Mujeres Artistas. Mujeres Silenciadas
por Carmen González García-Pando
Vivieron tuteladas por una figura masculina, confinadas y sumisas al poder masculino. Apenas algunas se rebelaron contra el orden establecido, otras tuvieron la fortuna de gozar del éxito y reconocimiento de sus contemporáneos pero, a pesar de todo, la historia las olvidó.Si hacemos un pequeño repaso por la historia del Arte comprobamos que ha sido protagonizada por infinidad de féminas. Modelos y musas, han ocupado algunos de los cuadros más importantes de todas las épocas. Véase las majas de Goya, las señoritas de Avignon, las bailarinas de Degas, las venus de Rubens o las prostitutas de Toulouse-Lautrec. Ejemplos evidentes de mujeres que embellecen las paredes de los mejores museos del mundo pero son muy pocas las que firman esos lienzos.
Aunque la existencia de mujeres artistas es ciertamente muy reducida en muchas épocas, hay no obstante un buen número de nombres femeninos que, en cada etapa de la historia, alcanzaron fama y reconocimiento público. Una consideración que fue posteriormente silenciada por la misoginia de ciertos hombres célebres como Renoir quien en su opinión “la mujer artista es sencillamente ridícula” o la afirmación de Bocaccio que aseguraba que “el arte es ajeno al espíritu de las mujeres”. Tampoco ayudó mucho el veto que sufrieron, especialmente en el siglo XIX, ya qu apenas aparecen en los libros de arte y su independencia creadora fue marginada por la moral burguesa reinante de aquella centuria. Se las relegó casi exclusivamente a una condición hogareña y se marcó un canon claramente masculino en las primeras publicaciones dedicadas al arte. Una discriminación que también se extendió cuando se crearon los principales museos europeos donde ellas apenas ocuparon una pequeña parcela.
Las cifras cantan
Echemos una mirada por ejemplo –y ya en tiempo presente- a las cifras que tenemos del Museo del Prado que guarda entre almacenes, depósitos y exposiciones temporales más de 6000 pinturas de hombre frente a 54 de mujer. De las 1218 pinturas expuestas sólo hay 8 cuya autoría son femeninas.
Otro tanto ocurre con el Museo Reina Sofía en el que el 86% de las obras –en este caso del siglo XX- están firmadas por varones. Y así podríamos ir enumerando un sinfín de centros donde, en el mejor de los casos y casi siempre en museos recientes como el Guggenheim, el tanto por ciento se iguala un poco más.
En lo que respecta a las exposiciones temporales tampoco la balanza está equilibrada y sólo existen algunos y contados ejemplos como es el caso de Clara Peeters que el Prado tuvo el acierto de dedicar la primera exposición a una pintora flamenca. Corría el año 2016. A partir de entonces siguieron algunas muestras más como la de Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana. Estas exposiciones, junto a las denominadas “Invitadas” son todos los ejemplos dedicados a las féminas en la historia del museo. Lamentable.
Otro tanto ocurre con las muestras celebradas en el Reina Sofía en donde el 33% de las exposiciones temporales las han protagonizado las mujeres. Datos ofrecidos por la propia institución. En cambio el Guggenheim de Bilbao asegura que el 57% de las obras expuestas de manera temporal son de mujeres. Dato esperanzador que ojalá sea ejemplo a seguir por el resto de los centros nacionales.
Repasando la Historia
Comencemos por la que es considerada la primera artista femenina de la que se tiene registro en la península ibérica y también en Europa: Ende. Fue posiblemente monja del monasterio de San Salvador de Tábara allá por finales del siglo X y su labor fue iluminar códices que firmó como “Ende pintrix et Dei aiutrix” (Ende pintora y sierva de Dios). El más conocido fue el manuscrito del Beato de Gerona que contiene el Comentario al Apocalipsis.
La santa abadesa benedictina Hildegarda de Bingen está considerada como una de las figuras más polifacéticas e influyentes de la Baja Edad Media. Esta mujer alemana, dotada de una cultura e inteligencia fuera de lo común, destacó en el campo de la música, la literatura, filosofía, medicina, pintura… En su enorme producción se encuentran obras teológicas, botánicas, himnos y antífonas para la liturgia. Escribió poemas y supervisó las espléndidas iluminaciones en miniatura de la obra de Scivias. Una mujer singular, adelantada a su tiempo que tampoco tuvo en su época el reconocimiento que merecía.
