Discos
por Xavier Valiño
FOUR TET: Three (Text Records-)
Que el título no conduzca a engaño a nadie. Three (Tres) es el duodécimo álbum en solitario de Kieran Hebden al frente de su proyecto Four Tet, y eso si no tenemos en cuenta los discos en directo que ha ido publicando y proyectos paralelos con su propio nombre o con Steve Reid. Llega justo después del bastante experimental Parallel (2020), así que bien se puede entender como su réplica al pretender ofrecer una especie de escaparate de todos sus diferentes estilos.
La primera parte comienza sorprendentemente melancólica y pausada. En canciones como “Loved” o “Gliding Through Everything”, los lánguidos ritmos de trip-hop mantienen a flote melodías de ensueño. Hay que esperar a la cuarta pista, “Daydream Repeat”, para que Hebden se deje ir algo más allá de los temas precedentes y ofrezca la posibilidad de llevarse por el ritmo e incitar al baile. Con sus sonidos prístinos de arpa y su alegre compás, semeja ser el momento perfecto para el césped de los festivales bañados por el sol.
A continuación, “Skater” regresa a cómo sonaba Four Tet hace casi veinticinco años, cuando iniciaba su carrera con el sello independiente Domino con Pause (2001), tras su debut Dialogue (1999). Luego nos mantiene dando más saltos mortales a través de su más que interesante carrera, sin que el interés se resienta en ningún momento. Y, para cerrar, un tour de force en “Three Drums”, ocho intensos minutos que ponen el cierre idóneo.
TALK TALK: The Broadcast Collection 1983-1986 (Cult Legends)
Han pasado ya treinta y tres años desde que el grupo se deshizo, veintiséis desde que su líder Mark Hollis editó su único álbum en solitario de título homónimo y cinco desde la muerte de este por cáncer. Y, aun así, Talk Talk se resiste a caer en el olvido, recordado hoy como uno de los más atípicos grupos surgidos en la década de los 80 y que desarrolló el grueso de su carrera entonces.
Se edita ahora una caja de tres compactos con veinticinco canciones registradas en directo, donde se incluyen presentaciones en vivo de buena parte de las canciones que incluyeron en sus únicos cinco álbumes de estudio. El primero de ellos recoge las sesiones grabadas el 27 de marzo de 1983 para el programa de radio de David Jensen en la emisora pública británica BBC. El resto está recuperado de distintas actuaciones.
Dos de ellas son de los Países Bajos, un país que la banda visitaba con frecuencia y donde tenían muchos seguidores. El primero completa el primer disco, con su actuación del 21 de septiembre de 1984 en Rotterdam. El segundo disco recoge íntegramente su concierto del 27 de mayo de 1984 en Utrecht. Y el tercero, su actuación en el Hammersmith Odeon de Londres el 7 de mayo de 1986, en el apogeo de su éxito comercial. De hecho, para eso sirve esta caja, para comprobar su evolución desde unos inicios balbucientes, en los que buscaban definir su personalidad y con un sonido no todavía perfecto, hasta la explosión final a finales de los 80, cuando definitivamente habían perfeccionado y estilizado su estilo, y el mundo estaba rendido a sus pies, antes de acabar su trayectoria en una línea más experimental con Spirit of Eden (1988) y Laughing Stock (1991).
AMATEUR: Impasse (Mushroom Pillow)
Mikel Aguirre empezó a los 13 años en el mundo de la música. Tras veinte años con La Buena Vida, quienes dejaron algunos de los mejores momentos del pop de nuestro país, el grupo decidió poner final a su andadura. Hoy, de sus cinco disco, solo dos están disponibles en plataformas digitales, como ignorando parte de nuestra historia musical. Por suerte, Aguirre sigue adelante, con una banda que dio en llamar irónicamente Amateur -o no tanto: nunca se dedicaron exclusivamente a ello y su enfoque sigue siendo el de aficionados que aman la música-, y que llega a su segundo disco hecho junto a Iñaki de Lucas y Cheli Lanzagorta, tras Debut! (2017).
En esta ocasión colaboran Isa Cea (Triángulo de Amor Bizarro), Diego Vasallo (Duncan Dhu), Joserra Senperena (Duncan Dhu, La Buena Vida, Quique González, Iván Ferreiro), Joseba Irazoki (Atom Rhumba, Duncan Dhu, Nacho Vegas), Oriol Flores (Izaro, Javi P3z, Miqui Puig) o Pedro Gracia Pérez de Viñaspre (Havoc), sin interferir en un estilo consolidado y que resulta como la continuación natural de La Buena Vida.
La intervención de Isa Cea en el dueto junto a Aguirre “El huerto provenzal” no hace más que recordar a la añorada Irantzu Valencia. Y canciones tan redondas como “Jane, Dulce Jane”, “Los hijos” o los singles “Claro de luna” y “El marcador” sirven para desquitarse de la ausencia de sus discos anteriores en las plataformas para que los escuchen las nuevas generaciones y para demostrar que el testigo continúa en las mejores manos.
RICHARD HAWLEY: Now Then: The Very Best of Richard Hawley (BMG)
Más de 20 años desde su debut en solitario, y después de nueve álbumes y a pocas semanas de que se edite el décimo, parece que ha llegado el momento idóneo para lanzar el primer recopilatorio de Richard Hawley. Proveniente de Sheffield, ciudad que siempre tiene un lugar prominente en su obra, ya desde las portadas y los títulos de sus discos, Hawley empezó labrándose una reputación con el trío Longpigs antes de hacerse un lugar como guitarrista con la banda Pulp y convertirse en uno de los mejores amigos de Jarvis Cocker.
