Discos
por Xavier Valiño
YAWNERS: Duplo (Montgrí)
Tres años han pasado ya desde que Elena Nieto editase su debut Just Calm Down (La Castanya). A finales del año pasado se confirmó su fichaje por la discográfica independiente Montgrí y ahora aparece su segundo trabajo, Duplo, un disco que replica en su portada la del anterior y que presenta, aparentemente, un sonido continuista. El álbum tendrá edición en Europa a través de Big Scary Monsters, EE.UU y Canadá con Counter Intuitive Records y Japón con Inpartmaint Inc.
El cambio más relevante, a priori, es que ahora aparecen varias canciones en castellano, lo que hace que parezca que suena a algo distinto, en un álbum que habla de la duplicidad y las responsabilidades que asumimos, a menudo de forma totalmente innecesaria, a la hora de decidir cómo queremos que sea nuestra vida. Son diez canciones coreables a pleno pulmón, himnos contagiosos repletos de armonías que hacen feliz al oyente cada vez que se escuchan, en la onda de Cala Vento (precisamente los responsables de su sello discográfico, Montgrí) y el rock de guitarras de los 90, como Sugar, Superchunck, The Breeders o Weezer. De hecho, tiene una canción con el nombre de su líder, Rivers Cuomo, que este ha elogiado públicamente. No es de extrañar.
WARPAINT: Radiate Like This (Virgin)
A la hora de presentar el cuarto disco de su banda Warpaint, la guitarrista y vocalista Emily Kokal bromeó diciendo que debería haberse llamado Exquisite Corpse (Cadáver exquisito), aunque el nombre ya había sido utilizado… ¡por el propio grupo en su EP debut! Al margen de bromas, lo cierto es que su nuevo álbum tuvo que plantearse de una forma distinta después de que a una primera sesión de grabación siguiera el confinamiento por la pandemia.
El grupo tuvo entonces más tiempo para componer y arreglar las canciones, lo que en su caso es algo que se intuye decisivo. Al igual que sus anteriores trabajos, se mueve en un punto intermedio entre el post-punk, el disco, el pop ensoñador y el r&b, pero en esta ocasión resulta un álbum más completo, equilibrado, y cautivador. El bajo acorrala en todo momento al oyente mientras las armonías incrementan su pegada emocional, como en “Proof”, “Champion”, “Stevie”, “Oculus” o “Hips”, por poner algunos ejemplos. Se puede vivir como una experiencia íntegra, pero detrás se percibe -y puede apreciar, si así se quiere- el tono artesanal y dedicado que Kokal, Jenny Lee Lindberg, Stella Mozgawa y Theresa Wayman le imprimen a sus criaturas.
THE WAVE PICTURES: When the Purple Emperor Spreads His Wings (Moshi Moshi-Music As Usual)
En una trayectoria vertiginosa para los estándares de hoy en día -dieciocho discos en 15 años, desde el 2003 al 2018-, el nuevo disco de los británicos The Wave Pictures ha tenido que esperar más que nunca, en concreto cuatro años. El parón, probablemente inducido por la pandemia, lo sellan con un nuevo álbum doble que toma en esta ocasión como referencias principales el rockabilly de Sun Records (“Dale It’s a Damn Shame”), discos de guitarras africanas (“Jennifer”), la faceta más country de Neil Young (“This Heart of Mine”), la colisión bruta de The Who (“Douglas”), la fuerza de The Yardbirds (“Never Let You Down) y la constancia de Guided By Voices, resumiendo varias décadas de música popular.
