“Delicias celestiales”, dulces monacales de auténtico vicio
por Alberto López Echevarrieta
Ediciones Chronica, Barcelona. 224 páginas
Doscientas dos recetas de la repostería monacal de las Hermanas Concepcionistas Franciscanas de Segovia se presentan en el libro “Delicias celestiales” de reciente aparición. Dos de las monjas del citado convento, Sor Liliana y Sor Beatriz, han sido las encargadas de hacer una labor recopilatoria de auténtico mérito. La obra literaria se presenta en edición de lujo y con gran profusión de fotografías en color y a toda página, por lo que resulta muy atractiva de ver y muy fácil de leer por su clara y concisa redacción.
Puede pensar el lector que estamos ante un nuevo libro de cocina que aprovecha las fechas navideñas para hacer su aparición editorial. No es eso precisamente. Estas monjas ya están muy curtidas en el terreno mediático, merced al éxito que han tenido en el “Canal Cocina” de televisión donde han triunfado con el programa “Bocaditos de cielo”. Lo de la fama, por tanto, creo sinceramente que les da de lado y lo que quieren es dejar constancia por escrito de los experimentos llevados a cabo en la cocina por las distintas generaciones de compañeras de convento en materia de repostería. Vamos, que no quieren que se pierdan las recetas con el paso del tiempo y, ya de paso, si los lectores del libro se animan a seguir sus consejos culinarios pues tanto mejor.
Las autoras
Las autoras del libro son dos monjas de clausura pertenecientes al convento de las Concepcionistas Franciscanas de Segovia. Sor Beatriz, burgalesa de 81 años, es el cerebro de la cocina. A lo largo de su dilatada vida ha cocinado miles de platos y conoce como nadie las fórmulas culinarias que se han ido confeccionando en el cenobio. Sor Liliana, colombiana, es una de las más jóvenes de la comunidad. En marzo cumplirá su primera década en este particular mundo cercado por altas tapias. Desde joven sintió no sólo la llamada de Dios, sino también la de la gastronomía. Tuvo buena maestra en Sor Beatriz y juntas han protagonizado la citada serie para la televisión de donde han sacado muchas de las recetas que tiene este libro. Ambas confiesan que la más antigua de la casa es una tarta de almendra parecida a la de Santiago. Las favoritas de Sor Liliana son el Fresón de Cava y el Tronco de Castañas.
Televisión, ahora un “best seller” editorial en ciernes… Le comento a la monja colombiana que todo esto reporta unos beneficios, a lo que me responde que todo el dinero que salga de estos trabajos tienen un destino muy concreto: Los arreglos estructurales del propio convento.
Disposición de las recetas
Si la presencia tangible de un libro estimula la curiosidad por su contenido literario, éste es un ejemplo claro y preciso. “Delicias celestiales” es una de esas obras que llaman la atención por el buen acabado de su contenido, satisfaciendo plenamente a todos los “manitas” de la cocina y a aquellas personas interesadas por la repostería en particular. Las autoras, tras una introducción en la que confiesan que el secreto de sus recetas están basadas en el amor, dividen el contenido de la obra en siete capítulos: Dulces tradicionales; bizcochos, hojaldres y tartas; cremas y natillas; mousses, espumas y soufflés; postres de frutas; dulces de Semana Santa y dulces navideños. Como pueden suponer, hay vicio suficiente como para que el paladar se regodee durante una buena temporada.
Cada una de las recetas dispone de un listado de ingredientes y cantidades, la fórmula de elaboración y cuatro aspectos que deben tenerse en cuenta antes de ponerse el delantal: Tiempo que lleva la preparación, dificultad, precio y número de comensales que puedan degustar los dulces sin rozar la gula. Hay también un apartado, -“El truco de las monjas”- donde las reposteras dan consejos para que el acabado sea perfecto: Cómo evitar que se humedezca el azúcar, cómo evitar que las masas no tengan grumos, qué hacer cuando, al partir un huevo se te rompe la yema, cómo hacer un almíbar, cómo pelar las almendras sin desesperarte…
A propósito de la Navidad
Está claro que muchas de estas recetas son producto de esa paz y ese sosiego que se respira en los conventos, amén del interés de las monjas por mejorar la elaboración de unos productos que nadie como ellas consigue. Un repaso a las páginas del libro nos lleva, por proximidad de fechas, a los dulces navideños. El bizcocho de Navidad que proponen lleva tiempo (lo avisan), es fácil de hacer y sale económico. El acabado es sencillamente espectacular. Como también lo es el “Marrón glasé” que se prepara tan sólo con un kilo de castañas, medio de azúcar, agua y vainilla, cantidades suficientes para que cuatro personas alaben por los siglos de los siglos a la persona que los ha preparado. ¿Y qué me dicen de unas trufas de chocolate o unos profiteroles conventuales? Lo dicho, de auténtico vicio.
“Delicias celestiales” recupera los sabores de las cocinas de los conventos con un amplio recetario capaz de alucinar a los golosos y alegrar el espíritu creativo de cualquier persona que se mueva con soltura entre ollas. Es, con todo, un libro de regalo que se agradece.