Las cuatro estaciones de Jacobo Serra
por Xavier Valiño
El nuevo disco de Jacobo Serra es todo un viaje en doce meses de composiciones, sensaciones y melodías que comenzó hace tres años, cuando el músico decidió retirarse unas semanas a las montañas de la Sierra de Guadarrama para encontrar inspiración en la naturaleza y componer su tercer álbum. Una vez escritas las piezas, Serra optó por contar con la participación de la Liverpool Jazz Orchestra, profesores de la LIPA (el centro especializado en música de Liverpool auspiciado por Paul McCartney) y el arreglista británico Danny Miller.Doce es su obra más personal hasta la fecha, un elepé conceptual que toma como inspiración el dramatismo y el contraste de las cuatro estaciones para reflexionar sobre las aventuras y desventuras de toda una vida. Se trata de todo un ejercicio de introspección en torno a la existencia misma, creando una obra que canta al devenir, al nacimiento, a la madurez, a la despedida y, ¿por qué no?, también a la muerte.
El compositor manchego se explaya con una escritura envolvente que reta a los manuales de armonía para crear nuevas melodías originales, con reminiscencias al Hollywood de los años cincuenta, al gran musical de Cole Porter o a los Beatles más experimentales de la era Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, pero también con ecos de la música electrónica ambiental más contemporánea y con evocaciones a los crescendos más épicos de la ópera italiana. Todo ello lo traduce a un lenguaje renovador y actual, algo insospechado en la canción española.
Con la ayuda del arreglista británico Danny Miller, con el que Jacobo trabajó en la confección del atrezo orquestal del álbum durante semanas en la ciudad de Liverpool, dio comienzo la grabación de la parte orquestal en los estudios Parr Street (donde han trabajado, entre otros, Coldplay, The Smiths, Rihanna o Elbow, entre otros) con el ingeniero Tony Draper.Al respecto de esta experiencia, Serra asegura que «Uno de los momentos más alucinantes de la producción del disco fue poder viajar a los estudios Abbey Road con el ingeniero Tony Draper para finalizar las mezclas y masterizar el disco con el maestro Alex Wharton. Wharton es el ingeniero residente en los estudios londinenses, conocido por sus trabajos con The Beatles, McCartney, Radiohead o Massive Attack”.
Según su autor, en el disco «Destacan las atmósferas sonoras que envuelven al disco de principio a fin y que he tejido a mano, sampleando a la orquesta y creando nuevas dimensiones sonoras a partir de sonidos orgánicos. De ahí ese sutil pero continuo coqueteo con la electrónica sinfónica con subliminales guiños a la obra de los compositores de la nueva vanguardia clásica, como Max Richter o Jóhann Jóhannsson».
Para finalizar, Serra incide en que que “mi obsesión por la perfección y el cuidado del mínimo detalle me llevaron en ocasiones al abismo, y mis problemas de salud me hicieron temer que no conseguiría acabar la obra, pero incluso entonces decidí creer y luchar”. Doce es su espléndida consecuencia.