Primo Levi: Defecto de forma
por Mercedes Martín
Aleph Editores, Barcelona 2010, 176 pp.
Las masas desean ser dirigidas. Es el fenómeno de la pérdida del yo, que es la pérdida de la autonomía, de la libertad y la propia responsabilidad de la vida de uno. Las masas impulsaron a Hitler y mantienen en su posición de control y poder absoluto a los dictadores, los ídolos, los pequeños dioses que gobiernan territorios y vidas enteras. Primo Levi ironiza en sus cuentos a cerca de esta cualidad inhumana de “masa”, en la que los hombres, que pueden alcanzar las más altas cotas de dignidad, creatividad, libertad, se quedan sin embargo en el estatus de rebaño, de cabeza de ganado. La parodia será una de sus armas para construir el mundo al revés en el que lo irracional pasa por racional y viceversa. Algo así vivió el autor en Auschwitz, empezando por los vagones donde se trasportaban animales, usados por los nazis para trasportar personas; terminando por ese letrero que aparecía en la puerta de muchos campos de concentración y exterminio: “el trabajo nos hace libres”. Los seres humanos dejamos de ser humanos, todo depende del trato que demos, del trato que recibamos. El estatus de humano se gana o se pierde, igual que sucede en los cuentos de Levi, las cosas son según las tratemos: como parodia, nos divierten, pero si nos ponemos serios aparece el horror.