Hernando Orellana-Pizarro, vizconde de Amaya, prepara el Museo de Arte Iberoamericano para 2024
por Julia Sáez-Angulo
Es el número dieciséis como varón descendiente de Francisco Pizarro, descubridor y conquistador del Imperio Inca en el Perú, quien supo mezclar su sangre con la imperial de Ataualpa Yupanqui. Hernando de Orellana-Pizarro, 60 años, vizconde de Amaya, es presidente del patronato de la Fundación Obra Pía de los Pizarro, con sede en Trujillo (Cáceres), institución que se remonta al siglo XVI, con fines histórico solidarios e históricos y, que hoy se proyecta hacia el siglo XXI, con especial interés en el arte iberoamericano.
En su visita a Madrid, Hernando ha visitado varios estudios de artistas iberoamericanos, residentes en España, con el fin de conocer y adquirir obras de los mismos, para enriquecer el Museo de Arte Iberoamericano que actualmente posee, y lleva a cabo la instalación museográfica para 2024, con la colaboración del arquitecto Francisco Jurado.
El Palacio Barrantes-Cervantes de Trujillo un noble edificio con el mejor y bien conservado balcón-esquina característicos de los palacios de la zona en el siglo XVI es la sede de la colección y será también la del Museo . La Fundación O. P. Pizarro ha adquirido para su ampliación, el edificio de al lado, que era la antigua casa de oficios de palacio, y contempla la compra de una huerta solar que linda, con lo que la ampliación será magnífica.
Cabe decir que la Fundación y museo se financian con la explotación agrícola de tomates, maíz y almendras de la cosecha del propio Hernando Orellana-Pizarro, ingeniero de Caminos, que tiene dos hijas economistas y lleva a cabo la gerencia o, como él dice, “los números” de Fundación y la explotación.
“En una empresa como la Fundación O. P. Pizarro se necesita emoción y cabeza al mismo tiempo para que vaya adelante. Algunas Fundaciones han caído por no tener los pies en la tierra”, explica Hernando. “No cabe solo el entusiasmo del proyecto, sino la cabeza rectora que hace números para estar en la realidad de las cosas y que tengan continuidad”, añade.
Acompañado del artista peruano Adolfo Asmat, Hernando Orellana-Pizarro ha visitado los estudios del venezolano Pedro Sandoval, que ha realizado una gran pintura ex profeso para el Museo de la Fundación; el estudio de la puertorriqueña María Antonia Román Prado, o el de la ecuatoriana Patricia Larrea, que pronto presenta seis esculturas en Florencia. Hernando también se ha entrevistado con Michelle Ginter de Villarroel, esposa del escultor venezolano Villasierra, ausente de Madrid, al igual que la argentina Adriana Zapisek, cuyos estudios visitará en un futuro inmediato.
La idea es ir completando y enriqueciendo la colección de obras de artistas iberoamericanos, empezando por los residentes en España, hasta completar los 27 países de la Comunidad Iberoamericana. Actualmente cuenta con 160 piezas, de 60 artistas iberoamericanos, españoles y portugueses, que van a ser el fuerte de la colección especializada, lo que no obsta para alguna incorporación foránea como la colección de 150 platos pintados del artista holandés-trujillano Hommarus W. Crusche, entusiasta del Museo Pizarro, colección que ocupa, con belleza, el gran muro de cristal del palacio de Barrantes-Cervantes.
Entre los artistas presentes en la colección iberoamericana, además de los citados, se encuentran: Andrés Puig, que acaba de entregar a la Fundación Pizarro las obras de su Fundación recién clausurada; Manolo Oyonarte, Socorro MoraC; Adolfo Asmat… Pero son y quedan muchos artistas iberoamericanos que residen en España y quizás entren en un futuro en el Museo Pizarro. La lista sería interminable: desde el guatemalteco Juan Francisco Yoc, residente en El Escorial; Ricardo Gutiérrez Goñi, ganador del V certamen de Pintura Abstracta Mario Saslovsky; el argentino Julio Ovejero, que ha expuesto recientemente en La Neomudejar; Juan Gerstel; Ana Queral; Alicia Pardo… El número de artistas iberoamericanos en España es generoso y ciertamente importante.
Para el Vizconde de Amaya, es importante, que el Palacio de Barrantes-Cervantes no deje de presentar la entidad histórica del edificio como palacio, al tiempo que muestra las obras del museo y la necesaria sala de exposiciones temporales. Para ello se ha cuidado con esmero la ornamentación del palacio, “como lo hacen muy bien los palacios italianos, para evitar el pastiche, es decir con mobiliario de hoy que evoca el mobiliario histórico sin quererlo suplantar”. Hernando insiste en que el consejo del arquitecto Francisco Jurado es siempre valorado en este campo. Tiene buen gusto.
Trujillo, me recuerda Hernando, tiene un turismo interesante todo el año, además del de sandalias de verano, el turismo de estudios, histórico, cinegético, patrimonial… No hay que olvidar que la ciudad de conquistares, conserva casi una veintena de palacetes y casas señoriales digna de visita, además de un Museo del Traje Enrique Elías, curioso y singular, que también merece visita. En Trujillo también han establecido su residencia algunos artistas como Charo Mirat y Pancho Ortuño.
La Fundación O.P. Pizarro cuenta con un razonable auditorio de capacidad, para conferencias y congresos durante todo el año, además de una biblioteca con más de quince mil volúmenes.
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