Discos
por Xavier Valiño
SHELBY LYNNE: Consequences of the Crown (Monument-Sony)
Durante la última década, Shelby Lynne ha tenido siempre detrás la referencia de la producción de su hermana menor, Allison Moorer, y le resulta más difícil lanzar álbumes, espaciándose cada vez más. Con el álbum homónimo de 2000 demostró que todavía puede grabar discos excelentes, algo que refrendó con los dos discos publicados digitalmente The Healing (2020) y The Servant (2021), en los que dejó claro que el alma y el evangelio están en buenas manos con ella.
Ahora, tras abandonar California para mudarse a Nashville, regresa con Consequences of the Crown, en el que es responsable de la mayor parte de la instrumentación y, por supuesto, de las voces, aunque en este caso ha contado con varias colaboradoras, todas ellas mujeres muy talentosas de la ciudad como Ashley Monroe, Karen Fairchild (Little Big Town) o Gena Johnson.
Sin embargo, el disco no es exactamente lo que se espera de un trabajo hecho en Nashville, sino que se escapa de las raíces country o folk y permite que se puedan entrever bastantes influencias del soul, el jazz o el góspel, especialmente cuando Shelby Lynne más bien recita la letra en lugar de cantar. Lo hace siempre con total convicción, exteriorizando que puede manejar múltiples géneros, y siempre envuelta en un halo de melancolía a lo que no le son ajenos los demonios de su pasado.
FATHER JOHN MISTY: Greatest Hits: I Followed My Dreams and My Dreams Said to Crawl (Joshua Tillman/Sub Pop-Popstock!)
Antes, las listas de éxito estaban copadas por bandas, con cerca de 200 formaciones encabezándolas por década. En los últimos diez años, solo un par de grupos han conseguido tal hazaña. Por lo tanto, vivimos en un mundo musical dominado por las individualidades. Y, si uno presta un poco de atención a lo que obtiene más repercusión en el mundo del pop, la mayoría son mujeres.Por eso lo que ha conseguido Joshua Tillman, en su encarnación como Father John Misty desde que le pasase una maqueta a Damien Jurado y luego colaborase con Fleet Foxes como baterista, tiene su mérito. Durante cinco discos ha construido uno de los cánones del pop reciente más completos, partiendo del pop de cámara o el soft rock y acompañándolo de letras intimistas, nihilistas o sarcásticas. No tiene miedo a editar álbumes conceptuales o a dedicarlos a la relación con su pareja.
Su primer recopilatorio llega ahora, 12 años después de Fear Fun, su debut con su alias Father John Misty -antes había grabado ocho discos con su verdadero nombre-, que viene a refrendar su posición como francotirador certero al margen de modas y corrientes pasajeras, que puede evocar a Harry Nilsson o colaborar con Lana del Rey resultando siempre creíble. Y aunque esta colección solo contiene una canción nueva, “I Guess Time Makes Fools of Us All” (“Supongo que el tiempo solo nos convierte a todos en locos”), son buenas noticias: en sus casi nueve minutos parece plantearse una nueva vida para él, con más ritmo de lo habitual y algo parecido a un funk caliente y casi bailable.
COCTEAU TWINS & HAROLD BUDD: The Moon and The Melodies (4AD-Popstock!)
38 años después de su lanzamiento original, The Moon and the Melodies de Cocteau Twins y Harold Budd se reedita por primera vez, remasterizado por el propio Robin Guthrie (guitarrista de Cocteau Twins) a partir de las cintas originales. Ya entonces se revelaba como un disco singular dentro del catálogo de Cocteau Twins: inusualmente etéreo, incluso para sus estándares, y en gran medida instrumental, guiado por las improvisaciones de Harold Budd, un pionero de la música ambiental que había entrado en su órbita.
Visto ahora, con el paso del tiempo, se comprueba que este disco no era una producción propiamente dicha de Cocteau Twins, sino más bien el resultado de una cooperación entre los tres componentes de la banda sumando sus aportaciones individuales a la de Harold Budd. Por eso, aunque los cuatro músicos involucrados pueden haberse beneficiado del intercambio de ideas, las ocho pistas resultantes pueden dividirse fácilmente en dos grupos. “Sea, Swallow Me”, “Eyes Are Mosaics”, “She Will Destroy You” y “Ooze out and Away, Onehow” llevan claramente la firma de Cocteau Twins. Con las otras cuatro no se descubre una relación obvia y, por lo tanto, se debe asumir que son principalmente el producto de la creatividad de Harold Budd.
Las diferencias son obvias. Para empezar, Liz Fraser solo canta en los cuatro temas fácilmente identificables con Cocteau Twins. El resto suena más ambiental, con un compás de ritmo más al uso. Queda claro, pues, que aunque los cuatro pusieron su firma, nunca lograron -o nunca buscaron- unir sus talentos en un solo estilo creativo. A cambio, las piezas del grupo se acercan ligeramente a las del músico y viceversa. Con su carácter híbrido, sigue resultando un álbum distinto y especial en el catálogo de ambos, pero no la verdadera colaboración que podría haber sido ni la que parece desprenderse de lo que indica su portada.
