Discos
por Xavier Valiño
VERTO: Embora (Alberto Mira Cons-Fernando Peleteiro Sánchez)
Cuando Verto hizo público un listado con sus influencias incluso antes de editar su debut, estaban dando a la gente de su generación una guía de por donde iban a ir las canciones de ese disco y, al tiempo, estaban reconociendo cuáles son aquellos artistas que van contribuyendo a dar vida a este proyecto en vías de desarrollo. Por algo Verto está integrado por dos chavales de 22 años sin prejuicios y con ganas de empaparse de todo aquello que les llame la atención y sea asumible para su causa.
Hay en Embora canciones que contienen unos textos tristes -casi íntegramente en gallego- pero sin caer en el victimismo y que, además, se presentan con una música casi siempre contagiosa y cercana al baile. Verto se sirven del autotune y la electrónica y coquetean con el trap, pero demuestran que han escuchado funk de finales de los 70 y principios de los 80, como Prince, sin miedo a introducir solos de guitarra en sus canciones pop. Su futuro promete muchas alegrías.
CHICHARRÓN: Unha fogueira intacta (Feror)
Xiu Xiu, Liars, FKA twigs, Swans, Mark Lanegan, Kendrikc Lamar, Low, Malandrómeda, Portishead, incluso HAIM. Son algunos de los nombres que aparecen en una lista de Spotify del grupo gallego Chicharrón que pretende ubicar al oyente de cara a escuchar su tercer disco, tras la intensa experiencia emocional y anímica que representó Cancións clínicas (Prenom, 2018).
Su nuevo álbum fija sus coordenadas en la música electrónica como base y un cierto espíritu experimental, con canciones que se plantean casi como un misterio, asegurando que cada una es la misma y, a su vez, todas forman una. Con textos escritos antes de la pandemia, pero que encajan perfectamente en lo vivido en estos meses, el trío se lo ha planteado con grabaciones de campo colándose en sus estrías y como un trabajo colectivo en el que participan un montón de músicos -y otros artistas- coetáneos que les interesan, además de poetisas como Yolanda Castaño, Luz Pozo o Alba Cid. El resultado plantea un desafío arriesgado y ciertamente estimulante que mantiene algún asidero (“Outono de fíos eléctricos”, “Procesos de oxidación”).
SON LUX: Tomorrows III (City Slang-Musicasusual)
En los últimos meses, el trío formado Ryan Lott, Rafiq Bhatia e Ian Chang ha ido dando a conocer por entregas su trilogía Tomorrows. Recién lanzado en plataformas digitales su volumen III, anuncian para julio la edición física de los tres. Como es habitual, siguen desafiando la forma de hacer música, cuestionando las suposiciones y creando a partir de la tensión -lo que en la gastronomía se conoce como ‘deconstrucción’-.
Ambicioso en alcance e intención y enfocado en principios volátiles como el desequilibrio, la disrupción, la colisión o la redefinición, resulta más ambiental en su primera entrega y cercano a una electrónica pesada en la segunda. Cuando el grupo brilla más es cuando se entrega a crear algo sensual y dramático, que no olvida tampoco lo visceral y su vertiente más vulnerable, como en “Vacancy”, “The Hour” o “A Different Kind of Love”. Se puede degustar como un viaje audaz, viviéndolo íntegramente, o escogiendo lo mejor de las tres partes, lo que revela un álbum hipnótico.
ÓSCAR AVENDAÑO & REPOSADO: Perros negros (Milana)
Es curioso que haya tenido que ser una pandemia la que nos haya dado a conocer uno de los discos perdidos del rock estatal, puede que el más reciente de esta categoría. Óscar Avendaño (parte de Siniestro Total, Los Casanovas, Los Naipes y The Bo Derek’s, y, con su nombre, al frente también de Los Profesionales o Los Míticos GT’s) grabó hace cinco años este trabajo junto a la misma formación (Andrés Cunha y Mauro Comesaña, más la colaboración de Hendrik Röver en su estudio cántabro GuitarTown Recordings) que registró el debut de Reposado, titulado Burro.
Desde entonces, había quedado aparcado por no encontrar el momento adecuado para que viera la luz. Ahora, editado por Milana, descubrimos por fin otro de esos completos tratados suyos de rock incorruptible que cada vez son más escasos por aquí. A Óscar se le nota más cabreado en sus letras, mientras que su sonido se pasea por la americana, el pub-rock adelantándose a Bo Derek’s, el folk rock psicodélico e incluso el rock distorsionado de los años 90.
TOM PETTY: Finding Wildflowers (Alternate Versions) (Petty Legacy LLC-Warner)
Para muchos, sobre todo aquellos que lo descubrieron cuando su carrera discográfica ya llevaba algunos años, Wildflowers (1994) es el mejor álbum de Tom Petty. Hay un par de discos que contradicen esa afirmación fácilmente pero, en cualquier caso, está entre sus obras más conseguidas. Petty siempre quiso que fuese un doble álbum y, en vida, habló de recuperar parte del material grabado, algo que no pudo ser.
Sus herederos están tratando con mimo sus discos póstumos. El año pasado se lanzó una versión super deluxe de 9 vinilos y 5 compactos del álbum, y ahora se recupera el disco inédito que incluía, con tomas alternativas de 15 de las canciones grabadas entonces, más el brillante y melancólico inédito “You Saw Me Comin’”. El ingeniero y coproductor del músico Ryan Ulyate se ha encargado de seleccionar las mejores grabaciones entre 245 carretees de cinta, lo que permite comprobar su evolución y cómo se fue moldeando aquel material ya legendario.
SEN SENRA: Corazón cromado (Sonido muchacho)
Es todo un privilegio ir asistiendo al crecimiento de un músico con mayúsculas, puede que incluso una estrella, aunque eso es lo de menos. El gallego Christian Senra lleva años haciendo música, primero con su banda Demonhigh (Corazón ardiente, 2014) y luego en solitario, transitando por el rock garajero (Permanent Vacation, 2015) o más en la onda Mac DeMarco (The Art of Self-Pressure, 2017).
Cuando en 2019 dio el salto con Sensaciones a los sonidos urbanos, convirtiéndose de paso al castellano, era como si tuviésemos de pronto nuestro propio Frank Ocean (su “Un puñado de sensaciones” parece “Nights” del californiano). Su nuevo EP de siete canciones incide en esa senda, un trabajo elaborado y que destila sutileza, aunando ritmos urbanos, referencias latinas, arreglos electrónicos y melodías del pop más clásico. Sí, aparece C. Tangana en “Qué facilidad” pero despunta más cuando logra algo de tanta sensibilidad como “Tumbando en el jardín viendo atardecer”.