Jordi Amat: “El hijo del chofer”
por Julia Sáez-Angulo
(Tusquets, 2020. 256 págs )
Ya va por la segunda edición este libro de Jordi Amat, en el que se cuenta la trayectoria de preparación y corrupción del procés en Cataluña, a través de una vida singular, corrupta y hasta perversa, la del periodista Alfons Quintà (1943-2013), que trabajo en El País, El Mundo, TV3 y otros medios informativos y estuvo en contra y seguidamente a favor del corrupto Jordi Pujol. El libro no tiene desperdicio y, como dirían los franceses, tout le monde en parle. Bravo por el autor que entra sin miedo en las cloacas del pujolismo, entre otros asuntos, el de Banca Catalana, tapado por presiones del poder durante la Transición (que tiene también sus agujeros negros). La mejor novela negra se queda en gris pálido ante estas “andanzas” (así se llama la colección de la editorial Tusquets que publica el libro) de banqueros, políticos y medios informativos, a través la vida de un informador, un ser complicado, vengativo, manipulador, déspota… cuando no psicópata, que acabó disparando contra su vida, después de hacerlo contra su ex pareja que lo estaba cuidando en su decadencia. Un vida intensa y lamentable, digna de un libro como este. Una “novela negra” de las mejores.
El título “El hijo del chófer” se debe a que Alfons Quintà era hijo del chofer del escritor Josep Pla, a quien ya jovencito, Quintà lo chantajeó en una ocasión por los contactos con gente antifranquista del escritor ampurdanés. Una singular foto en blanco y negro con Alfons Quintà, su padre y el escritor ampurdanés, amén de otras personas, ilustra la portada del libro.El protagonista, hombre real, Alfons Quintà, pronto se dio cuenta de que la información era poder oportunamente administrada, manipulada y vendida. Él lo hizo en su trayectoria, cuando no la utilizó como venganza por los despidos laborales que sufrió en su vida. Quintà fue el primer delegado de “El País» en Barcelona y el creador de TV3, así lo dispuso Jordi Pujol, presidente de la Generalitat, para quitarse de encima a un delator peligroso. No hay mejor “negocio” que untar cuando el individuo se deja hacerlo.
Las miserias de una sociedad catalana, que extendía sus brazos hasta Madrid, el libro da cuenta de hechos que dejan sin respiración ante el edificio traicionero pujolista y sus “cómplices” del poder en todas las alturas. El asunto Banca Catalana queda al descubierto y desmenuzado; al lector sensible lo descoloca por tanta basura que tiene que tragar. El poder corrompe y el absoluto que se busca siempre corrompe absolutamente y enmerda a los que se dejan. ¡Qué tropa!, como diría Romanones.
¡Qué elecciones tan indignamente ganadas y qué poder ejercido sobre un pueblo al que se le esquilmaba sin vergüenza ni piedad! : el catalán y colateralmente a otros. Habría que analizar las mentes de un político antes de dejarle ocupar el poder, como se hace con los policías, porque los hay psicópatas y codiciosos que lo buscan, arruinan una democracia y la intoxican con mentiras sucesivas ante un pueblo como el latino que, a diferencia del anglosajón, parece tragar impotente los embustes con facilidad cada día.