Rita Indiana: Papi
por Mercedes Martín
Periférica, Cáceres 2011
Cuando lees Papi un torrente de imágenes te saltan a la cara y todavía no te has repuesto, estás en el suelo tratando de levantarte y siguen y siguen saltándote a la cara las imágenes, de perfil, desde arriba, a toda velocidad, despacio, las mismas cosas vistas desde unas cuantas perspectivas. Frases que no se agotan, conceptos que no se acaban, pero la historia continúa, hay que seguir a las imágenes, vas corriendo entre los párrafos. Las palabras se mofan de todo, pero también saben ser sensibles, aquí ternura, aquí caricatura. ¿Cómo puede haber tanta creatividad en el lenguaje de alguien?
Rita Indiana es una artista dominicana que canta, compone, diseña su ropa y escribe, escribe rápido y fácilmente. Se sentó y acabó la novela en tres meses. Se la publicaron en 2005, pero llega a España ahora. Es como un gran rap. Es como un electro mambo. Allí metió, según dice, todo lo que “le jode y le fascina” como en un muñeco de vudú. Dice que el español dominicano es como los barrios de favelas, crecen y crecen de manera caótica, pero rica y visual, sensual, arriesgada. Es verdad. El español de todas partes marcha demasiado rápido, los diccionarios no pueden alcanzarlo.
La novela describe un tipo de vida lujosa en medio de la miseria, un tipo mafioso, inmensamente rico, tan rico que en su barrio pobre lo veneran, lo persiguen, intentan que les favorezca de algún modo, que les lance un anillo, que les regale uno de sus coches. Un tipo duro, pero blando con los suyos, con los pobres de su barrio. Lo tienen en un altar, como a un santo, le van a visitar para que les solucione sus problemas, para llevarse algo de comer, para que se les pegue el lujo, para sentirse vivos. Pero no, no habla sólo de esto. La novela la cuenta la hija del mafioso, que tiene ocho años, lo cuenta todo como una caricatura, sin acritud, pues la niña sólo tiene ocho años, pero no deja de ser una caricatura, una especie de danza macabra donde todos acaban con los dientes en el suelo, también el “papi”. Una caricatura del patriarcado, del lujo, de la pobreza. Los pobres se arrastran, el macho latino lleno de cadenas de oro y coches de lujo tiene que huir de sus novias, las novias hacen cola para probar la paternidad del macho y llevarse algo de dinero. La casa del macho latino es una especie de templo, todos hacen cola en la puerta y parece que van a rezarle. Él hace tiempo que se ha ido, pero lo sustituyen por un muñeco o por otro que se parece a él, para seguir recibiendo pobres, para seguir inaugurando centros comerciales, para seguir haciendo dinero.
De repente, de la caricatura de los pobres yendo a rezarle al rico, pasamos a un videojuego donde se dan las instrucciones para escapar de las novias, o de los feos, o de los malos malísimos. Cómo conseguir los hechizos para ahuyentar todos los peligros. Cómo avanzar en la novela: hacia delante qué te encuentras, hacia atrás qué hay, ten cuidado de no saltarte ningún personaje, todos son importantes y puede que den algún consejo para llegar a la siguiente fase. Vete a la página tal y cual. La novela-videojuego vuelve a la novela-caricatura: En la imaginación de la niña rica pija y adicta a los videojuegos y la televisión todo vale, todo se transforma en cualquier cosa de un momento a otro. La niña vuelve a ser niña de ocho años con padre rico santo-mafioso y tiene que huir de la poli o de los malos y lanzar bombas y chupa-chups a los enemigos.
La novela de Rita Indiana no es una novela, es una peli y un videojuego, y un electro mambo y una favela, y es la realidad y la caricatura. Prepárese para la lectura.