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Michael Kiwanuka, introspección soul

por Xavier Valiño

Small Changes es el cuarto álbum de Michael Kiwanuka. Publicado por el sello Polydor y grabado entre Londres y Los Ángeles, cuenta con la producción de Danger Mouse e Inflo, el mismo equipo de estudio detrás de su anterior disco, Kiwanuka (2019). El trío principal, formado por Kiwanuka y sus coproductores de confianza, se amplió a un conjunto que incluía al bajista Pino Palladino (D’Angelo, John Mayer, Beyoncé) y a Jimmy Jam, del icónico dúo de compositores y productores Jam and Lewis (Janet Jackson, Prince, SOS Band).

Reunido con Burton e Inflo, primero en los estudios RAK de Londres, luego en Los Ángeles y finalmente en el estudio de Burton en Connecticut en la primavera de 2024, Kiwanuka se sometió rápidamente a la creencia de Inflo de que el primer impulso suele ser el mejor. “En cierto modo”, explica, “yo soy todo lo contrario, porque normalmente necesito llegar a un punto en el que pueda creer primero en mí mismo, y eso lleva algún tiempo. La máxima de Inflo es que en el momento en que empiezas a dudar de ti mismo, es cuando bajas las herramientas y te tomas un descanso”.

Trabajar con coleccionistas de discos obsesivos como Burton e Inflo significa que, a menudo, la inspiración surge de los surcos de otro disco. Una conversación sobre Gene Clark llevó a Burton a desenterrar el seminal álbum en solitario de 1974 No Other del cofundador de The Byrds. “Todo en él me impresionó”, recuerda Kiwanuka, “la emoción, las melodías, los arreglos. Y aunque no notarías la conexión escuchando mi canción, el proceso de inspirarse en otros artistas consiste en encontrar puntos de partida, formas de cegar tu propia creatividad”.

Con Inflo a los mandos del Fender Rhodes, la intimidad de la canción titular y de apertura adquirió una pátina de brillante introspección soul. Lo que impulsó las conversaciones entre Burton y Kiwanuka sobre la dirección de esta canción y el penúltimo corte del álbum, “The Rest of Me”, fue el deseo de “hacer un álbum que trascendiera cualquier noción de lo que es o no es genial”. En otras palabras, “no nos dejamos llevar demasiado por la preocupación de ser cursis. Intentábamos conseguir algo que podría haber entrado en un disco de Bill Withers o de Sade”. De hecho, este último nombre es un ejemplo en “The Rest of Me” y Kiwanuka todavía recuerda las tardes de niño en el coche de su tía, “donde Diamond Life rara vez salía del reproductor”.

“Follow Your Dreams” es otra canción en la que Kiwanuka extrae sus voces internas más perniciosas de duda sobre sí mismo y las transforma en sentimientos verdaderamente universales. “Brian [Burton, también conocido como Danger Mouse] y yo nos sentábamos durante mucho tiempo a hablar sobre el mito de que, como artista, eres rehén de momentos aleatorios de inspiración. En realidad, cuanto más lees sobre tus compositores favoritos, desde Damon Albarn a Joni Mitchell, más te das cuenta de que lo que tienen en común es que se arremangan y trabajan duro. El trabajo duro es una gran parte de lo que hizo grande su música. Así que, si es necesario, te levantas en mitad de la noche y trabajas hasta conseguir lo mejor, sabiendo que eso es lo que hicieron tus héroes. Es alentador darse cuenta de ello”.

Grabando en RAK, Kiwanuka e Inflo vieron la Fender Strat de los años 50 que perteneció al difunto propietario del estudio, Mickie Most, lo que llevó a Inflo a buscar un modelo idéntico. En su libro Marr’s Guitars, “Johnny Marr habla de esa cosa increíble que ocurre cuando coges una guitarra por primera vez, y es casi como si hubiera una canción ahí dentro esperando a que la persona adecuada la libere”. Al enchufar la guitarra, Kiwanuka se encontró “intentando tocar algo parecido a lo que hizo John Frusciante en “Under the Bridge” [de Red Hot Chili Peppers]”. Pero una vez más, la canción se convirtió en lo que tenía que convertirse -en este caso, “One and Only”-, quizá el momento más tierno de revelación emocional del álbum: “En realidad, solo una promesa de arreglar mi propia mierda para poder ser el mejor marido que pueda ser para mi mujer”.

