Carlos Bacigalupe: Carmelo Larrea, compositor de boleros universales
por Alberto López Echevarrieta
Editorial BBK; Serie:Temas vizcaínos. Pág:162
Por primera vez se publica un libro dedicado a Carmelo Larrea (1907-1980), músico bilbaíno al que se debe la composición de canciones tan conocidas en todo el mundo como Camino verde y Dos cruces, que en su momento fueron auténticos “hits” en las inolvidables voces de cantantes tan famosos como José Feliciano, Luis Mariano, María Dolores Pradera, Nati Mistral, Nana Mouskouri, Milton Nascimento y Caterina Valente, entre otros. Pero, sobre todo, han sido tarareadas, cantadas y bailadas a ambos lados del Atlántico adquiriendo una popularidad sin precedentes. ¡Cuántos idilios se forjaron mejilla a mejilla bailando cualquiera de estas piezas!
El periodista y escritor Carlos Bacigalupe ha investigado la vida y obra de este artista para ofrecernos una biografía rica en datos y anécdotas que sirven para acercarnos al autor de nada menos que 80 canciones de indudable éxito para las que compuso también la letra en su mayor parte. Algunas de ellas han sido “leit-motivs” de películas como Escuadrilla (Antonio Román, 1941), Necesito dinero (Miguel Zacarías, 1951), Fantasía española (Javier Setó, 1953), Suspiros de Triana (Ramón Torrado, 1955), Canciones de nuestra vida (Basilio M. Patino, 1975), Los hijos del viento (Fernando Merinero, 1996) y, sobre todo, La niña de luto (Manuel Summers, 1964).
El personaje
Lo de Carmelo le vino marcado por el día en que nació, 16 de julio, y lo de la música por ley natural, ya que desde niño demostró unas enormes facultades para ella. No levantaba un metro del suelo cuando ya, por Reyes, pedía instrumentos musicales. Sólo a base de insistir consiguió que le matricularan en la Academia de Música, el único centro docente de esta especialidad que había en el Bilbao de hace un siglo, logrando ser discípulo del gran Jesús Guridi.
La juventud inmediata de Larrea pasa por llevar la administración en un comercio de bicicletas y de formar parte de la orquestina de “La terraza”, un popular salón bilbaíno situado en un céntrico edificio que albergaba también una emisora de radio y el Club Taurino. Es allí donde nace su afición por la composición, creando piezas que pronto serán famosas. Inquieto, Carmelo se enrola en el Circo Hermanos Carrey como payaso, formando pareja con un barman amigo suyo. Así nace para la escena el personaje de Polito que le daría no pocas satisfacciones.
En el terreno personal, el 17 de enero de 1931 contrae matrimonio con Victoria García y Encinas con quien compartirá su vida. Cinco años fueron suficientes para que Polito conociera de primera mano la alegría de los niños al verle en escena y el efecto que causan los aplausos y que, a partir de entonces, le acompañarán siempre.
Su encuentro con el cantante Antonio Machín supondrá un vuelco decisivo en su carrera. Le propone cantar Noche triste y el cubano borda la composición del bilbaino hasta hacer de ella lo que muchos años después se llamará un “hit”. Surgen otras canciones, A las 12 en punto, Cinco minutos nada más, Un año más… El nombre de Carmelo Larrea ya es conocido por los ídolos del momento que se aprestan a interpretar sus composiciones. Jorge Sepúlveda hace de No te puedo querer todo un himno que se cantará hasta la saciedad y que le proporciona a su autor en 1952 el Disco de Oro en México. Es el triunfo definitivo.
La década de los años 50 es un continuo goteo de éxitos para Carmelo Larrea. Sus Dos cruces le consagra internacionalmente. La canción será interpretada no sólo por los primeros cantantes españoles, sino que triunfará en el extranjero mientras el cine le reclama y sus boleros se dejan oír en distintas películas, pero muy especialmente en La niña de luto (Manuel Summers, 1964) donde ese calvario del monte del olvido es “leit-motiv” a lo largo de casi toda la proyección.
Dirección de orquestas, giras por Europa y Latinoamérica, cine, televisión… Una vida que va de éxito en éxito gracias a una mente que siempre supo qué tipo de música gustaba al público de aquella época. El 2 de febrero de 1980 nos dejó definitivamente cerrando un capítulo importante en el mundo de la música popular.
El libro
Carmelo Larrea. Compositor de boleros universales está escrito por el periodista Carlos Bacigalupe, bregado en las páginas de distintos periódicos, radio y televisión. Autor de una veintena larga de libros, nos relata la vida de este singular personaje con una gran amenidad, de forma que el lector, sobre todo el que ha vivido la década de los años 50, puede poner imágenes mentales a cada uno de los pasajes que relata con verdadero acierto. Es más, las canciones que se citan son tan conocidas que difícilmente se resisten a un tarareo que recrea aún más el texto.
La aparición del libro en el mercado ha coincidido con un homenaje tributado por el Ayuntamiento de Bilbao a su ilustre hijo, incluyendo el nombre de Carmelo Larrea en el callejero de la Villa. Asimismo se ha estrenado la bilbainada Bilbao, Bilbao, en la que el compositor hace profesión de fe al cantar: “Bilbao, Bilbao, Bilbao de mis amores, yo te canto con emoción, imposible es dejar de recordarte, porque tienes de lo bueno, lo mejor”.