A la pintora italiana Sofonisba Anguissola se la conoce mejor gracias a la exposición que, como comentábamos, le dedicó el Museo del Prado. Famosa por los retratos, esta talentosa mujer llegó a pintar al propio rey Felipe II y a su cuarta esposa. Animada por su padre que deseaba que sus hijos se cultivaran en el mundo del arte, viajó a Roma donde conoció y colaboró con Miguel Ángel. Posteriormente, en 1559, se trasladó a Madrid para convertirse en pintora de la corte y dama de compañía de Isabel de Valois. Su carrera artística prometía un futuro de reconocimiento pero se vio coartada por las distintas prohibiciones que las mujeres de esa época sufrían como no poder estudiar anatomía ni dibujar del natural pues no se les permitía observar cuerpos desnudos. Por otro lado –y como le pasó a la mayoría de mujeres artistas- algunas de sus obras se han atribuido a hombres. Por ejemplo el retrato de Felipe II se atribuyó en un principio a Coello. También algunos expertos creen que la magnífica pintura de “La dama del armiño” atribuida al Greco, pudo ser pintada por ella. En la actualidad hay cincuenta obras que son reconocidas de su producción con total seguridad pero, al no haber podido firmarlas todas ¿cuántas habrán quedado “escondidas” bajo nombres masculinos?…
En la Italia del XVI Lavinia Fontana fue una gran retratista muy cotizada y considerada como pintora de la corte del papa Clemente VIII. Trabajó también para el Palacio Real de Madrid y fue pionera realizando desnudos de hombres y mujeres cuando en aquella época los estudios anatómicos estaban vetados para ellas.
Otra gran pintora del Barroco fue la italiana Artmisia Gentileschi cuya formación artística comenzó en el taller de su padre que seguía las directrices de la escuela romana de Caravaggio. Aprendió la técnica del dibujo y el naturalismo de las obras de Caravaggio con el que se la ha comparado por el dinamismo y energía de algunas de sus pinturas. Una de las más famosas y claramente caravaggista es “Judith decapitando a Holofornes” donde se quiere entrever la venganza al ultraje que sufrió la artista cuando su preceptor artístico, Agostino Tassi, la violó. La justicia llevó al agresor a juicio por violación pero no pasó ni un solo día en la cárcel. Ella en cambio sufrió un humillante examen ginecológico para demostrar su inocencia que era abiertamente puesta en duda. Para muchos sus obras de rotundos personajes femeninos como Lucrecia, Judith o Cleopatra la convierten en la primera pintora feminista de la historia. A su muerte su fama decreció hasta llegar al más profundo olvido debido en parte a la dispersión, pérdida y atribuciones erróneas de muchos de sus cuadros a su padre u otros artistas varones.
En España, también en la segunda mitad del XVII destaca la sevillana Luisa Roldán por sus esculturas en madera y barro como la magnífica talla del “Entierro de Cristo” o “San Miguel Arcángel. Su nombre igualmente fue olvidado.
Angélica Kauffman, pintora suiza del XVIII o la francesa Marie Loise Elisabeth Vigée Lebrun engrosan la lista de importantes y prestigiosas artistas pero silenciadas en los libros de Historia del Arte.
Nombres más reconocidos ya en el siglo XIX son los de Berthe Morisot o Mary Cassat, mujeres que formaron parte del movimiento impresionista. También la escultora Camille Claudel, una gran creadora que a la sombra de su amante Auguste Rodin, fue conocida más por la relación amorosa con el artista que por su capacidad para expresar emociones. Algunas biografías afirman que Camille sufrió maltrato. Obligada a ingresar en un psiquiátrico donde pasó sus últimos 30 años de injusto encierro, sin visitas y sin poder continuar con su trabajo, murió abandonada sin tener ningún reconocimiento ni de amigos ni familia.
El siglo XX tampoco trató bien a sus artistas femeninas. Algunas son muy conocidas: Frida Khalo, Sonia Delaunay, Georgia O´Keefe, Moristot, Tamara de Lempicka… pero otras han quedado a la sombra de algunos artistas famosos como es el caso de Lee Krasner con su marido el estadounidense Jackson Pollock o simplemente la historia las ha ignorado como a Sophie Taeuber Arp, Leonora Carrington o Florine Stettheimer.
No podemos dejar tampoco de nombrar a la española Maruja Mallo, una gran surrealista, comprometida con la difusión del arte y partícipe de la Generación del 27. Más conocida por su rebelión contra el uso del sombrero, sus provocaciones anticlericales o el empleo de los pantalones. Un anecdotario que no puede ocultar su talento para la creación pero que, desgraciadamente, la sociedad de aquel momento si lo hizo.
Mucho se ha tenido que sintetizar esta semblanza histórica pero en ella hemos pretendido dejar constancia de la falta de reconocimiento que han tenido las mujeres artistas no solo en el ámbito del arte sino también en otras disciplinas como la literatura o la ciencia. La Historia las relegó al olvido porque, entre otros motivos, esta ha sido siempre escrita por hombres. Hoy en día la situación comienza a ser diferente y se lucha con la esperanza que la sociedad se encamine hacia esa justa y merecida igualdad.