El amor incondicional también está en el centro de otras dos canciones. La primera de ellas, “Stay by My Side”, expresa sentimientos que Kiwanuka no habría podido expresar plenamente en discos anteriores. Sobre un suave y somnífero redoble de batería y una sinergia celestial de cuerdas y coros angelicales -pensemos en los arreglos inmortales de Charles Stepney de finales de los 60 para Rotary Connection y Ramsey Lewis- Kiwanuka canta: “Mareas ondulantes en las tormentas, no hay nada por lo que te dejaría”.

El amor del que habla “Live for Your Love” puede ser divino o terrenal. Como alguien que creció yendo a la iglesia, Kiwanuka explica que “nunca te abandona realmente, este ideal de un amor que lo abarca todo. Constantemente intentas reconciliarte con el hecho de que eres humano y harás daño a la gente que quieres, y ellos te harán daño a ti. Así que es una nota para uno mismo. Un recordatorio para esforzarte y mostrarles la misericordia que a ti te gustaría que te mostraran”.

Tenues ecos de Air y Sebastien Tellier parecen extenderse sobre el otoñal motivo de piano de Inflo en “Rebel Soul”, aunque cuando se le pide que dé más detalles, Kiwanuka también recuerda haber canalizado su amor por las voces de Beth Gibbons con y más allá de Portishead. Tanto aquí como en “Lowdown (Part I)”, el núcleo del trío formado por Kiwanuka y sus coproductores de confianza se amplió a un conjunto de lujo que incluía al bajista Pino Palladino y a Jimmy Jam.

Para Kiwanuka, estas sesiones estadounidenses parecían trazar una línea en la arena, una marca de la distancia recorrida desde las primeras grabaciones tentativas allá por 2010 que dieron lugar a su álbum de debut Home Again (2012). “Lo increíble es lo natural que se sintió. Porque, ante todo, Jimmy Jam e Inflo son amigos, así que Jimmy estaba en la ciudad y fue tan sencillo como que Inflo dijera: ‘¿Quieres pasarte y tocar algo de Hammond en esto?’”. En “Lowdown (Part I)”, Kiwanuka se apoya en su amor por los clásicos afro-rock de los años 70 de artistas como el zambiano Amanaz y el nigeriano Ofege. “Si escuchas a Amanaz, es casi como una versión africana de los 70 de The Velvet Underground, y esa energía, una vez más, te dice lo que la canción tiene que ser: en este caso, una especie de retroceso a esa época de tu vida en la que eres esencialmente un vago retirado de las expectativas del mundo”.

En el caso de la canción que cierra el álbum, Kiwanuka recuerda tardes en Connecticut escuchando a sus favoritos de siempre, Mazzy Star, y experimentando con el mismo ritmo de 6/8 que inspiró “Fade into You”. Entonces, al igual que los últimos pensamientos del día que se funden en los primeros sueños de la noche, algo echó a volar en ese espacio liminal. Antes de que se diera cuenta, la quejumbrosa y profunda canción de cuna de “Four Long Years” apareció. Una canción de separación tan cruda que uno no puede evitar preguntarse de dónde ha salido. Y, por su parte, el hombre que la escribió no lo sabe.

Con los años, Kiwanuka ha llegado a considerar la guitarra como “una especie de disco duro externo emocional”. A los 15 años, fue lo que le hizo querer meterse dentro de “Wish You Were Here”, “Ain’t No Sunshine” o “My Sweet Lord”, composiciones que iluminaron el camino hacia su yo adulto. Entre entonces y ahora, todo y nada ha cambiado: “Sigo buscando la próxima canción que me haga sentir así”.