Ubaldo Sedano: «Hay que respetar la obra original con la mínima intervención posible».
por Julia Sáez-Angulo
Entrevista al Jefe de Restauración del Museo Thyssen-Bornesmisza
Ubaldo Sedano Espín es pintor, conservador y director del Departamento de Restauración en la Fundación Thyssen-Bornemisza en Madrid. En esta entrevista nos habla de su trabajo.
-¿En qué medida la restauración nos devuelve las obras de arte del pasado?
La restauración intenta mantener la imagen en que se ha transformado la obra, producto del paso del tiempo, para poder conocerla, disfrutarla y trasmitirla a las generaciones que nos preceden. Un artefacto producto del quehacer humano nunca será el mismo desde su creación, evoluciona y se trasforma debido a la evolución de sus propios materiales. Los procesos de restauración intentan suspender en el tiempo esta imagen, retrasar el envejecimiento material y por lo tanto su transformación y en última instancia, su destrucción.
-¿Cuáles son los mandamientos claves de un restaurador?
Total y absoluto respeto al original, mínima intervención posible con la máxima eficacia, conocimiento del objeto y de su mecánica constructiva así como de su significado social mediante el estudio pluridisciplinar.
-¿Las obras de arte son eternas?
Las obras de arte están elaboradas con materiales perecederos, ordenados de una forma determinada, según la intencionalidad y pericia del artista. Estos materiales se encuentran en un equilibrio inestable con el ambiente que los rodea y como nosotros, abocados al envejecimiento. La labor de conservación intenta prolongar, en lo posible, este equilibrio estudiando los factores de mayor incidencia pueden tener en la desestabilización y transformación de dichos materiales.
-Hay obras que “no pueden o no deben viajar” ¿Por qué?
Existen un montón de motivos que pueden justificar que algunas obras no viajen. Entre ellos se encuentran aquellos que afectan a su estado de conservación. Una estructura débil, o el hecho de estar realizada con materiales extremadamente inestables o dañados por el paso del tiempo, puede ser uno de ellos. Otros pueden basarse en la importancia que determinada pieza tiene en el discurso expositivo de una colección o museo que la hace imprescindible. El hecho de estar reconocida como un icono de la propia institución hará que el visitante exija poder contemplar dicha obra. Es el caso de obras como La Pieta en La Basílica de San Pedro o las Meninas en el Museo Nacional del Prado y tantas otras que todos esperamos encontrar durante nuestros viajes y visitas a museos y monumentos.
-¿Realmente tres traslados equivalen a un incendio?
Se ha dicho que los traslados repetidos de obras de arte u objetos patrimoniales, ejercen un efecto devastador sobre ellos. Es cierto que mover un objeto delicado que está acostumbrado a permanecer en unas condiciones estables supone un riesgo. La desestabilización del ambiente puede conducir a daños íntimos en su estructura. Cada traslado supone un número considerable de manipulaciones que es preciso controlar, no obstante, depende en gran medida de las condiciones en que se realicen. En la actualidad existen líneas de investigación que intentan mejorar los aspectos relativos a la protección de las obras en tránsito y su adecuada manipulación y control.
-¿Por qué se producen polémicas ante las restauraciones de las grandes obras como en su día las Meninas?
La intervención en obras capitales del Patrimonio Mundial está y estará siempre sujeta a polémica, pues son obras que permanecen en la memoria colectiva. Una intervención puede suponer la transformación, en algún aspecto, de la imagen formal, que es la que está arraigada en la sociedad (o en una parte de ella). Por otro lado, muchos de los estudios historicistas, se han realizado en base a una imagen distorsionada por el cúmulo de materiales añadidos y envejecidos. Esta literatura en algunos casos ha ponderado aspectos que no pertenecían a la obra sino al filtro a través del cual era vista e interpretada, pero que con el tiempo se han convertido en señas de identificación. Reconocer una nueva imagen que no se ajusta a estas claves supone una revisión traumática y dolorosa. En otros casos la polémica se encamina a cuestionar los métodos de trabajo, idoneidad de los tratamientos o sus resultados. Es cierto que durante la historia se han realizado algunos tratamientos dudosos con resultados igualmente dudosos al no existir un consenso general ni protocolos de actuación y al ser realizadas estas intervenciones por artista o personas habilidosas, pero sin formación en materias de conservación. En la actualidad tanto la formación como la asistencia continua de los laboratorios, los métodos de estudio y análisis e incluso, la aportación de la tecnología, deben garantizar una intervención adecuada a cada caso. Ya comentamos que, actualmente, la conservación es una tarea pluridisciplinar.
España tiene un excelente plantel de restauradores
-¿Tenemos buen nivel de restauradores en España?
Bastante bueno. Yo diría que participamos en el pelotón de los mejores. El restaurador es el verdadero conservador, no solo físico, del patrimonio y su labor está desde hace algún tiempo ligada a la prevención- disciplina que se conoce como conservación preventiva – y a la investigación.
