Celebración del 300 aniversario del Nuevo Baztán
por Julia Sáez-Angulo
El pueblo madrileño de Nuevo Baztán está calificado como uno de los más bellos de España y estos días celebra diversos actos institucionales para conmemorar el 300 aniversario de su fundación, por el emprendedor navarro Juan de Goyeneche y Gastón (1656-1735), que con los principios y sueños de la Ilustración, dejó un legado patrimonial e histórico, que hace del municipio un pueblo orgulloso de su pasado y de un presente que trabaja para devolverle el esplendor de antaño.Durante el primer fin de semana de octubre, Nuevo Baztán se ha llenado de celebraciones y fiestas, entre las que no ha faltado el acto institucional presidido por su alcaldesa, Gemma Pacheco Huecas, junto a otras autoridades y el párroco de la iglesia don Fidel Herrero González. Los ediles de pequeños pueblos cercanos como Olmeda de las Fuentes, en el denominado “Camino de Goyeneche” estaban presentes, así como del hermanado pueblo francés de Voz. Los discursos oficiales fueron de orgullo y elogio de la historia del Nuevo Baztán, así como de esperanza y proyectos para el municipio, que de 500 habitantes en su origen ha pasado a 7400 en la actualidad. Seguidamente se impusieron las medallas municipales a miembros de la corporación y algunos invitados especiales.
A 46 km de Madrid, el Nuevo Baztán bien merece una visita por su interés histórico urbanístico y artístico. El municipio cuenta con un trazado bien concebido, una iglesia de interés y un Centro de Interpretación de su historia que vale la pena visitar. El turismo aumenta en este pueblo, que goza de una gastronomía singular, sobre todo de los restaurantes, tabernas y cafés en torno a la céntrica plaza de la Iglesia y la del Secreto.
El documento de erección de la parroquia de Nuevo Baztán es uno de los más preciados en la historia del lugar. Algunos escritores y artistas se han aposentado en este pueblo que ofrece su particular acogida, digna de ser encomiada.
El célebre Coro de la Comunidad de Madrid, ORCAM, dirigido por el maestro Jordi Casas, junto a la pianista Karina Azizova, intervino en un concierto al final de acto, interpretando canciones tradicionales o alusivas a Madrid, a base de música de chotis, cuplés y coplas, finalmente culminado por la voz de la soprano María Robles acompañada al piano, con canciones de zarzuela madrileña.