Karen Amaia: “Paisajes imaginarios”
por Alberto López Echevarrieta
La taberna de los mundos” (3 de mayo al 6 de junio de 2011 en Bilbao y del 9 de junio al 6 de julio de 2011 en Vitoria)
Pasa por ser una de las exposiciones más curiosas del momento: “Paisajes imaginarios” son composiciones fotográficas en base a “collages” electrónicos en los que lo más sorprendente es que las figuras son vegetales, frutas y elementos más habituales en una cocina que en el estudio de un artista. Ver colgados 18 cuadros con elementos formados por acelgas, brócolis, puerros o panes dejan al espectador en trance porque, lo más extraordinario del caso es que el efecto final está perfectamente conseguido gracias al buen hacer de Karen Amaia, una mujer perfectamente entroncada en el mundo del arte que ha buscado en esta estética un camino para comunicar sus sentimientos.
“Mi acercamiento al mundo de la fotografía –nos dice- surgió mientras estudiaba psicología en San Sebastián, y es allí y gracias a la influencia paterna, donde comencé a asistir a cursillos y a introducirme en este mundo apasionante y mágico que tanto me ha aportado. Desde entonces lo he convertido en mi forma de expresión, en el medio para transmitir mi forma de ver las cosas, mis emociones… En definitiva, en una manera de comunicarme”.
Karen Amaia, hija del notable pintor vasco Carmelo Bilbao-Unanue, es consciente de que el material utilizado para sus “collages” llaman poderosamente la atención. Ver hojas de acelgas haciendo la función de árboles, tiras de puerros formando campos y utilizar pan y lentejas, entre otros elementos, para crear paisajes no es frecuente. “Esta colección es una continuación de la creada en 2006. Consta de nuevas imágenes de paisajes imaginarios hechos con alimentos combinados de tal modo que evoquen ambientes diferentes, poniendo especial énfasis en la composición y en las tonalidades”, señala.
Los cuadros, catorce nuevos y cuatro de la colección, tienen dimensiones que oscilan entre 31 x 46 y 43 x 60. Sus contenidos, formados por fotografías individuales de cada elemento combinadas, están impresos en PVC, lo que le da al conjunto una textura diferente y aparentan más ser pinturas que fotografías.
“La verdura que más posibilidades ofrece es sin duda el brócoli. Es un auténtico árbol. He utilizado también los “chuños” peruanos que tienen amplias posibilidades. La fuente de inspiración, como se puede ver, es la vida misma”.
Karen Amaia está satisfecha de esta nueva experiencia creando ambientes a través del “collage” electrónico. Su obra no pasa desapercibida.