Isaac Rosa: «Lugar seguro»
por Mercedes Martín
(Seix Barral, 2022)
Desde luego, Isaac Rosa tiene el don de la oportunidad porque el asunto que nos trae con su nueva novela no puede ser más actual ni urgente.Segismundo García, el protagonista, es un comercial de poca monta con “grandes ideas” y falta de crédito. Durante un día lo seguimos por la ciudad y el lector solo ve el mundo a través de sus ojos.
El mundo es amenazador, por eso él ofrece búnkeres baratos, búnkeres para pobres. Es un negocio que promete en los tiempos que corren, así se lo intenta vender al del Banco. Lleva consigo un montón de contratos firmados por gente desesperada dispuesta a hipotecarse con tal de tener un lugar seguro.
Por supuesto es un lugar seguro acorde con el precio, construido “de aquella manera” en el trastero o en el sótano. Pero a los pobres les vale. Les vale con pensar que, llegado el momento, tendrán dónde encerrarse y que no vengan a por ellos.
¿Y cuál es ese temido momento? No se sabe. Puede ser una catástrofe climática o nuclear, una guerra, una pandemia, una hambruna. Lo que sea. Lo importante es que está en el aire y hay que tener adónde ir.
Muchas personas asustadas se han apuntado a la moda de prepararse para lo que venga, y prepararse para ellos significa “sálvense quien pueda”, también para Segismundo. Él no cree en los sindicatos ni en las asociaciones vecinales, ni en las ONGs, ni en la solidaridad. Durante las 24 horas que escuchamos sus pensamientos nos queda bien claro que estamos ante un individualista, un pesimista y un buscavidas que encaja perfectamente en nuestra sociedad consumista y cuya máxima aspiración es el dinero. Hacerse rico, triunfar, comprar esto y aquello, y que todos se arrodillen ante una historia de éxito. A ser posible una en la que el protagonista se ha elevado desde lo más bajo, sin contactos, con pocos recursos, sin ayuda de ningún tipo. La sociedad del Western, del pistolero, del hombre hecho a sí mismo (y ahora también de la mujer hecha a sí misma).
Sin embargo en la sociedad individualista y consumista hay quien intenta organizarse, sumar fuerzas y aportar ideas para “un mundo mejor”. Reciclar, ahorrar, salvar el planeta, ayudarse los unos a los otros… Pero Segismundo se ríe de ellos. Los llama botijeros, que es otra manera de llamarlos ingenuos o idealistas. Él sabe bien, como sabía su padre y ahora también su hijo, que nadie ayuda a nadie a cambio de nada y que cada uno tiene que sacarse las castañas del fuego. Segismundo García adora el dinero y no se avergüenza, ¿por qué iba a hacerlo en una sociedad como la nuestra?Es interesante la descripción detallada que hace Isaac Rosa de cada “bando”, los consumistas asustados y los ecologistas, sus motivos, sus fuerzas y sus flaquezas, sus contradicciones. Cada frase ha sido pulida, cada adjetivo y cada nombre (y cada mote) ha sido escogido cuidadosamente. Nada queda al azar. Por otro lado se va creando cierto suspense: ¿conseguirá Segismundo convencer al Banco? ¿Por qué lo perdió todo su padre? ¿Qué peligroso negocio se trae entre manos su hijo…? ¿Qué es lo que busca ansiosamente el protagonista exactamente cuando consulta los paseos erráticos de su padre en la pantalla del móvil? Y sobre todo, ¿qué futuro nos espera?