Sami Naïr: La Europa mestiza. Inmigración, ciudadanía, codesarrollo
por Julia Sáez-Angulo
Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. Barcelona, 2010. 740 págs.
En una edición al cuidado de Hélêne Fabre, Galaxia Gutenberg/ Círculo de Lectores publica el libro “La Europa mestiza. Inmigración, ciudadanía, codesarrollo” de Samir Naïr (Argel, 1948), de nacionalidad francesa. El libro fue presentado por el profesor Javier de Lucas y Joan Tarrida, por parte de la editorial.
Actual director del Centro Mediterráneo Andalusí de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, Naïr dejó la filosofía para dedicarse por entero al estudio de la emigración y sus derechos en Europa, porque –según explica- viejo continente que los ha llamado a trabajar en dos ocasiones: una, después de la segunda guerra mundial, a Francia y Alemania fundamentalmente, y otra, en tiempo reciente. “La Europa del bienestar no se entiende sin la aportación de los emigrantes”, sostuvo el autor de “La Europa mestiza” en la presentación.
En su libro “La inmigración explicada a mi hija” Naïr apuntaba que los nuevos flujos migratorios constituyen un fenómeno global, complejo e integral, señaló Javier de Lucas. La noción de igualdad, laicismo y solidaridad, virtudes republicanas -expresión francesa para derechos democráticos- han de ser las que se impongan como denominador común de integración de los emigrantes en Europa, según Naïr. “La inmigración no tiene derecha ni izquierda”, señaló “Conviene despolitizar el tema, pero los partidos políticos buscan recursos políticos en los inmigrantes”.
“Europa no existe como conjunto político”, dijo el autor en otro momento al criticar al presidente Sarkozy por su reciente actitud ante los rumanos que no son inmigrantes sino europeos, pero ha sido el colectivo gitano el afectado. El auge de los partidos populistas –dijo- se debe a la crisis económica, la segregación de Estados nacionales en la globalización y el empobrecimiento de las clases medias que las llevan a caer en los fascismos.
El debate identitario solo lleva al extremismo
El autor elogió la actitud de la Iglesia Católica, concretamente del obispo de Milán para paliar la actitud xenófoba de la Liga Norte. Fue una cuestión de solidaridad pues no exigía conversión alguna al cristianismo. “Entiendo a los emigrantes desde la mirada interior, exterior y por razones personales”, dijo Naïr en otro momento. El tema es la integración y no la identidad, señaló. “En términos de identidad no hay solución. El debate identitario sólo lleva al extremismo radical. Nadie tiene la clave absoluta para entender la identidad”
“No creo en la sociedad multicultural porque toda sociedad necesita unos mínimos de cohesión” dijo Naïr, al tiempo que señalaba el respeto a los comportamientos particulares de las comunidades islámicas asiáticas en Gran Bretaña. Los valores comunes señalados son el mejor principio de cohesión. Las sociedades siempre han sido mezcladas y mestizas, en las que la pertenencia política a la nación es el hecho diferenciador, concluyó.
“La Europa mestiza” se explaya sobre todo en la inmigración del Islam, de los movimientos magrebíes, de la polémica del velo… El debate se manifiesta con frecuencia de modo maniqueo, en el que los inmigrantes sean siempre los buenos, sujetos de derechos, sin contemplar quizás con detenimiento aspectos de fraude de ley, desde la entrada ilegal al país; la marginación de las mujeres; las poligamias ocultas y diferidas que generan exceso de pensiones no cotizadas para mujeres; exponencial número de inmigrantes convictos en las cárceles; violencia de género mayor en los colectivos; conductas expansivas de marginación de la mujer… No es políticamente correcto mencionarlo pero, dejando la censura y mordaza aparte, son hechos que preocupan, sobre todo a muchas mujeres, porque una cosa son las ideas y otra las creencias que diría Ortega y Gasset.
De la afirmación quintacolumnista del presidente Gadafi, de que los vientres de los inmigrantes islámicos serán las que impongan las suras del Corán en Europa más allá de las “virtudes republicanas”, ya no hablamos.