ELVIS PRESLEY: Memphis (RCA-Sony)
Hay formas y formas de sacar rendimiento a un fondo de catálogo musical. Muchas son explotadas una y otra vez. El caso de Elvis Presley se contaría entre ellos. Pero lo que se ha hecho en esta ocasión sí que ha logrado, al menos, sorprender por lo inesperado de la propuesta: reunir en una caja las grabaciones que Presley hizo en su ciudad natal, Memphis. Original, cuando menos.
Son 111 canciones, en cinco discos compactos, que van desde sus primeras sesiones en el mítico estudio Sun, a mediados de los 50, hasta sus grabaciones finales en la Habitación de la Selva de Graceland a mediados de los 70, con un estudio portátil, cuando ya no tenía la misma forma física ni quería desplazarse hasta unos estudios profesionales al uso. El recorrido incluye, cómo no, el contenido del legendario disco Elvis in Memphis, uno de los más aclamados de su trayectoria, así como las sesiones que tuvieron lugar en el estudio del sello Stax en 1973 o el concierto que dio en el Coliseo Mid-South en 1974.
En esta ocasión no hay inéditos ni otras sorpresas, salvo la remasterización de todo el material (excepto lo grabado en los estudios Sun) por el reputado productor Matt Ross-Spang. Pero siempre se puede volver a disfrutar con el arrojo de sus primeras canciones, con la forma sutil en que construye su fraseo alrededor de las coristas en las sesiones de Stax o la alegría palpable de sus últimas grabaciones en su casa de Graceland, incluyendo versiones de “Hey Jude” de The Beatles o “Gentle on My Mind” de Jimmy Webb.
RYUICHI SAKAMOTO: Opus (KAB/Milan-Sony)
Cuando hace cuatro años se estrenó Ryūichi Sakamoto: Coda, parecía que estábamos ante el testamento del otrora componente de la Yellow Magic Orchestra, teniendo en cuenta que Coda significa una incorporación brillante al período final de una pieza musical y que, además, Sakamoto sufría ya los estragos de un cáncer de garganta terminal. Realmente, aquella filmación devenía más un canto a la vida que un retrato exhaustivo de una trayectoria vital y musical.Pues bien, no era la última y definitiva entrega. Consciente de que no podía ya dar más conciertos, Sakamoto quiso dejar para la posteridad una última actuación, llamada Opus. Solo que, en lugar de hacerlo frente a una audiencia, lo hizo en un estudio, acompañado de su piano, tal y como podemos imaginarnos que fueron sus primeros pasos en la música, él solo y su instrumento, cerrando así el círculo.
Esa filmación se edita ahora en audio. Grabada -y filmada- pocas semanas antes de fallecer, resulta tan austera e íntima como debería ser, situándose así a la misma altura que los discos finales intencionadamente pensados como tales por David Bowie y Leonard Cohen. Conmovedor y exquisito, lo que desarma es su interpretación, su forma de ejecutar estas 20 piezas, unas canciones despojadas hasta lo mínimo, con solo el piano y nada más, o la clara relación de amor con el instrumento -incluso cuando lo afina-, convirtiéndose, esta vez sí, con Coda ya superado, en la mejor reflexión sobre la mortalidad y su legado.
VARIOS: Rock Indiana x Rock Indiana (Rock Indiana)
Están de aniversario y, aunque nunca hayan sido proclives al autobombo, en este caso se les disculpa -y valora- el autohomenaje. Treinta años cumple el sello independiente español Rock Indiana, tal vez el más claro exponente patrio de aquello que gira alrededor de las guitarras eléctricas y las melodías pop, del power-pop o rock con corazón pop a secas, sin más.
Por ello desde hace más de un año fueron contactando con distintos artistas que han militado o militan en el sello -o que están muy próximos a su filosofía- para que registrasen una versión de alguna banda que en algún momento grabó o lanzó sus discos con ellos. De ahí surge este disco doble, con 43 canciones y, también, un completo libreto de 28 páginas con fotografías, comentarios e información de todos los participantes… y los versionados. Y no solo españoles.
Entre los temas destacados se encuentran Bryan Estepa versionando a Daniel Wylie, Pablo Solo y Germán Salto a Mamá, estos a Mineral Water, Dropkick a Desconocidos, Bubblegum a Los Brujos, Howdy a The Pyramidiacs, Los Hermanos Dalton a Protones, Michael Carpenter a Roger Sincero, Ross a The Winnerys, Biscuit a Bronco Bullfrog, Santi Campos a Rumor o, probablemente la mejore del lote, Tesouro a Santi Campos. Todo un reconocimiento a una labor impagable de tres décadas.