Discos
por Xavier Valiño
RUFUS WAINWRIGHT: Unfollow the Rules (BMG)
Teníamos olvidado al Rufus Wainwright pop. Después de Out of the Game (2012), que no se cuenta entre sus mejores trabajos, editó su ópera Prima Donna (2015) y su trabajo sobre 9 sonetos de Shakespeare (Take All My Loves, 2016). Él habla de su noveno disco como su primer disco de madurez, en la línea de trabajos adultos de Paul Simon, Leonard Cohen o Frank Sinatra, más en sus intenciones que en su sonido, haciendo uso de toda su experiencia para crear sus canciones más conseguidas en años.
Aquí, Wainwright se dirige a su pareja Jörn Weisbrodt en “Peaceful Afternoon”, a su hija en “My Little You” a Joni Mitchell en “Damsel in Distress” o a su pasado con el alcohol y las drogas en “Early Morning Madness” vistiéndolo de Roy Orbison en el tema principal o de country rock en “You Ain’t Big”, siempre con unos arreglos exquisitos.
BENJAMIN BIOLAY: Grand Prix (Universal)
Aunque ya había registrado un disco en directo en 1994, fue en 2002 cuando descubrimos con Rose Kennedy al más grande autor contemporáneo del pop francés. Sin mácula, iba editando discos propios y colaboraciones con otros artistas, desviándose de su camino recientemente con dos discos cercanos a Argentina (Palermo Hollywood, Volver) y otros dos de versiones (Trenet y Songbook).
Por ello, su regreso al rock y a la chanson en su décimo disco, su reencuentro con el lirismo y la melancolía, con energías renovadas, es todo un acontecimiento, y de los que se recuerdan por sus memorable canciones. Tomando como punto de partida la Fórmula 1, hay homenajes a pilotos fallecidos (Jules Bianchi y Ayrton Senna) envuelto en una reflexión del lado heroico del deporte, asimilándolo a la existencia del artista.
GARY OLSON: Gary Olson (Tapete)
Tiene detrás cinco álbumes con su banda Ladybug Transistor, que bien reclamarían la atención hacia su debut a cualquiera que cayera embrujado por sus canciones. Tras ocho años sin saber de ellos, Olson debuta en solitario con un disco grabado entre Noruega y Brooklyn. Burt Bacharach, Prefab Sprout, The Blue Nile, The Divine Comedy o Belle & Sebastian son nombres que trae a la mente estas once hermosas canciones.
Hay en ellas algo del artesano que sabe crear sin alaracas, que da un tratamiento distinguido y delicado a lo que hace, que compone piezas exquisitas sin aparente esfuerzo. Es en el pop de cámara e intimista, que habla de viajes, sueños y memoria, revestido por arreglos de viento y de cuerda, donde Olson se encuentra cómodo y desarma, como en “A Dream for a Memory”, “The Navy Boats”, “Some Advice” o “Giovanna Please”.
PARANORMALES: Contra (Cleopatra)
Tres años después de su debut Belona, y con solo un EP de remezclas entre medias (Juno), regresa la banda barcelonesa estandarte de la onda post-punk de corte oscuro, grabando ahora para un sello californiano. A pesar de la reciente incorporación del baterista Diogo Santos al núcleo original (Ana Ruiz, David Toro y Juan Carlos Delgado), la mayor parte de las percusiones son de corte sintético, aportando una dosis no excesiva de nostalgia ochentera.
De “Vértigo”, uno de los dos singles de adelanto, el grupo ha dicho que “es una puñalada que se adentra en las heridas que dejan las historias que nunca se cierran”. Representa bien la temática del álbum, que en lo musical se acerca también a New Order (“Gem”), las atmósferas góticas (“Harakiri”), el pop (“Camino”), los ambientes turbios a lo El Columpio Asesino (“Disciplina”) o los recitados maquinales (“Elugelab”).
LOS ESTANQUES: IV (Inbophonic)
Fue a principios del año pasado cuando al grupo les robaron el disco duro en el que estaba prácticamente acabado su cuarto disco. Tuvieron que ponerse de nuevo a grabarlo y el resultado es este IV, un álbum que aseguran está muy influido por lo que los cántabros han vivido en Madrid desde que se asentaron en ella, hurto incluido.
Hay en él doce canciones que recogen personajes de historias y personalidades extravagantes, además de un instrumental final, que transcurre como un viaje luminoso y sorprendente a cada paso. Entre el pop progresivo, el rock, el soul, la psicodelia, Frank Zappa y Malcom Scarpa, así como lo que hacían grupos hispanos de los 60 y 70 como Solera o Los Módulos, Íñigo Bregel y Germán Herrero, como máximos responsables del proyecto, muestran también un humor desvergonzado que no está reñido con la seriedad.
TAYLOR SWIFT: Folklore (Universal)
La deriva de la mega estrella mundial Taylor Swift en los últimos años resultaba, cuando menos, curiosa, sino interesante, por dejar abierto el interrogante de adónde la llevaría: del country acercándose paulatinamente al pop, tomando partido político al enfrentarse abiertamente a Trump o filmando un documental como Miss Americana, que nadie de su envergadura se atrevería a hacer. Por algo Ryan Adams versionó entero su disco 1989 (2005).
En Folklore, lanzado sin anuncios ni adelantos previos, Swift ha contado con algunas colaboraciones que podrían dar la impresión de que ha girado su atención hacia el mundo alternativo, como Bon Iver o Aaron Dessner, de The National. Sin embargo, lo que ha hecho es incorporarlo a su visión pop, cada vez más lograda, para firmar su disco más estimulante, con cimas como “august”, “this is me trying” o “exile”.