir una especie de enciclopedia en la que se describe una capital a través de su paisaje urbano. “Bilbao ha cambiado muchísimo en los últimos veinticinco años, cuando se vio que la industria siderúrgica que la había enriquecido tocó techo sumiendo a la Villa en una apatía y desgana peligrosísimas. Surgió el Museo Guggenheim, que fue el principal motor impulsor y, a partir de ese momento, entró en una dinámica que le ha llevado a ser ejemplo de regeneración. Una prueba la tenemos en los turistas que a diario nos visitan y que comprueban la modernidad de sus obras, la comodidad de sus calles y alamedas… En fin, que de ser un desastre se ha pasado a modelo de ciudad cómoda y agradable de la que todos nos sentimos orgullosos”.
Bacigalupe siente también una innata pasión por las artes, especialmente por la pintura y la poesía, de forma que su curiosidad arquitectónica se ha visto acrecentada con el interés cultural de cada uno de los detalles analizados.
“Hay muchas fachadas que poseen efigies o estatuas que pasan desapercibidas al paso del peatón como no levante la vista. Me he llevado muy gratas sorpresas en este sentido, sobre todo en los edificios del Casco Viejo donde parecen esconderse en la estrechez de algunas calles. Sin embargo, están ahí desde hace siglos pidiendo un mínimo de atención”.
Firmas internacionales
El autor muestra su admiración por la modificación estructural experimentada por Bilbao en poco tiempo, pasando de ciudad gris (en todos los aspectos) a un lugar muy agradable para vivir, en el que los espacios verdes, la limpieza y la conciencia ciudadana se dan la mano con el aspecto rejuvenecido de sus viejos edificios y el atrevimiento de las nuevas estructuras. El prodigio ha sido posible gracias a la intervención de arquitectos de fama universal, como Frank O. Ghery (Museo Guggenheim), Arata Isozaki (Isozaki atea), Norman Foster (Metro Bilbao), Rafael Moneo (Biblioteca de la Universidad de Deusto), Dolores Palacios y Federico Soriano (Palacio Euskalduna), Santiago Calatrava (Puente Zubi-zuri), P. Stark (La Alhondiga), Mariscal y Aurrekoetxea (Hotel Dómine), César Pelli (Torre Iberdrola), J. C. Guerra e IBM Arquitectos (Biblioteca Foral), etc.
“No es ninguna exageración decir que en la actualidad Bilbao es una ciudad-museo, porque junto a los arquitectos contemporáneos de indiscutible impacto, tenemos a los clásicos que dejaron su impronta en edificios que, tras sus restauraciones, presentan aspectos muy brillantes. Me refiero a Ricardo Bastida, Emiliano Amann, Manuel María Smith, Joaquín Rucoba, José María Basterra, Severino Achúcarro, Pedro Ispizua, Manuel I. Galíndez, Enrique Epalza, el Marqués de Cubas y un largo etcétera. Junto a las construcciones, tenemos en nuestras calles, al aire libre, obras de Serra, Vicente Larrea, Oteiza, Chillida, Dalí, Benlliure, Macho, Quintín de Torre, Lucarini, Durrio… Todo ello conforma un conjunto de extraordinario valor no sólo arquitectónico, sino también cultural”.
Bacigalupe coincide al afirmar que esta transformación se ha llevado a cabo con una acertada gestión municipal, transparente y sin deuda alguna.
“Este “milagro” ha propiciado lo que podríamos denominar “orgullo bilbaíno”. Lo he palpado a la hora de hacer entrevistarme con vecinos que me han facilitado información y ayuda a la hora de sacar las fotografías. Coincide también con la amabilidad de sus gentes, prestas siempre a la colaboración para que un libro como el presente pueda realizarse”.
“Bilbao, nuestro gran Bilbao” está profusamente ilustrado a todo color y cuenta con una portada que reproduce la clásica baldosa bilbaína formando un atractivo puzle que nos deja entrever lo que el interior da de sí. Se incluye asimismo una detallada relación de todos los alcaldes que ha tenido la Villa desde el siglo XVIII y su permanencia en el cargo. En resumen, una obra indispensable para conocer a fondo el Bilbao actual.