VVAA: «Poéticas. Antología de mujeres del siglo XVI»
por Alberto García-Teresa
( Ya lo Dijo Casimiro Parker, 2020. 176 páginas)
Ya sabemos que el canon literario, como cualquier canon, como cualquier Historia, siempre ha sido escrito desde arriba. Desde allí, entonces, solo se ha mirado en línea recta, incluso cuando se han bajado los ojos para descender por el reguero que lleva hasta la cúspide. El canon de las letras hispánicas no ha sido ajeno a esa dinámica de poder, evidentemente. Y, por supuesto, la desigualdad en la capacidad de representación y de ser representadas de las mujeres se evidencia con nada que nos acerquemos a cualquier manual.
Marcos Almendros, poeta, gestor cultural, diseñador gráfico y editor de Ya lo Dijo Casimiro Parker, se ha encargado de sumergirse en la poesía aurea española para presentar esta antología de mujeres poetas del siglo XVI. Lo hace sin aparato crítico (más allá de incorporar unas notas con las palabras originales del léxico que ha actualizado y unas breves líneas de presentación), con la intención de proponer este conjunto de escritoras para que puedan hablar por sí mismas. Igualmente, se hace con el propósito de subrayar la actualidad tanto de esa labor de recuperación (porque aún queda muchísimo camino por recorrer) como de la lectura de estos materiales. No se trata, pues, de un trabajo de arqueología literaria, sino de un trabajo de investigación que quiere afirmar que, entre las sombras, podemos encontrar raíces y semillas fértiles.
La valentía de estas mujeres escritoras, cada una con su singularidad pero con una radical adversidad común para expresar su voz, embutidas en los severos mandatos de género de una sociedad imperialista, reaccionaria y fatalmente religiosa, no debe perderse de vista nunca al acercarnos, hoy, a sus textos.
Evidentemente, Santa Teresa de Jesús y sus conocidos poemas místicos constituyen uno de los puntos de apoyo del libro. Poco se puede añadir sobre uno de los hitos de las letras renacentistas: su relectura continúa abriéndonos caminos y provocando resonancias.
Pero su potencia no puede ensombrecer (solo desde una maliciosa intención de no querer mirar más allá) las composiciones del grupo de autoras que integran esta selección: Florencia Pinar, Francisca de Aragón, Luisa Sigea, Isabel de Castro y Andrade, la dominicana Leonor de Ovando, sor María de San José, Catalina de Zúñiga, Isabel de Vega, Leonor de Iciz, Luisa de Carvajal y Mendoza, Juana de Arteaga, sor María de la Antigua e Hipólita de Narváez. Dejar constancia de sus nombres aquí también constituye un pequeñísimo acto de leve reparación, pues otras muchas no pudieron llegar a dejar testimonio de sus versos.
En el conjunto del poemario, abundan las piezas de temática amorosa y religiosa y también lo bucólico-pastoril, así como una pretendida desconexión material de la escritura. En general, se percibe la tensión entre voces que vibran enconsertadas y la intención de ofrecer otra perspectiva vital. Esa incisión se abre tímidamente en versos como los de Florencia Pinar, Isabel de Vega o Luisa Sigea. Asimismo, se puede apreciar la versatilidad de la rigidez estrófica y de esos nuevos cauces formales para la poesía que el XVI abrió y consolidó.
Descubrir para constatar la diversidad y los agujeros de un canon de por sí siempre injusto es a lo que nos invita este valiente proyecto editorial, que aspira a continuar rastreando a esas mujeres poetas que fueron arrojadas más allá de los márgenes de la hoja de papel.