La subversión de las imágenes. Surrealismo, fotografía y cine
por Julia Sáez-Angulo
La Fundación Mapfre presenta la exposición La subversión de las imágenes. Surrealismo, fotografía y cine, que podrá verse en la sala Recoletos. La exposición, realizada en colaboración con el Centre Pompidou y el Fotomuseum Winterthur, presenta más de 400 obras que muestran el encuentro del movimiento surrealista con la fotografía como lenguaje y como obra de arte. La exposición invita a sumergirse en el proceso de investigación y descubrimiento que vivieron los miembros de esta corriente, cámara en mano, mientras forzaban los límites de estos medios para lograr sus fines.
En la presentación a los medios informativos han participado el Presidente del Instituto de Cultura de Fundación Mapfre, Alberto Manzano Martos, su Director General, Pablo Jiménez Burillo, los comisarios de la exposición Quentin Bajac, Conservador Jefe del Departamento de Fotografía del Centre Pompidou y Clément Cheroux, Conservador del Departamento de Fotografía del mismo centro.
La exposición se articula en nueve secciones en las que se entremezcla la obra fotográfica con diferentes cortometrajes y otro tipo de documentos, para poder reflejar de manera simultánea cómo determinados motivos u obsesiones se repetían en todos los ámbitos de actuación en que trabajaban.
Con objeto de ampliar y hacer accesible al público general los contenidos de la exposición, se presenta una página web monográfica sobre la misma. Desde la dirección www.exposicionesmapfrearte.com/subversion los internautas podrán realizar un recorrido por la muestra y sus obras más destacadas. Asimismo, se podrán descargar un extracto del catálogo y acceder a la información sobre los talleres y visitas.
El surrealismo nació después de la primera guerra mundial. En 1925 la sitúan algunos historiadores, sin pretender hacer arte sino mirar la realidad de modo distinto, subvertido. Movimiento de subversión y revolución. El movimiento, liderado por André Bretón, se deshizo tras la segunda guerra mundial cuando unos se sintieron troskistas, otros estalinistas y otros se desmarcaron de la revolución soviética del 17.
Hay que cambiar la mirada
El Surrealismo, nacido en París, tuvo una expansión internacional muy rápida lo que le llevó a manifestarse en diferentes países como Bélgica, Checoslovaquia y otros. “Hay que cambiar la vida”, decía Rimbaud, a lo que los surrealistas añadieron: “Hay que cambiar la mirada”.
La fotografía y el cine fueron campos donde mejor se aprecia aquel movimiento de subversión a base de acentos lúdicos, irreverentes, azarosos o trascendentes, mucho mejor que en la pintura según declaró el comisario Cheroux. El primer fotomatón apareció en París en 1921 y con él, con los ojos cerrados, los surrealistas hicieron collages y quisieron demostrar que había que mirar de otra manera. La relación de la foto y la vida se hace porosa para ellos y de esto da cuenta la exposición. “Ver es un acto” señaló Paul Nougé.
“La belleza será convulsiva” escribió Bretón y así se aprecia en buena parte de las piezas expuestas. Louis Aragón señaló que “el vicio llamado Surrealismo consiste en el uso desordenado y pasional del estupefaciente imagen”.
Fotografías, imágenes y documentos a tres alturas dan cuenta al espectador de la manifestación plástica del Surrealismo una teoría revolucionaria y subversiva en Manifiesto, que se fue diluyendo paulatinamente hasta quedar en simple referente de la moda y la publicidad en nuestros días. Picasso apenas si se interesó por este movimiento.