Antonio López
por Julia Sáez-Angulo
Museo Thyssen-Bornemisza. Madrid. Del 25 de junio al 25 de septiembre
Es el artista español figurativo más señero. Antonio López Tomelloso, Ciudad real, 1936), que hace unos años tuvo una gran exposición en el Museo Reina Sofía (1993) donde destacaba su serie “Ventanas”, ahora se presenta con una gran muestra de su obra en el Museo Thyssen-Bornemisza. Guillermo Solana y María López Moreno –hija del artista- son los comisarios. Todo un acontecimiento cultural en la capital de España ante el pintor mítico de la Gran Vía madrileña, que actualmente pinta la Puerta del Sol.
El propio Antonio López –premio Príncipe de Asturias, 1985 y Velázquez 2006, además de Medalla de Oro del Rey- explica que “la exposición abarca desde unas pinturas de 1953 hasta ahora”. El autor quería mostrar pintura, esculturas y dibujos realizados a lo largo de su trayectoria. “Pienso que los motivos que me han movido como punto de partida, han sido los mismos casi desde el principio: figuras humanas solas o emparejadas, vestidas y desnudas, dentro de sus espacios, que son los míos; habitaciones, paisajes, casi siempre urbanos; árboles; flores, alimentos”.
“Las diferencias o cambios en la forma de interpretarlos no han sido voluntarios, en general, sino derivados de la transformación del paso del tiempo, que marca nuestro ser físico y que inevitablemente pasa a todo lo que hacemos. Será interesante ver en conjunto estos cincuenta y ocho años que abarca la exposición. Sobre todo para mí”, añade el artista.
María López escribe en el catálogo “Sobre mi padre” los primeros recuerdos de infancia: “En la cocina era donde nosotras comíamos y cenábamos, y durante mucho tiempo he visto a mi padre en ese espacio realizar las pinturas de la ropa en remojo dentro del pilón y de la nevera abierta. El tiempo que a veces dejaba una obra parada, o tardaba en concluirla, le obligaba a reemplazar los elementos que se estropeaban. Cuando pintó el conejo desollado, tenía que congelarlo y sacarlo en cada sesión. Me encantaba verlo al principio tan blanquecino y luego tomando color a medida que se derretía”.
Guillermo Solana destaca el prestigio creciente de Antonio López en su trabajo artístico, así como la caída y despeje de prejuicios o malentendidos. El comisario señala las obras maestras del autor: “Madrid desde la torre de bomberos de Vallecas” (1990 – 2996); “El día y la noche” o “La mujer de Coslada” y el hecho de que el artista no quería una muestra retrospectiva y se ha seguido su voluntad. La muestra viene a ser una “autobiografía” en palabras del artista. Él mismo ha seleccionado las 130 obras que se exponen.
El “retrato” de la Gran Vía
Sobre el célebre cuadro de la Gran Vía, Solana dice: “A diferencia de las vistas panorámicas, el cuadro de la “Gran Vía” (1974 – 1981) está pintado desde nivel del suelo. Y en vez de una imagen general, sin cualidades, como por ejemplo “Madrid Sur”, aquí se trata de un lugar único, un escenario con la máxima personalidad. Si las vistas de Madrid son paisajes, “Gran Vía es un retrato”. Madrid es para el autor como “el Purgatorio para el Dante”, realmente ha querido penetrar la ciudad desde diversos ámbitos.
Antonio López, que expone en la galería Marlborough tiene fama de ser lento, minucioso y detallista… recuerden la película “El sol del membrillo”, donde aparece el pintor día a día representado el fruto. Su obra es más sutil que el hiperrealismo, en el que a veces se le encasilla y como realista hay que destacar la belleza de su pincelada y su calidad de pintor, que lo alejan mucho de los realistas al uso. Él es especial, único y admirado por todos por la fuerza de su pintura.
La escultura, en la que está actualmente volcado, no despierta quizás tanto entusiasmo. Las grandes cabezas de los bebés y niños –sus nietos- desconciertan a veces en su escala. Ciertamente están mejor en el exterior de la estación de Atocha que en la sala de bienvenida a los pasajeros. La estatua de los Reyes de España sentados en el claustro del Patio Herreriano, junto a los hermanos López Hernández, resulta igualmente descomunal.
Volviendo a la exposición en el Thyssen-Bornemisza, cabe destacar la sala baja “Ámbitos”, donde los retratos del artista y su esposa, la también pintora María Moreno, presiden toda una galería “doméstica” de enseres como aparadores, alacenas y ventanas. Final de un comienzo que presenta el trabajo realizado en el Tomelloso de los años 50.
En resumen, una exposición que nadie debe perderse y mirar con sentido crítico y admirativo para calibrar la valía del pintor, que algunos sugieren hiper-valorado. El Ministerio de Cultura adquirió la obra “Mujer durmiendo (El sueño) 1963-64” de Antonio López para el Museo Reina Sofía por seiscientos mil euros en una subasta pública en 2005.