Robert Finley, el sueño soul del hijo del algodonero
por Xavier Valiño
Robert Finley acaba de editar su nuevo álbum, Sharecropper’s Son, un disco que define toda su carrera, a través de Easy Eye Sound. Una obra escrita por Finley y coescrita por Dan Auerbach (The Black Keys), quien lo ha definido como «el mejor cantante de soul vivo», y que cuenta con la colaboración de músicos veteranos del blues y leyendas que han trabajado con ellos, desde Elvis Presley hasta Wilson Pickett.
Antes de su rápido éxito, Finley superó un divorcio, incendios domésticos, un accidente automovilístico y la pérdida de la vista a los 60 años, para finalmente perseguir su sueño musical y convertirse en una sensación después de 67 años de duro trabajo. Desde el lanzamiento de su debut producido por Dan Auerbach, Goin’ Platinum, ha podido por fin hacer giras por todo el mundo, recibiendo elogios de la crítica.
Su último álbum cuenta la historia de su vida y tiene sus raíces en los sonidos clásicos del soul sureño, el country o el rhythm y el blues. Con composición de Finley, Auerbach, Bobby Wood y contribuciones del respetado compositor de música country Pat McLaughlin, Sharecropper’s Son también cuenta con colaboraciones de artistas experimentados como el propio Auerbach, Kenny Brown, Russ Pahl y Billy Sanford, a los que se unen Bobby Wood, Gene Chrisman, Nick Movshon, Eric Deaton, Dave Roe y Sam Bacco.
El propio Finley seleccionó las canciones de Sharecropper’s Son, contando con una variedad de influencias vocales como las de Al Green, Jimi Hendrix, Ray Charles, Elvis, James Brown o The Beatles, todas inspirando su enfoque vocal diverso, que resumen su notable vida. Los relatos de Finley sobre el dolor y la alegría se elevan al compartir su creencia de que nunca se es demasiado joven para soñar y nunca demasiado viejo para vivir.
Robert es un veterano del ejército y era un carpintero experto antes de perder la vista a los 60 años, cuando se decidió a perseguir su sueño en el mundo de la música. Tras un divorcio, varios incendios en su casa, un accidente de coche y perder la vista debido al glaucoma, se vio forzado a retirarse de su profesión de carpintero. Finley cree que su vista mejoró con el poder de la oración, y su fe también le ha ayudado a enfocarse en su carrera musical a los 60 años. Según Finley, “perder la vista me dio la perspectiva necesaria para encontrar mi verdadero destino”.
Su rumbo ha cambiado. Su álbum previo, Goin’ Platinum, producido por Auerbach, recibió buenas críticas, incluidas las de la Associated Press que alabó la habilidad de Finley para darle “credibilidad instantánea a cualquier canción”, y el Guardian/The Observer que exclamó que “la versátil voz de Finley va desde el primigenio sonido Motown hasta el falsete de un crooner”.
Auerbach vio el potencial de Finley desde el principio, proclamándole “el mayor cantante de soul vivo”. “Entró como si lo hiciera directamente desde el pantano”, recuerda Auerbach. “Llevaba pantalones de cuero, botas de piel de serpiente, una enorme hebilla country & western, un sombrero de vaquero y un guardapolvos de piel. El toque final era el bastón plegable de ciego que Finley llevaba a la cadera, guardado en una pistolera. Básicamente, venía vestido para salir en la tele”.
Finley nació en una familia de ocho hermanos en Winnsboro, Luisiana, en 1953. Actualmente reside en Bernice (North-Central Luisiana). Las canciones incluidas en Sharecropper’s Son’s se inspiran en la infancia de Finley. Todos en su familia eran aparceros y él no pudo asistir a la escuela de forma regular, trabajando habitualmente con su familia recogiendo algodón. Más tarde asistió a una escuela segregada pero la dejó en décimo grado para ponerse a trabajar.
“Estaba listo para contar mi historia, y Dan y sus chicos me captaron tan bien que era como si ya la conocieran, con lo que me sentí muy respaldado durante todo el proceso”, cuenta Finley, reflexionando sobre las historias de su niñez que inspiraron el disco. “Trabajar en los campos de algodón no fue una buena experiencia, pero es parte de mi vida. Nos quedamos en el barrio la mayor parte de mi infancia. No era seguro vivir por tu cuenta en aquella época. Una de las cosas que adoro de la música es que, cuando era pequeño en el Sur, nadie quería escuchar lo que quería decir o lo que pensaba. Pero cuando ponía esos pensamientos en forma de canciones, la gente escuchaba”.
“En “Make Me Feel Alright” no se trata de buscar amor, sino compañía”, apunta Finley sobre el primer single del álbum. “A veces quieres encontrar a alguien con quien pasar un buen rato sin juicios ni equipaje. No hay nada como ir a un club y pasar un buen rato. Conoces a alguien, tienes una noche divertida y luego vas por caminos separados con tus propios problemas, pero aun así experimentas el amor en el momento».