“La ruta del mantón de Manila.La feliz unión entre Asia, Hispanoamérica y España»
por Maica Nois
(Casa de América, Plaza de Cibeles. Del 30 de abril al 17 de mayo de 2024)
Bajo un sugestivo título y en un emblemático y bellísimo encuadre tiene lugar esta exposición comisariada por la colombiana Verónica Durán Castello, que reside actualmente en Madrid, siendo una de las mayores coleccionistas de mantones de Manila en España.
Verónica (periodista) tiene una larga trayectoria entre temas de inmigración, arte y cultura. Colaborar con varios medios de comunicación. Sus proyectos y exposiciones se diversifican entre España, Colombia y Estados Unidos. Acreditada editora de más de veinte libros . El que presenta en la exposición sobre el tema exhibitorio tiene una gran factura de interés.
La exposición reconocida por la Consejería de Cultura , Turismo y Deporte de la Comunidad de Madrid dentro de la ruta comercial denominada “Galeón de Manila”, “Ruta del Galeón e Acapulco” o “Nao de China” entre 1565 a 1815 que unía Asia, América y Europa. En 1565 Miguel López de Legazpi, por mandato de Felipe II, comanda la Nao San Pedro que dirige la expedición que guía el fraile agustino y cosmógrafo Andrés de Urdaneta descubre “el tornaviaje”, ruta marítima que atravesaba el Océano Pacifico de Oriente a Occidente.
Confeccionar lo que en principio fue un “chal” en más de 4.000 años de artesanos chinos que fueron capaces de extraer los sutiles y finos hilos del gusano de seda para confeccionar el tejido de seda (que era un secreto de estado). Un chal con dibujos bordados antecedente del “mantón”. El chal al pasar por Filipinas y concretamente la capital Manila (antigua colonia del Imperio español) se le empezó a denominar con este nombre. En España, sobre todo en Sevilla, se popularizó en el uso en las mujeres de alta sociedad.
Las cigarreras al desembalar los puros que venían de Cuba en sedas sutiles para preservar su humedad después del largo viaje en barco se apropiaron para su uso por su suavidad y se les empieza a bordar con motivos cercanos a nuestra cultura.
Van sin flecos que se añadieron más tarde en una longitud que tiene 50 centímetros en la actualidad. El mantón tiene que ser grande, cuadrado, con peso. Que se apoye suavemente sobre los hombros y levantarlo cuando se desliza en un gesto de reposición tan femenino.
Se convierte en uno de los objetos que simboliza el contacto con Oriente e Hispanoamérica. Se combina: decoración asiática, nuestro color y simbolismo hispano. Aúna culturas. En Madrid, que en estos días celebra a su patrón San Isidro hace resaltar y acompaña el tradicional traje de chulapa
Su “confección” tiene un largo y costoso proceso. Los dibujos sobre la tela se ponen con unas plantillas, previamente perforadas, para dejar marcado el dibujo en la tela. Se pasa a continuación al bastidor y se comienza a bordar. Al estar terminado el cuadrado se le implementan los flecos por la técnica del macramé. Estos preciosos flecos, que tanto realce añaden a la tela bordada, son de origen árabe y se les unió con una finalidad espiritual para contrarrestar el mal de ojo.
Los objetos y figuras que figuran en los bordados tienen también su simbología representativa sobre todo en los mantones más antiguos. El tigre representa el oeste, el viento y el otoño. El ave Fénix simboliza el sur, el fuego y el verano. La tortuga representa el norte, la tierra y el invierno. El dragón simboliza el este, el agua y la primavera. Los cestos de la abundancia representan las cuatro estaciones y traen buena suerte. El león Fú el guardián que protege el hogar y ahuyenta a los malos espíritus. El pez representa la perseverancia, la fuerza y abundancia, la riqueza y la buena afortuna. La mariposa representa la belleza y el calor y color del verano. Acompañada por flores simbolizan la búsqueda del amor.
Cuenta la exposición con más de cincuenta objetos: mantones de Manila, cajas de los mantones, artesanías mexicanas, postales antiguas, bordados, complementos y piezas inspiradas en el mantón
La recepción personal por Verónica en grupos reducidos que se van sucediendo, de la larga cola de interesados asistentes, supone un aliciente mejorado para conocer por su relato, tan conocedor y documentado, de la trayectoria del principal objeto expositivo del mantón de Manila.
Se desarrolla en tres salas de recorrido: Sala Camoens, Inca Garcilaso y Bernardo de Gálvez.
La primera sala con la selección de cajas de los mantones de Manila. Estas cajas en las que se transportaban son en sí ya una obra de arte. Protegían las sedas durante la larga trayectoria de travesía, generalmente en barco. Se las dotó siempre de un gran valor estético muy en consonancia con el tipo de mantón al que se protegía envuelto en papel de seda en una primera caja de cartón con una cenefa bordada en seda y dibujos generalmente en técnica de guache. Esta primera caja con su importante contenido se introducía en una segunda caja de madera lacada generalmente en rojo y negro y dibujos a veces en pan de oro.
La segunda sala: mantones de Manila seleccionados de distintas colecciones privadas. Todos entre 100 y 180 años de antigüedad
La tercera sala: añade el influjo en la creatividad entre los diseñadores españoles como Juan Duyos con un quimono- batín elaborado a partir de un mantón y Antonio Alvarado, con las aportaciones de sus diseños de Alaska y María Barranco. Postales antiguas coloreadas y carteles antiguos de Sevilla.
La muestra, tan bien organizada y planteada, nos comunica además de su historicidad, cómo en nuestros días esta preciosa y pieza sigue siendo objeto de acompañamiento social.