«La elocuencia del silencio»
por Carmen González García-Pando
(Museo Cervantino. El Toboso. Del 15 de Julio al 30 de septiembre de 2022)
Se dice que una imagen vale más que mil palabras pues bien, cuando se trata de muchas imágenes testimonio de un ayer repleto de vivencias, las palabras serían tantas que lo mejor es no pronunciarlas. Sencillamente guardar silencio y mirar. Con este «elocuente silencio» nos aproximamos al resultado llevado a cabo por Elena Carvajal y un grupo de amigos amantes de esta tierra que, allá por el pasado siglo y justo antes de la gran transformación de los siguientes decenios, tuvieron el buen criterio de retratar rincones, hábitos y costumbres de su tierra manchega: El Toboso
Como comenta Luis Gómez Gallego en su comentario de la colección: «Algunas de las edificaciones han desaparecido y otras se han conservado a duras penas. Si Azorín cuando visitó El Toboso en 1905 se lamentaba de cómo había podido el pueblo haber llegado a ese grado de ruina y abandono, en realidad estaba constatando la pervivencia de gran parte de su patrimonio edificatorio gracias precisamente a su decadencia y ausencia de evolución, al ser una villa detenida en los siglos XVI y XVII, su época de mayor esplendor. Después vio su población reducida desde los cinco mil habitantes a la mitad, cifra que apenas logró rebasar. Nunca llegaría a superar la crisis demográfica y económica del siglo XVII, a diferencia de los pueblos de alrededor.
Elena y su grupo de amigos supieron ver y transmitirnos los vestigios de aquellos siglos, agazapados en la imponente iglesia parroquial —“la iglesia donde rezaba Dulcinea”—, en la desaparecida iglesia de la Tercera Orden Franciscana, en las casonas tradicionales de los hidalgos de la orden de Calatrava o de Santiago, con sus patios de columnas y corredores, y oratorios particulares… Tampoco escapó a su mirada las tinajas tradicionales elaboradas desde el siglo XV hasta finales del siglo XIX y que Cervantes inmortalizó en El Quijote —“oh tobosescas tinajas”—, los detalles de los patios empedrados, las rejas de forja, las casas de tapial encaladas, las buhardillas en los tejados, las aldabas de las puertas, las alacenas de celosía donde se guardaba el pan tan preciado, las bodegas, las cámaras con sus pequeñas ventanas, donde se almacenaba el trigo, la cebada y las legumbres, los brocales de piedra de los pozos, la ermita derruida… La arquitectura tradicional que había pervivido durante siglos, asociada a una estructura económica fundamentalmente agrícola y ganadera, y que estaba a punto de desaparecer. Por eso es tan excepcional esta colección de fotografías, porque está realizada en un momento crítico, justo antes de que la piqueta transformase en gran medida lo que se había conservado con la persistencia de los pueblos y las familias celosos con su pasado. Gracias a la recuperación de estas fotografías, ahora depositadas en el Archivo Histórico Provincial de Toledo, El Toboso dispone de una parte de su memoria, con la que poder evocar formas de vida pasadas».
Desde estas páginas, aplaudir la iniciativa y animar a acercarse por este emotivo pueblo cervantino que, entre otro gran aliciente, está la contemplación de estas bellas e históricas fotografías. Seguro que no se sentirán defraudados.