Discos
por Xavier Valiño
THE HEAVY HEAVY: Life and Life Only (Expanded Edition) (ATO)
Cuando editaron su primer EP el año pasado, quedó claro que el dúo británico formado por Georgie Fuller y Will Turner habían buceado intensamente en la colección de discos de sus padres o, incluso, de sus abuelos. Los sonidos de The Mamas And The Papas parecían nuevos en sus interpretaciones, algo que quedaba claro en “All My Dreams”, el tema que lo abría, y que se acompañaba de otros cinco cortes que se paseaban por el soul, el rock, el blues o el folk psicodélico de la costa oeste estadounidense, transportando a toda una nueva generación 55 años atrás en el tiempo, a aquel lejano verano del amor -y la paz-.
En “Go Down River”, más cercana a la Motown, y “Man of the Hills”, con una voz más cruda, sobresalían las guitarras. Lo mejor llegaba después, con “Miles and Miles”, el corte más contemporáneo, con la voz principal de Turner empujada por el Hammond y los vientos, “Sleeping on Grassy Ground”, una canción hippie de ensueño, embriagadora, y el pop de “Why Don’t You Call?”
Ahora, convertidos en quinteto, amplían aquel EP con otras cinco pistas para convertirlo en su álbum de debut. Entre las nuevas canciones aparecen una toma en vivo de “Mansion of the Hills” y una acústica de “Go Down River”. Y, para redondearlo, se le añaden tres afortunadas versiones: “Guinnevere”, de Crosby, Stills & Nash, “Desert Raven”, del también hippie -aunque de esta generación- Jonathan Wilson y su inspirada recreación en clave de soul a lo Sam Cooke de “Real Love Baby” de Father John Misty. Life and Life Only resulta tan nostálgico como original, revelando que aún se pueden aprender suficientes lecciones del pasado musical para brindar belleza al futuro.
THE BREEDERS: Last Splash (30th Anniversary Edition) (4AD-Popstock!)
Después de la marcha de Tanya Donelly, la disolución de Pixies y el regreso de Kelley Deal al redil, The Breeders triunfó con su segundo álbum Last Splash y los exitosos sencillos «Cannonball», «Divine Hammer» y «Saints», promoviendo el gran talento compositor de Kim Deal desde la sombra de Black Francis en Pixies. Publicado el 30 de agosto de 1993, los críticos describieron Last Splash como «efervescente», «ardiente» y, también, «incoherente». Fue su último álbum de los años 90, cuando Kelley sufría y se recuperaba de su adicción a las drogas y Kim encontraba una nueva vía de escape en The Amps.
A lo largo de Last Splash, The Breeders demostraban su versatilidad y tino en la composición y los arreglos, abarcando, sin problemas, un espectro que iba de las melodías melancólicas y soñadoras de «Do You Love Me Now» a la energía frenética y sucia de «SOS», pasando por la rareza espeluznante de «Mad Lucas». Las canciones de Kim, con su rebeldía, instrumentación atmosférica y letras juguetonamente irónicas, tuvo la extraordinaria capacidad de expresar lo intangible que, junto con el innegable talento y la presencia eléctrica de su hermana Kelley, Josephine Wiggs y Jim Macpherson, crearon el disco más rutilante de una banda en su mejor momento.
Aunque el álbum ya contó con una reedición por su vigésimo aniversario, no había contado con una necesaria remasterización. Diez años después, las cintas originales han sido recuperadas de los archivos de Warner y editadas con esmero a la mitad de velocidad para conseguir el mejor sonido posible, por la propia Kim Deal junto a Benjamin Mumphrey y Miles Showell (Abbey Road). La reedición incluye dos inéditos: una canción que Kim coescribió con Black Francis titulada “Go Man Go” y una versión diferente de “Divine Hammer” con la voz principal de J Mascis (Dinosaur Jr.) y titulada, lógicamente, “Divine Mascis”, que no mejora el original pero se agradece como curiosidad. Además, para este lanzamiento especial, el icónico diseño de la portada del difunto Vaughan Oliver ha sido reimaginado acertado por su socio Chris Bigg. Una reedición necesaria y gozosa.
NEIL YOUNG & CRAZY HORSE: Odeon Budokan (Reprise-Warner)
Tercer disco de Neil Young en tres semanas, y ya ni se sabe cuál hace en lo que va de año. Primero fue la quinta entrega de su Serie de Ediciones Oficiales, recuperando Freedom (1989), el furioso Ragged Glory (1990), el abrasivo directo Weld (1991) y el compañero de este, Arc (1991). Luego llegó el disco perdido Chrome Dreams, originalmente pensado para editarse en 1977, entre Zuma y Comes a Time.
Y ahora le toca el turno a Odeon Budokan, en principio previsto para publicar en 1976 y que quedó archivado, un disco que, como sugiere su título, presenta material grabado en Hammersmith Odeon en Londres y Nippon Budokan Hall en Tokio. Las canciones de la cara A del álbum se grabaron en Londres el 31 de marzo de 1976, mientras que la cara B incluye material grabado dos semanas antes en Japón.
Odeon Budokan se había publicado antes, pero sólo en compacto y formando como parte de la caja Archives Vol II. Esta es la oportunidad perfecta para recuperar en vinilo parte de aquellos dos conciertos, en los que incidía una vez más en las dos vertientes de su música exploradas en los 70: la parte acústica, representada aquí por lo grabado en Londres, y la rabiosa parte eléctrica, que en este caso son las cinco canciones de Japón. Entre ambos, muchos clásicos, como “Don’t Cry No Tears”, “Too Far Gone”, “After the Goldrush”, “Old Man”, “Cortez the Killer” o “Cowgirl in the Sand”.