-¿Quién es o ha sido el mejor restaurador de la historia?
La imagen del restaurador siempre se ha presentado oscurecida por su carácter esotérico e individualista y por las restauraciones desafortunadas que se realizaron en el pasado. Sin embargo han existido magníficos profesionales que han propiciado que podamos disfrutar de un fantástico patrimonio y cuyos criterios se adelantaron a su época. Sería injusto citar solamente a algunos de ellos y olvidar al resto.
-¿De que obras restauradas se siente usted más satisfecho?
De todas y de ninguna. Siempre se piensa que se podía haber hecho mejor, ahondar con mayor profundidad en los estudios y haber dispuesto de más apoyo técnico. Pero la tecnología avanza a grandes zancadas y nuestras posibilidades de acometer esta labor hace apenas unas décadas, no tenía nada que ver con el panorama actual. En cualquier caso la posibilidad de acercarse a lo más íntimo de la creación humana es siempre una satisfacción.
-¿Qué se trae ahora entre manos?
Actualmente trabajamos en diferentes proyectos de investigación referidos al estudio de obras de la Colección y a la calidad de los productos utilizados en los tratamientos. Los frutos de estos trabajos se publican en la web para que puedan ser consultados, libremente, por los profesionales o por aquellas personas que lo deseen, creamos así una vía de comunicación con el público en general y no solo con los especialistas.
-Usted es también pintor ¿Qué campo o aspecto de la pintura cultiva o investiga?
Como pintor me interesan diferentes aspectos. Desde hace tiempo la caligrafía como medio de expresión artística, sola o inmersa en el espacio de la composición. La caligrafía oriental conserva el carácter pictográfico que la convierte casi en una narración de secuencias de objetos representados, ligados directamente a la acción. Por otro lado siempre he sentido curiosidad por la figura humana, curiosidad por encontrar la razón del protagonismo del ser Humano en la naturaleza y por otro por encontrar la materia que lo conecta con esa naturaleza y con el entorno en el que no armoniza, con el que ha perdido su “empatía” y que , en el fondo, parece que desprecia. Me interesan también los pequeños objetos que me rodean y que ocupan un espacio en mi entorno, que parece respiran el mismo aire y con los que convivo.
-Como retratista ¿qué trata de indagar o plasmar del modelo?
Cuando se acomete el trabajo de retratar se intenta que las formas que uno genera recuerden a un ser determinado, el retratado. El parecido físico no lo es tanto por la igualdad entre el modelo y el retrato como por la similitud que nuestro subconsciente puede atribuir a un gesto, una luz, una pose, una mirada, un color incluso que activen nuestra memoria.
-¿Tiene referencias en algunos maestros especialmente a la hora de pintar?
Siempre se tiene el referente de los grandes maestros, antiguos y modernos. Nuestra pintura está concebida, aunque muchos se empeñen en negarlo, por el influjo positivo o negativo de lo que hemos visto y lo que día a día vemos. Lo importante es canalizar este torrente de información e incluso olvidarlo (cosa, prácticamente, imposible) en el momento clave de atreverse a profanar la materia, intentando que de de nuestro interior salga la fuerza suficiente para conseguir ser uno mismo, con todo su bagaje.
-¿Prepara alguna serie para exponer?
Desde hace años, no pretendo realizar series, la falta de tiempo para preparar exposiciones me ha dado una perspectiva un poco diferente. Retomar el gusto por el trabajo único, que cada objeto, cada dibujo tenga entidad propia, sea un objeto único sin estar supeditado a la dictadura de tener que pertenecer a una serie de lo mismo para ser identificado. Siempre he creído que las series deben responder al trabajo de análisis de una realidad, vista desde diferentes aspectos hasta agotar sus posibilidades y no a la imposición de las galerías que exigen series, de lo que sea, para que el público, posible comprador, las relacione rápidamente con un autor determinado y previsible.
-La pintura ha muerto y ha resucitado ¿por qué esa inquina o celos contra la pintura de otros géneros plásticos?
La pintura muere y resucita constantemente dependiendo de las crisis sociales, la necesidad del mercado y las modas imperantes. La pintura se reinventa y se adapta a los tiempos. No deja de ser paradójico que uno de los artistas mejor pagados del momento sea un pintor realista. Eso no quiere decir que no se admitan y admiren nuevas formas de expresión siempre que sean honestas. El gran problema de las nuevas tecnologías aplicadas al arte es que envejecen muy rápidamente y el factor sorpresa, en el que se basan la mayoría, se pierde o se diluye, no quedando en muchos casos ningún mensaje ni contenido. La avalancha de información a la que estamos sometidos hace que la sorpresa sea cada vez más difícil de conseguir en una sociedad saturada de truculencias y escándalos. La calidad intelectual y material de las propuestas, sean cuales quiera y con los medios que sea, siempre prevalece.