Discos
por Xavier Valiño
BART DAVENPORT: Searching for Bart Davenport (Tapete-Green Ufos)
Puede que sea más conocido incluso por aquí que en su propio país. Ha dado muchos conciertos -once giras por España- y acaba de editar desde nuestro Estado otro álbum con un nuevo proyecto-trío, Incarnations. En Buscando a Bart Davenport, como para ganar tiempo antes de su próximo disco en solitario, se dedica a revisitar doce de sus canciones favoritas en cálida y delicada interpretación acústica, él y su guitarra, paseándose por temas de Caetano Veloso, Love, David Byrne, Broadcast, Gil Scott-Heron o Kings of Convenience.
REM: Collapse into Now (Warner)
Puede que el mundo no espere ya con la misma excitación un disco nuevo de REM, en concreto el décimo quinto en sus 30 años en activo. Sin embargo, su guitarrista Peter Buck asegura que tiene la mejor colección de 12 canciones de su trayectoria. Mirando atrás sin ira, el grupo se inspira en distintas etapas de su carrera y, sí, consigue alguna de sus mejores canciones desde New Adventures in Hi-Fi en 1996. Además, cuenta con las colaboraciones de Eddie Vedder, Patti Smith (y su guitarrista Lenny Kaye), Peaches y Joel Gibb de The Hidden Cameras.
LAGARTIJA NICK: Zona de conflicto (Chesapik)
Tras Larga duración llegó el momento para la reflexión en Lagartija Nick. Tras 20 años y diez discos, y después del álbum en solitario de Antonio Arias Multiverso, llega Zona de conflicto. De nuevo en formato trío y con la intención de registrar un sonido más crudo, salieron más tiempos medios y dos tipos de canciones: la luz de temas como “Mi vida anterior” o “Panorama nº 5” y la sombra de “Vuelo nocturno” o “Crimen, sabotaje y creación”. Con esa dualidad entre dramatismo y la celebración, los granadinos retoman la senda.
LUCINDA WILLIAMS: Blessed (Mercury-Universal)
Tranquilamente, podría definirse a Lucinda Williams como la Bob Dylan femenina del rock americano. Con un pie en el blues y otro en el country, alguna publicación ha dicho de ella que es la mejor compositora viva. Sin ser demasiado prolífica debido a su perfeccionismo (un disco cada tres o cuatro años desde 1979), sus álbumes parecen como salidos de otra época, delicias sonoras trabajadas con mimo y con esmero, prestando atención a los detalles y a los textos. Y en Blessed, además, se muestra en estado de gracia -como Dylan en sus últimas entregas-.
DRIVE BY TRUCKERS: Go-Go Boots (PIAS)
Seguramente ha tenido que ver las incesantes giras del grupo con la electricidad desbocada por bandera o su colaboración con leyendas del soul como Bettye Lavette o Booker T. El caso es que el noveno disco de la banda estandarte del rock sureño se mueve, por primera vez, enteramente en otras coordenadas: el blues, el soul, el country… Grabado en las mismas sesiones que su anterior álbum The Big to Do, aquí muestran una paleta sónica más variada que nunca convirtiéndolo en su disco más accesible e interesante, todo un regalo inesperado a estas alturas.
DI ELAS: Di Elas (Warner)
Algunos hablarán del disco de Luis Tosar, pero no es eso exactamente. El proyecto de los lucenses Tosar (que ya tuvo su banda Los Huana) y Piti Sanz (anteriormente en Los Contentos), nació, tras su aventura Magical Brothers, como grupo para versionar canciones hechas por mujeres -de ahí su nombre en gallego-. Sin embargo, para su debut multinacional se atreven con canciones propias en una onda de rock clásico, en un estilo entre Los Enemigos, M-Clan, Los Del-Tonos o Pearl Jam, de quien Tosar es fan confeso.
DANIEL MARTIN MOORE: In the Cool of the Day (Subpop-Popstock!)
Con su apariencia tranquila, aniñada, su música refleja perfectamente su forma de ser. Tras Stray Age en el 2008 y Dear Companion en 2010, imbuidos de un folk sosegado y accesible, ahora llega su nuevo álbum. En esta ocasión, tras tocar un centenario piano en Cincinnati, Moore empezó a recordar las canciones góspel que su abuela le cantaba y decidió dedicarles su tercer disco, once temas resueltos en media hora. Tal vez por estar en sus genes y en su educación suena incluso más suelto, seguro, agradable y emocionante que antes.
PARADE: Materia oscura (Jabalina)
Como ocurre muchas veces, en Materia oscura las apariencias engañan… Este iba a ser el disco ‘siniestro’ de Parade. Hay fantasmas, apariciones, canciones-tragedia, una media de un muerto por canción, pero Antonio Galvan sigue mezclando lo extraño y lo deslumbrante. Está cansado de canciones depresivas y busca que saltemos de la butaca, hacernos bailar… al estilo Parade, claro: con homenajes a la música disco, a la literatura gótica, y, cómo no, a la ciencia y ficción, a los robots replicantes, al dolor del espacio…