Carmela Saro: “De cómo me quedé en los huesos” (proceso)
por Julia Sáez-Angulo
Galería Ra del Rey. Madrid. Del 6 al 27 de febrero de 2011
Toda una reflexión conceptual sobre el cuerpo humano, principalmente femenino, en la que se habla de silueta, reflejos, sombra, piel, huesos…. Carmela Saro Bernardo de Quirós, artista madrileña de origen asturiano, presenta una magnífica exposición interdisciplinar en la galería Ra del Rey, en la que lo dramático se suaviza con la naturaleza de las flores y las plantas presentadas en el arte de ikebana, del que la propia Saro es maestra.
Artista versátil y proteica, Saro titula su exposición “De cómo me quedé en los huesos (proceso)”, y se manifiesta a través de xilografías, infografías o estampas digitales con técnicas aditivas, de serie limitada a 20 ejemplares de tirada, fotografías manipuladas, esculturas e instalaciones. El cuerpo humano femenino, la condición de la mujer, sus aspiraciones, silencios, inquietudes y sometimientos, preocupan al artista y lo vierte en sus piezas sin perder un ápice de lenguaje plástico. Se trata de un trabajo prolongado que abarca los años 2001-2011. Videos y cámaras a través de un burka –“Tu no eres tan libre como crees”, junto a una caja biombo o un computador animado en los brazos de un esqueleto revestido de malla de corral y de virutas metálicas, titulado “Sólo te pido once minutos” –quizás la pieza más discursiva- dan cuenta de cómo la autora utiliza las nuevas tecnologías en su trabajo plástico. De hecho, Saro pertenece a una de las asociaciones de arte electrónico.
La naturaleza como contrapunto
Como artistas invitados figuran en las instalaciones florales de ikebana, de origen japonés, además de la propia Saro: Yoshiko Yacida, Osvaldo Giuliani y Leslie Weinstein. Como intervención musical, actúa Juan Carlos Carrazón en un concierto que tendrá lugar el viernes, día 18 de febrero.
Para Carmela Saro, más que la muerte “el esqueleto es el símbolo del expolio de la mujer a lo largo de la historia en la que no se le ha dado voz y por tanto no ha podido expresar su lenguaje”. Le pregunto si hay algo de biográfico en su arte y responde: “Yo he ido dejando la piel a lo largo del camino. Para expresarse así como sucede en esta exposición hay que haberlo sentido en algún momento”.
La artista asegura que “actualmente estoy construyendo mi nueva piel y por eso aparecen trajes y vestimentas en torno a alguno de los esqueletos. Son trajes de liberada”. “La naturaleza y la música han sido siempre mi salvación, como para otras muchas mujeres, por eso he querido hacer partícipe al ikebana y el concierto en esta exposición. La naturaleza y la música acogen siempre, ayudan y consuelan”, añade Saro. Ramas secas, mimosas, pino, tulipanes, flores de diverso género daban el contrapunto a una obra plástica tan fuerte e intensa como la de Carmela Saro, resuelta en su mayoría en blancos, negros y rojos intensos. Los colores del drama por antonomasia.