Gabriele Münter, la gran pintora expresionista

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John Legend, música familiar

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John Legend acaba de editar su primer álbum infantil titulado My Favorite Dream, a través de Republic Records: Kids & Family. Parece como si, veinte años después del lanzamiento de su álbum Más»

Discos

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Loma, encontrando su lugar en la fábrica de ataúdes

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Maggie Rogers, regresando al hogar

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Mínimo Tamaño Grande: «Return»

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La alcaldesa de San Lorenzo de El Escorial, Carlota López Esteban ha inaugurado la exposición de esculturas “Mínimo Tamaño Grande” MTG, 2024, que tiene lugar en la Casa de Cultura del Ayuntamiento Más»

Mdou Moctar, por una nueva justicia

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Mdou Moctar acaba de editar su nuevo disco, Funeral for Justice. Grabado al final de dos años de gira por todo el mundo tras el lanzamiento de Afrique Victime en 2019, Funeral for Justice captura Más»

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por Xavier Valiño

MATT BERRY: Simplicity (KPM Music/Acid Jazz Acquisitions)

Había precedentes anteriores, como, por poner un ejemplo, Thievery Corporation con acceso total al fondo de catálogo Blue Note para remezclar algunas de sus canciones. En este caso, el agraciado ha sido Matt Berry, quien tiene también una larga carrera como actor. A él le han dado acceso a la biblioteca musical del sello KPM, que ha puesto música a tantos clásicos de la televisión británica y el cine internacional, utilizando para ello a los mejores compositores de las islas, como Keith Mansfield, Alan Hawkshaw, John Cameron o Alan Moorhouse.

Con Simplicity, Berry se sumerge en un proceso de reescritura a partir de originales de otros o, visto desde otro ángulo, de composición de temas nuevos fijándose en lo que dejaron grabado alguno de esos compositores. Sus once cortes instrumentales, todos alrededor de los tres minutos aproximadamente, aprovechan la imaginación de Berry para conseguir piezas nuevas de aire retro,  que suenan, dados sus orígenes, como algo familiar. “Top Brass” en dos tomas para abrir y cerrar el disco, o “Good Sport” son perfectos ejemplos de una obra nueva y válida a partir de algo preexistente.

PORTISHEAD: Roseland NYC Live 25 (Universal)

Gran parte del furor que rodeó al lanzamiento del álbum debut de Portishead, Dummy, en septiembre de 1994, se debió probablemente al hecho de que fue uno de los primeros discos en combinar la textura y la emoción orgánica del soul de los sesenta con la electrónica de la mesa de mezclas y dos tocadiscos de los DJs de los noventa. Habría que sumarle el exotismo de las bandas sonoras de las películas de los sesenta, lo que llevaba a construir sus canciones con un armazón radical que podía precipitarse al vacío. Sucede que por encima de ello había una argamasa emocional inigualable, la sincera y profunda voz de Beth Gibbons, una cantante que ponía su alma en cada palabra que salía de su boca, aunque no dejase nunca de ser crítica consigo misma. A ese disco le siguió Portishead, tres años después, en el que su sonido no eran tan inmediatamente accesible pero que incluía gemas incandescentes como “Over”, “Only you” o “All mine”.

Cuando en 1998 se editó su álbum Roseland NYC Live y se estrenó la película que recogía el concierto que la banda había registrado junto a la Orquesta Filarmónica de Nueva York en el Roseland Ballroom de la ciudad el día 24 de julio de 1997, hubo quien lo calificó como un tanto presuntuoso, teniendo en cuenta que solo contaban con aquellos dos trabajos en estudio. Además, se sumaba la dificultad de reproducir la música de Portishead en el escenario y el hacerlo rodeado de una orquesta sinfónica, con su sección de cuerda y, también, una sección de metales invitada, lo que parecía traicionar el concepto de partida de su sonido.

Nadie podía negar que, por lo menos, se trataba de algo singular. Actuando con una orquesta filarmónica de treinta y cinco músicos -vestidos de calle-, Portishead repasaba una selección de los temas incluidos en sus dos álbumes, favoreciendo ligeramente el segundo. Aunque pudiera pensarse que la orquesta no podía aportar demasiado a lo ya expuesto con anterioridad, sobre todo porque los arreglos no diferían mucho de los originales, su participación volvía la música tensa, dramática e imponente. La nueva encarnación de aquellos temas maximizaba sus puntos fuertes, como la voz de Gibbons o el efecto hipnótico del ritmo, y minimizaba sus debilidades, en especial la naturaleza repetitiva de sus canciones. El acompañamiento de una pequeña orquesta clásica no resultaba, en fin, una adición pretenciosa, sino una idea refrescante.

Ahora se reedita aquel disco, aprovechando su vigesimoquinto aniversario, y lo hace con el añadido de tres cortes solo presentes en la película del concierto (“Undenied”, “Numb” y “Western Eyes”), aprovechando de paso para incluir por fin también las interpretaciones originales en el Roseland de Nueva York de “Sour Times” y “Roads”. Un hito inexcusable.

VARIOS: Written in Their Soul: The Stax Songwriter Demos (Craft/Concord-Music As Usual)

Estamos acostumbrados a recopilatorios con lo mejor de un artista, un estilo o un sello discográfico, incluso a las colecciones en las que se incorporan algunos pocos inéditos a modo de cebo para que el aficionado pase nuevamente por caja. Pero nada hasta ahora como lo que acaba de editar uno de los dos sellos míticos del soul junto a Motown Records, la discográfica Stax.

