Els Joglars: “Señor Ruiseñor”
por Julia Sáez-Angulo
(Teatros del Canal. Madrid)
¡Que buenos cómicos y actores son El Joglars! Se merecieron una prolongada ovación en el Teatro del canal, la tarde del 11 de setiembre. Una ovación serena, seca, sin gritos de ¡bravo!, que no quise soltar de mi garganta, por aquello de que iba a hacer una crítica- pero fue aplauso prolongadísimo y sincero sobre el estado de la cuestión, en una tarde en que el separatismo catalán dividido hacía también su patética y estertórea puesta en escena. La sinopsis sería: Un jardinero de Parques y Jardines debe dejar el trabajo por culpa del reuma y le ubican en el Museo Rusiñol, donde hará de Santiago Rusiñol (1861-1931) presentando las visitas teatralizadas del Museo. Pero al cabo de un tiempo, cuando él se ha enamorado del pintor, deciden transformar el Museo Rusiñol en el Museo de la Identidad. A partir de aquí se crea un conflicto entre los dos mundos: el de Rusiñol y el de los que defienden la identidad, a los que llamamos bárbaros. La obra es una reivindicación del arte como patria universal, a partir de Rusiñol, contra las patrias identitarias.
La obra Señor Ruiseñor es una ingeniosa parodia del separatismo racista y supremacista con motivo de una reestructuración del Museo Rusiñol, para convertirlo en Museo de la Identidad (catalana), frente al discurso de un artista que pintó como nadie los jardines de España.
La obra pone de manifiesto como se hace la construcción de un relato del pasado y el presente independentista, a base de secuencias hilarantes sobre la Historia real, el ensalzado de lo propio, el obviar la realidad no pronunciando su nombre o sancionando por hacerlo. No se escapa nadie, ni la ridiculez insensata de las instituciones y políticos, el clero, la codicia, el lavado de mentes con unos mantras para que a base de repetir se conviertan en verdades impuestas, en los charnegos que dicen sí señor para integrarse, en TV3 como Gran Hermano aleccionador, en el público ciego y nipón que no entiende ni actúa…Todo confluye al fluido montaje escénico, con efectos especiales de todo tipo, desde las proyecciones a la música de Doña Francisquita y Los sitios de Zaragoza a En el frente de Manresa… a los acentos regionales en el habla, los sombreros y las barretinas, las esteladas y la camiseta del Barça para dar vida al cuento universal El rey desnudo, con desnudo integral masculino…
Después de ver esta obra de El Joglars, conociendo las anteriores, solo cabe esperar la siguiente para ver por donde salen estos ingeniosos cómico y actores catalanes, que llevan a Cataluña en el corazón y por eso parodian su falta de seny y sensatez en algunos sectores contra otros, y apuntan con melancolía la dificultad de abrirse camino en medio el gran “chapapote” -palabra utilizada en escena- que se ha formado en su convivencia.
Yo eché de menos esa preciosa canción o melodía catalana que se titula Rusignol y que me pareció escuchar algunos compases al principio, en la deliciosa danza de los ruiseñores con que abre la obra de teatro Señor Rusiñol. Quizás es demasiado bella y melancólica para el trazo grueso del chapapote.