Sus inicios con Richard Hawley (2001), Late Night Final (2001) y Lowedges (2003) no pasaron mucho más allá de una serie de seguidores fieles que lo veneraron desde el primer momento. Tuvo que llegar el exitoso Coles Corner (2005), y sobre todo la canción “The Ocean”, aún hoy su obra maestra, para que su público creciera exponencialmente, algo que ha mantenido con Lady’s Bridge (2007), Truelove’s Gutter (2009), Standing at the Sky’s Edge (2012), Hollow Meadows (2015) y Further (2019).
Este recopilatorio armado por Hawley y su amigo el músico Colin Elliot no recurre al orden cronológico, sino que va combinando las canciones para indicar la atemporalidad de la música de Hawley. Son 22 canciones en vinilo y 32 en la versión de doble CD, que ni siquiera coinciden entre ellas. El resultado es un recorrido bien trazado y emocionante de temas que a veces se muestran más áspero y guitarrero para luego volverse melancólico y emocional. Queda claro aquí que la marca Hawley tira de su romanticismo en la voz y una destreza a la guitarra que evoca lo mejor de los años 50 y 60 (rockabilly, sellos como Chess y Sun Records), consiguiendo canciones atemporales que remiten, por ejemplo, a Roy Orbison o Scott Walker, sin importar cuán diferentes sean.
BLEACHERS: Bleachers (Dirty Hit)
Si alguien busca información sobre Jack Antonoff, le resultará incomprensible que su nombre no suene más al público en general. El productor estadounidense es un habitual en los discos de Lana Del Rey, Taylor Swift, Lorde, St. Vincent, The 1975, Florence and The Machine, Olivia Rodrigo o Phoebe Bridgers. Y eso sin nombramos solo algunos de todos con los que ha trabajado. Pero también tiene tiempo para su propia banda, que hace poco que cumplió una década desde que editó su primer álbum y que ahora llega al cuarto, de título homónimo.
Antonoff ha tirado de agenda y en su disco aparecen Lana Del Rey, Clairo, Annie Clark, Florence Welch, Matty Healy o Bartees Strange, poniendo las expectativas demasiado altas para un disco que no llega a cumplirlas del todo. “I Am Right on Time”, su apertura, lo sitúa una vez más en la senda de su paisano de Nueva Jersey Bruce Springsteen -quien ya colaboró en su anterior álbum-, con un comienzo prometedor. Luego repite en ese sonido más adelante, confiando demasiado al saxo, que en “Self Respect” tiende, sin ir más lejos, al plagio.
De ahí, la inspiración va decayendo hasta el final, con “Jesus Is Dead” que parece más bien una cara B perdida, mientras que “Alma Mater”, aunque presenta a la inaccesible Lana Del Rey, se dispara en tantas direcciones que se pierde el hilo conductor. Por suerte, se recupera en “Tiny Moves”, que no tuvo mucho éxito como single, pero en el conjunto de Bleachers logra destacar, o en “Me Before You” o “Woke Up Today”, que consiguen resonar por encima del resto.
Por el contrario, su segunda mitad se vuelve más anodina, como si su responsable se hubiera tomado un buen puñado de pastillas para dormir antes de grabar, con Antonoff acercándose esta vez a Bon Iver (“Isimo”) o The National (“Hey Joe”) y temas que podía haber obviado como “Ordinary Heaven” o “The Waiter”.
EL PERRO DEL MAR: Big Anonymous (City Slang-Music as Usual)
Es una auténtica camaleona. De hecho, Sarah Assbring, también conocida como El Perro del Mar, se ha ido convirtiendo en una de las compositoras más innovadoras del siglo XXI. Casi nadie se ha aventurado en tantos y distintos terrenos con tanta audacia como lo hace una y otra vez la sueca.
Partiendo del agridulce pop de cámara de su debut homónimo El Perro del Mar (2005), creó, entre otras cosas, composiciones de ensueño ambientales y soul y bailó con el pop sintético inspirado en los años 80. También tuvo tiempo para mirar hacia los ritmos étnicos en Kokoro (2016) y a combinar influencias de diferentes culturas. Si alguien ha conseguido captar musicalmente la riqueza artística de nuestro planeta y de diferentes épocas, esa es Assbring.
Big Anonymous, su octavo álbum de estudio, deja atrás el dinamismo y el optimismo de algunos de sus predecesores y, en cambio, obliga a los oyentes a sumergirse de cabeza en un mundo acústico de sombras. Es el trabajo más oscuro de El Perro del Mar hasta la fecha. Hay en él melodías atmosféricas que se mezclan con texturas orgánicas y se pierden juntos en una extensión aparentemente interminable. Mientras la voz de Sarah Assbring parece evocar el canto de una sirena y resuena como si surgiera de paredes de sonido cristalinas y heladas, el fondo sonoro se muestra como si fuera un universo recién nacido.
Pocas veces la muerte se convierte en el tema principal de un disco entero y produce, a la vez, un resultado tan espectral como hermoso. Cualquiera que entienda la vida como un ciclo sabe que con cada final también hay un nuevo comienzo. Por eso, a la vez que toda la supuesta destructividad inherente a su contenido, también hay en este disco atisbos de esperanza, cuando la belleza acaba por derrocar a la tristeza. “Cuando sea mi turno, estaré de rodillas rogando por poder estar una vez más contigo”, canta categórica Assbring, dejándonos sin posible réplica.