Cardigan Bridge, curando el alma
por Xavier Valiño
Rebeca Ponte, con su nombre real o el de su encarnación musical Cardigan Bridge, puede que no suene todavía demasiado en el mundo de la música. De todas formas, con una amplia experiencia detrás en distintas facetas artísticas, Rebeca editó el año pasado un primer álbum, On the Windowsill, que lleva presentando en directo todo este tiempo en muy distintos escenarios.
Hace pocos meses editaste tu debut. Cuéntanos cuándo empezaste a tocar, cuándo diste tus primeros conciertos y cómo surgió la oportunidad de grabar tu primer disco.
– Hace ya muchos años que hago canciones, composiciones para otros artistas que han acompañado en directo interpretaciones de danza contemporánea o teatro, como la IX Mostra Unión Fenosa, o proyecciones de fotógrafos como el catalán Jordi Oliver, etc., pero nunca me había planteado ni grabar ni sacar al mercado un disco con mis temas. Fue todo una casualidad, una coincidencia, pues un gran amigo mío y arreglista, Nacho Varela, abrió su propio estudio y así, sin contar, decidimos grabar mis canciones. Lo que ahora conocéis como On the Windowsill era un proyecto sin grandes pretensiones, otro proyecto más aparte de exposiciones y temas artísticos que hago, que al final ha tomado un camino diferente, un resultado que a mí misma me ha sorprendido.
Se trata de una autoedición. ¿Fue la idea desde el principio o lo intentaste con alguna discográfica?
– No intenté presentarlo a ninguna discográfica porque realmente la idea era hacer un disco para mí, para mostrarlo en un par de directos a mis conocidos y amigos, disfrutar de mis composiciones en sitios que me resultaban apetecibles para compartir mi trabajo, poco más, y después ha desembocado en lo que hoy es Cardigan Bridge. Una cosa ha llevado a otra, un concierto a otro y… ¡aquí estamos!
Además de componer y tocar, también te encargas del diseño del disco. ¿Qué otras facetas artísticas te interesan especialmente?
– En realidad soy artista plástica, y como tal figuro en el Catálogo Nacional de Arte. Me gano la vida desarrollando comisariados de exposiciones y proyectos vinculados con la cultura y el arte. Estudié Artes Plásticas en París y ésta es mi vida, por eso disfruté tanto seleccionando las fotos y el diseño de la portada y otros detalles. Me encanta la fotografía; tenemos un estudio fotográfico familiar en el que trabajo muchas veces, así que al final todas las artes se enhebran conformando un patchwork en el que todo lo que despierta mi sensibilidad se une: pintura, poesía, fotografía, música….
¿Cómo ha sido recibido el disco en este tiempo? ¿Han aumentado los conciertos?
– Estoy muy sorprendida. Algunas frases sobre mi trabajo me han conmovido. Si he de ser sincera, que alguien de la talla de Nonito Pereira compare mi trabajo con el de June Tabor, evidentemente me toca el corazón, y que publicaciones de tanta repercusión como la vuestra, la Vanguardia, la Información o tantas radios me entrevisten por el disco, sí que me deja un poco alucinada. Sobre todo, cuando de lugares tan dispares como Vinarós, Madrid, Barcelona o Nueva York me llegan propuestas para participar con mi música. Más de 40 conciertos en los últimos ocho meses… No puedo estar más que agradecida por tantas oportunidades.
Supongo que tocas más en solitario que con banda, con lo complicado que está el mundo del directo. A veces también te acompaña tu guitarrista, Fran. ¿Cómo te enfrentas al directo según los distintos formatos?
– En un 70 por ciento de los conciertos voy sola, por un tema práctico y de la agenda propia de mis amigos músicos, y que al fin y al cabo mi formato es de cantautora, desnudo y sencillo como lo son mis composiciones. Cuando Fran Brea o Gonzalo Montero, mis guitarristas, pueden acompañarme, entonces el formato se enriquece. Me permite interpretar, variar y que los conciertos también sean diferentes. Yo no tengo banda. ¡Por ahora no me la puedo permitir! Como sabéis, es muy complicado tanto por la exigencia económica del mercado como por la cuestión práctica de coordinar a los músicos.