En este caso se trata de 146 canciones repartidas en siete discos, de las que 140 son inéditas y 66 de ellas nunca grabadas, todas ellas maquetas que los compositores de la compañía (como Carla Thomas, Deanie Parker, Bettye Crutcher, Homer Banks o William Bell) escribieron con la intención de que fuesen registradas por alguno de sus prestigiosos y exitosos artistas. Lo que se puede encontrar aquí, distinto a cualquier otra colección, es una fascinante visión de lo que ocurría fuera de foco, de aquellas canciones que pudieron ser grandes éxitos pero que quedaron a la espera sin poder materializarse.

A partir de 2.000 horas de música encontradas en 2010 y 665 maquetas, la fundadora del sello Omnivore, ejecutiva del sello Rhino y productora Cheryl Pawelski hizo la selección final de las mejores canciones. La caja incorpora también notas del escritor y productor Robert Gordon, quien ya había firmado las de la completa colección Respect Yourself: The Stax Records Story, así como del director de publicidad original de Stax, Deanie Parker. Y para muestra de su excelencia, unas cuantas gemas: “Do Me Wrong”, “Everybody Is Talking Love”, “Walk on Back”, “It’s up to You”, “I’ve Got a Feeling (We’ll Be Seeing Each Other Again)”, “Oo-we Baby, What You Do to Me», “Let’s Be Sure»,  “Break out (AKA Bust Out)”, “How Can I Win Your Love”,  “Too Much Sugar for a Dime», “Thank You for Loving Me”…

VARIOS: Light in the Attic & Friends (Light in the Attic Records)

Durante más de 20 años, la compañía discográfica Light in the Attic ha recuperado algunas de las voces más singulares (y a menudo olvidadas) de la música. Pero revivir estas grabaciones que llevan mucho tiempo descatalogadas es solo la mitad de su trabajo, pero no solo eso: también aportan nuevas perspectivas, contexto y reverencia a artistas contemporáneos que, a través de distintos singles, han ido rindiendo durante una década homenaje a sus artistas y canciones favoritos del sello.

Esas canciones se reúnen ahora en esta colección llamada Light in the Attic y amigos, que incorpora también una docena de grabaciones nuevas y acaba de ser editada. Ahí aparecen, entre otros, Charles Bradley & The Menahan Street Band haciendo una versión del cantautor de Detroit Sixto Rodriguez, Mac DeMarco interpretando una canción del ícono japonés Haruomi Hosono, Iggy Pop & Zig Zags reverenciando a la reina del funk Betty Davis o Ethan & Maya Hawke haciendo un tema de la leyenda del country Willie Nelson.

Completa esta edición un libreto de ocho páginas, que incluye notas detalladas de la cineasta y escritora radicada en Carolina del Norte Lydia Hyslop. Con ello, la compañía acota la brecha entre distintas generaciones, niveles diferentes de éxito, varios idiomas y tradiciones musicales que no son tan distantes como aparentemente podrían parecer. Desde luego, un recopilatorio ciertamente interesante y distinto a lo habitual.

ASTRUD GILBERTO: Great Woman of Song (Verve-Universal)

Después de hacer su debut profesional como la voz tranquila y susurrada detrás del histórico éxito de 1964 “The Girl from Ipanema”, la cantante brasileña Astrud Gilberto se convirtió en una baza importante en la popularización de la bossa nova. Todo se debió a que acompañó a su marido João Gilberto a su histórica grabación con el saxofonista Stan Getz (el álbum Getz/Gilberto de 1964) y, como necesitaban una voz femenina que cantase en inglés y ella podía y estaba disponible, cantó dos canciones, iniciando así una carrera que se extendió durante varias décadas, dejando lo mejor de su producción en la década de los 60.

Tras su fallecimiento en 2023, a la edad de 83 años, el sello Verve ha armado una nueva introducción a la carrera de la gran cantante brasileña, que no es más que otro recopilatorio en esta ocasión probablemente pensado para quien quiera descubrir su decisivo papel en la popularización de la música de Brasil. Aquí aparecen 14 de sus temas conocidos e incontestables, donde su interpretación discreta, pero también magnética, aporta un enfoque instantáneamente reconocible a canciones extraídas de una variedad de fuentes, tanto de compositores indispensables de su país como éxitos y estándares del pop.

COQUE MALLA: Aunque estemos muertos (Warner)

El astronauta gigante (2021) significó una demostración contundente de que Coque Malla había decidido dejar atrás lo aprendido y volar libre, todo un acierto para alguien que a sus 51 años no quería apegarse a su pasado -ni siquiera a su presente- ni mirar atrás. Entonces reconocía a Neil Hannon y su banda The Divine Comedy como referentes.

Ahora, tres años después y tras lo que representó para él el documental Jorge, una travesía de Coque Malla (2023), se presenta con su undécimo álbum en solitario, otro paso adelante en una evolución que debería tener el reconocimiento que se merece. En esta ocasión la muerte y el paso del tiempo figuran como las preocupaciones principales en los textos, sin llegar a ser un disco conceptual. Al mismo tiempo, Radiohead -y su proyecto paralelo The Smile- son ahora el referente musical, más en lo que han perseguido y conseguido que en un sonido concreto.

Prevalece la temática grave, las canciones densas, con una atmósfera que se mantiene durante todo el disco, pero en las que también se deja intuir la luz, la esperanza, como la vida misma. De sus estrías trasluce la libertad a hora de experimentar en el estudio, lo que como oyente se le agradece al creador. Por suerte, el retiro temporal que anunció el año pasado no se ha cumplido, motivado por las ganas de dejar salir a relucir algo que le revolvía las tripas.