Anselm Kiefer invitado
por Alberto López Echevarrieta
Museo de Bellas Artes de Bilbao, del 27 de setiembre de 2011 al 8 de enero de 2012
Sefer Hechaloth / Siete palacios (2002), de Anselm Kiefer procedente del Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, se exhibe en el Museo de Bellas Artes de Bilbao dentro de su programa La obra invitada con el patrocinio de la Fundación Banco de Santander. Este trabajo del artista alemán, también conocido como El libro de los siete palacios celestes, está considerado como una de sus más sobresalientes obras, sobre todo por el hondo significado que encierra y sus gigantescas dimensiones (381,6 x 280,6 x 30,5) que han precisado un transporte especial para su traslado a la capital vasca.
Once peldaños
Aparentemente son once peldaños formados por otras tantas baldas que, siguiendo un trazado en “ese”, van de la parte baja a su extremo superior. En cada una de ellas hay un libro a medio quemar. ¿Qué ha querido plasmar Anselm Kiefer (1945) en una de sus más expresivas obras? Para Antonio Rivera, viceconsejero de Cultura del Gobierno vasco, “es un trabajo que hay que verlo bajo estos aspectos: Sus dimensiones, su temática y las formas y recursos empleados”. Posiblemente el tema sea el más indicativo de los tres, ya que se aprecia en él una querencia por la mitología mesopotámica y judaica que se transmite a través de ese ascenso a la sabiduría que se observa en la escala.
Es un cuadro importante en el que el artista utiliza óleo, acrílico, emulsión, metal, papel y plomo sobre lienzo con colores opacos para significar mundos a caballo entre lo místico y lo esotérico. Resume en cierta forma la última trayectoria de Kiefer en la que posiblemente la Historia de su país pesa sobre él. Téngase en cuenta que nació poco antes de finalizar la Segunda Guerra Mundial y vivió las penurias de la reconstrucción alemana con las sospechas en los supervivientes de haber colaborado con el III Reich.
Tal vez por esta razón estén presentes los libros quemados que el artista sitúa como elementos básicos para alcanzar el Juicio Final. Es más, Kiefer ha dejado claro que si en el traslado de la obra se estropea alguno de los once libros que la componen, adjunta otros tantos en buen estado para que la pinacoteca los brasee y puedan sustituir a los impresentables.
Y al final la luz
Para Ana Sánchez-Lasa, conservadora-jefe del museo bilbaíno, Siete palacios representa el proceso de superación del ser humano. Aquí está la cábala, la Biblia, el judaísmo… Son peldaños que llevan al Juicio Final. Once en total; los primeros numerados y difusos y los últimos perfectamente modelados. Y sobre cada escalón un libro quemado, como quedaron aquellos 20.000 ejemplares que sucumbieron a las llamas nazis en la noche del 10 de mayo de 1933, cuando autores como Gorki, Freud, Marx, Wells, Proust, Hemingway, Engels, Zola y otros más fueron condenados por sus tendencias marxistas, su ascendencia judía o atacar los principios básicos del nacionalsocialismo.
Fernando Francés, director del Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, coincide al afirmar que las fuentes temáticas de inspiración en las que ha bebido el artista hay que buscarlas en la historia reciente de su país, la mitología germánica, la alquimia, la filosofía, la Cábala y la Biblia.
Junto a Siete palacios se ha tenido el acierto de colgar Calabazas, de Miquel Barceló, así como obras de otros artistas alemanes contemporáneos de Kiefer, como Marküs Lüpertz, Sigmar Polke y Georg Baselitz. Para Javier Viar, director de la pinacoteca bilbaína, “existe una notable relación entre Barceló y Kiefer basada principalmente en el tratamiento de la materia”.