René Magritte, invitado en Bilbao
por Alberto López Echevarrieta
Museo de Bellas Artes, del 5 de julio al 29 de setiembre de 2011
La obra La belle société, de René Magritte y propiedad de la Fundación Telefónica, cuelga este verano en el Museo de Bellas Artes de Bilbao dentro de su programa “La obra invitada”, uno de los grandes logros de esta pinacoteca. Gracias a él se acerca al público obras temporalmente cedidas por otras instituciones que son presentadas en solitario o en el contexto de la obra permanente. Desde que se inició en el año 2001, son, con ésta, 39 las obras que se han dado cita, correspondiendo sus autorías a Berruguete, Zurbarán, Van Dyck, Tintoretto, Canaletto, Fortuny, Monet, Sorolla, Picasso, Chillida, Rubens, Arellano, Turner, etc.
Magritte
En esta ocasión se presenta una obra de René Magritte (1898-1967), uno de los artistas más representativos del surrealismo y más fácilmente identificables por el gran público, ya que sus composiciones se caracterizan por la utilización de objetos cotidianos en medios totalmente inusuales. Conocido por la capacidad subversiva y crítica de sus análisis lingüísticos y la conceptualización de la imagen, fue la primera persona que transformó la imagen poética en poema plástico.
Como poeta de la imagen, Magritte nunca dejó de cultivar paradojas y contradicciones. Con sus obras, sus textos, sus entrevistas, sus fotografías y correspondencia, construyó un mundo en el que la evidencia se tornaba en engaño al ofrecer un testimonio de las convenciones sobre las que se constituye la realidad. Su obra, subversiva como digo, pero nunca unívoca y siempre en perfecta transformación, desvela la insignificancia del ser humano en su apariencia burguesa estereotipada.
Las imágenes poéticas de Magritte expresan una actitud fundamental intensamente anarquista al cultivar las contradicciones y los dobles sentidos tras la máscara del pequeño burgués. Diríase que transforma la banalidad en un arma muy efectiva. El sobrero bombín, las caracolas, las aves, los cielos nubosos, la pipa… son elementos simbólicos que este artista, más dadaísta que surrealista, utiliza intencionadamente hasta hacerlos característicos de su obra. Quiere así hacer de la pintura un instrumento que sirva para profundizar el conocimiento del mundo, pero un conocimiento que sea inseparable de su misterio.
La belle sociéte
La obra que ahora se puede ver en Bilbao pertenece a la última etapa del pintor. Es un óleo sobre lienzo de 81 x 65 cms. pintado entre 1965 y 1966, es decir, poco antes de su muerte en la capital belga, donde vivió los mejores años de su vida al dedicarse preferentemente a la pintura, sus partidas de ajedrez, las tertulias en la taberna “Le Greenwich”, su esposa y modelo Georgette y su perro pomerano.
A partir de los años 60, la pintura de este singular hombre –limpiaba inmediatamente cualquier mancha de pintura que se le caía al suelo, no entraba en los bares donde impedían el acceso a su perro, etc.-, adquiere una gran difusión ejerciendo una gran influencia tanto en el arte “pop” como en la producción de imágenes vinculadas a los medios de comunicación de masas y a la publicidad. Para Magritte, “la imagen pintada es, de una parte, la descripción del mundo visiblemente modificado por una manera de pensar, o bien por la otra, es la descripción del mundo visible comprendido de una manera espontánea”.
Tal vez basándose en este principio, surgió esta imagen del hombre silueteado con el bombín, una figura que representa al anónimo hombre-objeto en el que su silueta interior es límite de su clásico cielo con nubes, el mar y la playa. Y tras él otro perfil ocupado esta vez por una sombra verde en homenaje a la Naturaleza, que crea una atmósfera misteriosa, posiblemente obedeciendo a otra de las premisas del artista: “Cada cosa oculta otra”.