Nada de ello rompe con lo que habían hecho antes, pero aquí luce con una producción que resalta todo lo que tocan David Tattersall (líder, guitarrista y vocalista), Franic Rozycki (bajo) y Jonny ‘Huddersfield’ Helm (batería). Y lo hacen con canciones que han agrupado por su temática en cuatro caras dedicadas al ciclo de la vida, una por cada estación, empezando en el verano y acabando en la primavera. Hay mucho destacable en este arrebatado disco, como el largo solo de guitara de “Smell the Ocean”, la delicadeza acústica de “Never Better”, el power-pop de “Blink the Sun”, la exuberancia del tema titular…
RÖYKSOPP: Profound Mysteries (PIAS)
Tras The Inevitable End (2014), los íconos noruegos de la música electrónica Röyksopp abandonaron el formato de álbum tradicional con la intención de liberarse de sus expectativas y obligaciones cíclicas. Desde entonces han compuesto la banda sonora de un espectáculo cómico sobre Franz Kafka, han participado en el recopilatorio Star Wars Headspace de Rick Rubin, han editado singles cuando les pareció oportuno y han soltado lastre con un proyecto de rarezas mensuales que culminó en la antología The Lost Tapes de 2021.
Ocho años después lo que presentan tampoco es un álbum al uso, sino una ambiciosa mezcla de música y arte conceptual en la que cada tema se acompaña de una pieza creada por el artista contemporáneo australiano Jonathan Zawada y un cortometraje creado por un director de una de las principales productoras cinematográficas de Europa, Tocino. Menos agresivo que anteriores trabajos suyos, hay en sus textos una clara fascinación y preocupación por lo infinito y lo imposible, los misterios más profundos de la vida, como revelan en su título. Y además de contar con vocalistas como Astrid S, Beki Mari, Pixx o Susanne Sundfør, incluye una de las piezas más fascinantes del año, “Impossible”, con la voz de Alison Goldfrapp, que lleva a soñar cómo sería un álbum completo del dúo (Svein Berge y Torbjørn Brundtland) con ella.
BIZNAGA: Bremen no existe (Montgrí)
Tras un tercer álbum en el que divagaban sobre la claustrofobia social y tecnológica (Gran pantalla, 2020), Biznaga presenta ahora un cuarto disco en el que se muestran menos frenéticos, más accesibles, apostando por una producción más cuidadosa (la primera vez que interviene alguien ajeno al grupo), por unos tempos más controlados, por buscar sonidos de guitarra más grandes, por la melodía… El resultado es su disco más pop, luminoso y melódico partiendo el punk, acercándose a los R.E.M. o Manic Street Preachers de sus inicios. Ellos lo llaman agit-pop.
No han perdido su impronta nihilista, y sus mordaces letras muestran aquí desazón con el futuro y desencanto con el presente que se prometía y que no se ha materializado -aunque sin dejar de mantener intacto el entusiasmo-, pero también una cierta mirada nostálgica a los sueños de la adolescencia, donde la referencia a la serie infantil de entonces Los Trotamúsicos de su portada deviene crucial. Evidentemente, los músicos de Bremen del título (Bremen no existe. Música para otra generación perdida) serían el símbolo perfecto de las expectativas no cumplidas, del viaje sin destino, estableciendo un diálogo entre generaciones distintas unidas por el mismo desánimo.
ELI ‘PAPERBOY’ REED: Down Every Road (Yep Roc-Popstock!)
Willie Nelson aseguró en su día que “I Can’t Stop Loving You” del soulman Ray Charles, el primer single de su álbum de 1962 Modern sounds in country and western music, fue, sencillamente, “la cosa más grande que un artista haya hecho por la música country”. Hasta ahora nadie aseguraría que Eli ‘Paperboy’ Reed, conocido como uno de los máximos estandartes del soul de los últimos años, tenía una especial predilección por el country. Y ahora revela, con su nuevo álbum, que de pequeño le deslumbraba la voz de George Jones, la actitud de Waylon Jennings y, sobre todo, las composiciones de Merle Haggard.
A este último le dedica su nuevo álbum, que incluye versiones de canciones suyas de su etapa Capitol, registradas entre 1965 y 1975 -salvo un corte-, coincidiendo en parte con la época dorada del soul. Reed mantiene su esencia, su melodía y su mensaje, pero las traduce al alma de Memphis y las reelabora según los parámetros de sonidos por el que lo hemos conocidos hasta ahora, insuflándoles voces catárticas, guitarras funk, órganos cálidos y vientos ocasionales. Grabado en directo, Reed prueba que el cancionero de Haggard se puede prestar perfectamente a este acercamiento. Nelson y Charles seguro que le darían su visto bueno.