Eulalia Abaitua: Fotos para la historia
por Alberto López Echevarrieta
Museo Vasco de Bilbao, del 29 de octubre de 2010 al 29 de mayo de 2011
Como muy bien ha señalado el notable especialista Josu Bilbao Fullaondo, Eulalia Abaitua (1853-1943) es la primera fotógrafa del País Vasco de la que se tiene noticia. Esta mujer, perteneciente a la alta sociedad begoñesa –cuando nació aún no se había producido la anexión de la República de Begoña a Bilbao- encontró su mejor “hobbie” en la fotografía. Por su posición social pudo desarrollar una amplísima labor sin limitación de medios ni de fronteras. Recorrió el País Vasco, Venecia, Roma, Barcelona, Marruecos, Lourdes, Málaga, Madrid, Creta, Tierra Santa… y siempre acompañada por su cámara de cajón con la que impresionó miles de placas, la mayor parte de las cuales guarda celosamente el Museo Vasco de Bilbao.
Este material ha servido para el montaje de cinco exposiciones anteriores centradas en temas concretos: “Mujeres vascas de ayer”, “La ría, imágenes de otro tiempo”, “La familia”, “Miradas del pasado” y “Begoña 1900. República y Santuario”. Ahora, bajo el título genérico de “La fotógrafa Eulalia Abaitua”, se nos presenta una selección de todo este material compuesta por 55 imágenes que se ve enriquecido con la proyección de 161 fotografías, casi todas inéditas. Paralelamente, la BBK en su colección “Temas vizcaínos”, ha publicado el interesante libro “La fotógrafa Eulalia Abaitua (1853-1943)”, escrito por Maite Jiménez Ochoa de Alda, que nos introduce en la personalidad y obra de esta mujer que pasa por ser una ilustre desconocida.
Eulalia sintió una especial predilección por retratar a las mujeres trabajadoras, sobre todo a aquellas que llevaban a cabo las labores más ingratas: vendedoras de sardinas, lavanderas en las orillas del río, lecheras, aguadoras, labradoras… Su cámara siempre estaba atenta para recoger en planos medios a aquellas a quienes la necesidad había curtido. Pero no por ello dejó a un lado la vida en el campo o la ciudad. Tomó apunte de edificios curiosos, del desarrollo de un Bilbao en expansión, de una industria pujante… Lo hizo en plan “amateur”, pero su obra ahí ha quedado, como mudo testimonio de una época.
Se dice en el libro que Eulalia fue, sin pretenderlo, lo que hoy se entiende como una reportera gráfica mucho antes de que naciera el reporterismo. Por eso su trabajo tiene un valor extraordinario, amén de la calidad de sus instantáneas y de la buena conservación de las placas, algunas de ellas estereoscópicas. Una de las características de su trabajo fue el espíritu inquieto del que siempre hizo gala y le llevó no sólo a fotografiar, sino a la investigación artística del medio llevada a cabo en el laboratorio que montó en el sótano del palacete donde vivía.
Uno de sus logros más celebrados fue la creación de imágenes en tres dimensiones que se podían ver instalándolas en un pequeño artilugio de madera que se apoyaba en la nariz. Hizo muchas fotos en este formato plasmando en ellas rostros, situaciones y paisajes. Aquella novedad fotográfica hizo las delicias de la sociedad de finales del XIX hasta la llegada del cine que la desbancó.
El Museo Vasco, que custodia más de 2.500 imágenes de Eulalia Abaitua, pretende con esta muestra dar a conocer la vida y obra de esta mujer a fin de que tenga su merecido reconocimiento público. Estas fotos constituyen un regalo para la vista y un testimonio de indudable valor histórico que todos los espectadores agradecen.