Has acompañado recientemente a Bart Davenport en su gira gallega, abriendo sus conciertos y cantando canciones con él. ¿Cómo ha sido la experiencia?
– Única. Bart Davenport es de una categoría superior, tanto por su formación musical como por su calidad interpretativa sobre el escenario, pero sobretodo por su calidad humana, que es al fin y al cabo lo más importante de la vida. Ha sido un auténtico lujo para mí acompañar a alguien de su nivel en salas en las que no había tocado antes.
¿Con quién te gustaría compartir escenario? Dicho de otra forma, ¿cuáles son tus referentes e influencias principales?
– ¡Qué decir! ¡La mayoría de mis referentes ya no están! Ella Fitzgerald siempre me ha acompañado con su “Sophisticated Lady”, me encantaría cantar con Tracy Chapman o la increíble Lorena McKennith, ¡pero yo parecería la prima pobre! Ja, ja. Un dúo con Buffy Saint Marie cantando el tema “Fallen Angels” sería ‘amazing’.
Jane Boyd, de la que no estás muy distante por la música que hacéis, acaba de ganar la final del Proyecto Demo. ¿Te ves participando el próximo año? ¿Te parece buena idea lo de los concursos para darse a conocer?
– Mi intención nunca ha sido presentarme a concursos, por eso mi disco es autoproducido. Creo que uno debe apostar por su propio trabajo aunque ello requiera esfuerzo y dinero. De todos modos, hoy en día a nivel de costes casi cualquiera puede tener su propio disco en el mercado, con mayor o menor repercusión. Después, el tiempo, el público y la suerte deciden. En concreto, cuando vi las bases del concurso no me estimuló y no me presenté, pues no me vi a mi misma concursando. Yo ya tenía mi disco en el mercado, lo había presentado en FNAC, no lo vi claro, pero no descarto presentarme a otras convocatorias o concursos especializados. ¡Claro que sería genial ganar un concurso! Me alegro mucho por Elba, ¡tiene un directo rotundo! A mí me encanta su voz, tan personal. Aunque compartimos ciertos rasgos, somos muy distintas en cuanto a formato de directo se refiere. Creo que su formato sí encaja en ese concurso, pues su propuesta era una maqueta y así se le abrirán multitud de oportunidades para mostrar su directo, que es su gran carta de presentación por su increíble dominio del registro de voz.
¿En qué medida te compensa hacer música? ¿Cómo lo llevas en estos tiempos tan revueltos?
– Siempre compensa; no todas las compensaciones de la vida se pueden medir económicamente. La música cura el alma, la del que compone y la del que la escucha, te acompaña. Los tiempos están revueltos, sí, pero también son estos cruces de caminos los que sacan lo mejor de cada uno. Creo que estoy cubriendo un hueco, lo que se llama un ‘nicho’ en lenguaje de marketing, sin haberlo buscado. Por mi conexión previa con el mundo del arte y la literatura y también de la moda, mi música está sonando más fuera de los circuitos habituales que en las salas de conciertos: pasarelas de moda, presentaciones literarias, en museos, etc.
Por último, ¿cuál ha sido la mejor anécdota de este tiempo en la música?
– Haber cantado en OFF Broadway, en el Teatro Gene Frankel de Nueva York, el pasado septiembre, como parte de la obra de teatro The Diva, de la mano de la genial actriz Ana Asensio; protagonicé el papel de la cantante de cabaret Misttinguett. Fue un sueño hecho realidad, acompañada de un pianista de la talla del concertista George François. Cuando se encendían las luces y los acordes del piano de George hacían sonar “Mon homme” tenía que empezar a cantar en francés. Parecía que de pronto todos viajábamos en el tiempo. Fue una experiencia inolvidable.