ROB MOOSE: Inflorescence (Masterworks-Sony)
Rob Moose parece haber seguido el mismo camino que Owen Pallett, solo que hasta ahora nadie lo conocía fuera de su círculo de allegados y músicos con los que ha trabajado en más de 800 discos, como Paul Simon, Alabama Shakes, The National, Taylor Swift, FKA twigs o Sufjan Stevens. Miembro del proyecto Ymusic (junto a Alex Sopp, Hideaki Aomori, C.J. Camerieri, Nadia Sirota y Gabriel Cabezas), ha publicado este año su disco debut homónimo, en una onda más jazz.
Precisamente por ello, cuenta con una agenda bien nutrida. Y de ella tira en su primera entrega, que no es un álbum sino un EP de cinco canciones en poco más de 18 minutos. Le acompañan tres pesos pesados como Britanny Howard, Bon Iver y Phoebe Bridgers más otros dos en proceso de llegar a serlo: Emily King y Sara Bareilles.
Son cinco temas que ya existían previamente en distintas encarnaciones y en los que él ha trabajado durante cinco años para acomodarlos a su visión. Mientras sus invitados ponen su voz, él las envuelve todas en un tejido de cuerdas (violines, violas, cellos), sin ningún otro instrumento. Utilizando esos cinco vocalistas diferentes, Moose encuentra formas de enmarcarlos y proporcionarles contextos que sirvan a la canción en lugar de simplemente exponer sus instintos creativos, llevándolas a los lugares más imponentes e inesperados.
FLEETWOOD MAC: Rumours Live (Rhino-Warner)
La historia es de sobras conocida. Con su banda reducida a trío y sin esperanza alguna de revivir la carrera de su grupo, Mick Fleetwood cruzó su camino en un estudio con el de Lindsey Buckingham y Stevie Nicks. El día de Año Nuevo de 1975 ambos, que como dúo no habían tenido éxito y malvivían, se unieron a la banda. Su primer disco juntos, Fleetwood Mac (1975) y, sobre todo, Rumours (1977) se convirtieron en éxitos mayúsculos y les cambió la vida para siempre.
Rumours fue grabado durante casi un año y en sus letras se recoge una tormenta emocional sin igual en la historia de la música, con las dos parejas de la banda separándose, mientras que el quinto componente, Mick Fleetwood, se divorciaba de su mujer. Al tiempo se multiplicaban las giras, con lo que tenían que convivir profesionalmente. En 1976 fueron rodando con la nueva formación y, al llegar 1977, eran un grupo imbatible.
Rumours Live recoge el concierto íntegro que dieron el 29 de agosto de 1977 en el Forum de Los Ángeles. En 90 minutos y 18 canciones aparece casi todo el repertorio de esos dos discos, todo inédito salvo “Gold Dust Woman” que había aparecido en la edición deluxe Live de 2020. Además, es el primer concierto publicado de esa era, a no ser las doce canciones en directo que incluía el segundo disco de la edición ampliada de Rumours de 2013. Y aquí está bien documentado ese poderío escénico del quinteto, esas armonías vocales de tres cantantes (Nicks, Buckingham y Christine McVie) que les proporcionaron el pasaporte al olimpo más unas canciones que encontraron la fórmula perfecta para sonar accesibles y creativas al mismo tiempo.
LAUFEY: Bewitched (AWAL-Popstock!)
Recordemos los antecedentes porque nadie ha vivido tanto musicalmente a los 24 años. Nacida en Islandia y criada entre este país y Washington, viene de una familia en la que su madre violinista y sus abuelos han sido profesores en el Conservatorio de Pekín. Formada en la música clásica, especialmente el piano y el violonchelo, a los 15 ya tocaba con la Orquesta Sinfónica de Islandia. Lo decisivo en su trayectoria fue descubrir a las grandes del jazz como Billie Holiday o Ella Fitzgerald en la colección de discos de su padre. Se formó en la prestigiosa escuela Berklee de Boston, consiguió el número 1 en Islandia con su primer EP Tipical of Me (2021) y ya ha tocado en festivales de jazz de Londres, Newport o Montreal. Ahora vive en California y presenta un programa en la BBC.
El año pasado editó Everything I Know About Love, un debut en el que ya dejaba claro su devoción por el cancionero clásico norteamericano de autores como George Gershwin o Louis Armstrong o la bossa nova. Luego publicó, a principios de este año, un álbum en directo en el que reinterpretaba algunas de sus canciones y otras nuevas con la Orquesta Sinfónica de Islandia, A Night at the Symphony.
Si su primer disco estaba marcado por la experiencia de entrar en la vida adulta, ahora canta al amor, ya sea hacia un amigo, un amante o la vida, desde una perspectiva en la que aún se siente plena en su juventud. De nuevo se acerca a la bossa nova (“From the Start”, “Haunted”) o a la canción romántica con brillantes arreglos, como de otra época (“Bewitched”, “Promise” o “Misty”, esta compuesta en 1954 por Erroll Garner para Johnny Mathis). Romper las barreras entre el pop y los géneros clásicos de otras épocas le resulta completamente natural, consiguiendo así un trabajo más excitante y con más vida que las últimas producciones de Norah Jones, de la que no dista demasiado aparentemente.