Discos
por Xavier Valiño
091: La otra vida (Warner)
Cuando hace tres años regresaron para una gira, la vuelta de 091 fue uno de los grandes acontecimientos del rock en castellano, solo igualable a lo que supuso la reunión de Los Enemigos poco antes. No iba a ir más allá de diciembre de 2016, pero se encontraron tan cómodos que empezaron a componer canciones. Ahora, cumplidos los compromisos personales, editan su primer disco en 25 años.
“Vengo a terminar lo que empecé” (acertado título), single de adelanto, retomaba las cosas donde las habían dejado pero con un sonido actual. “Leerme el pensamiento”, su continuidad, lo mejoraba. Y ahora, dentro del disco, abre un tramo intermedio rotundo y simplemente inapelable, con “Condenado”, “Por el camino que vamos” y “Una sombra” justificando el regreso y lo que quieran hacer después.
ALLAH-LAS: Lahs (Mexican Summer/LLC)
Así como es inevitable tener que superar el tópico del difícil segundo álbum, también es cierto que un artista que viaja en sus gira acaba de alguna forma reflejándolo en sus canciones. Puede ser tanto en las letras (lo más habitual) como en su sonido. Y eso es lo que les ha sucedido a los angelinos Allah-Las.
En su cuarto disco, envuelto en una portada que evoca una postal, el grupo ha buscado conscientemente dejarse imbuir por otros lugares, dirigiendo su mirada colectiva hacia horizontes desconocidos. Manteniendo su perspectiva californiana y relajada, un tanto embrujada, cada canción parece una oda un momento y lugar específicos, con cortes en portugués y español, otros más rítmicos pero ralentizados, instrumentales ácidos y ecos de los 60 o de Grateful Dead.
VAN MORRISON: Three Chords and the Truth (Exile/Caroline-Musicasusual)
Nadie con la misma producción que él: seis discos en tres años. Y no es ningún mozalbete, como sabemos, ya que frisa los 74. Sus discos nunca desmerecen, pero últimamente no pasaban de agradables. Hasta hoy, ya que este álbum, sencilla y acertadamente titulado Tres acordes y la verdad, se convierte en lo mejor que ha editado en mucho tiempo -¿23 años?-.
Hay en sus generosos más de 60 minutos mucho donde rascar, con la vuelta de Morrison a ese soul celta que bebe del rhythm & blues, que se estira y se disfruta en canciones magníficas como “Up on Broadway”, “Does Love Conquer All”, “Fame Will Eat the Soul” (un dueto con Bill Medley, de The Righteous Brothers) o “Days Gone By”, por citar solo cuatro. Si fuese su disco de despedida, no podría dejar mejor testamento.
COQUE MALLA: ¿Revolución? (Warner)
Cuando Coque Malla editó El último hombre en la tierra, lo sintió como un triunfo personal, una vía que le abría un nuevo mundo. Su éxito, además, lo eximió de andar justificando su trayectoria en solitario. El regreso a Madrid, después de vivir en el campo, le ha renovado la energía.
¿Revolución? suena ambicioso con su revestimiento sinfónico (arreglado por su hermano Miguel e interpretado por la Orquesta de Bratislava) de vientos y cuerdas, e incorporando sutiles arreglos electrónicos. Su desorientación vital la viste acertadamente con canciones coloridas y luminosas. Nada extraño si fueron concebidas tanto bajo el influjo de Radiohead o Daft Punk, aunque puede que resalten más las de The Beatles (“¿Revolución?”) o Elvis Costello (“El árbol”, “Solo queda música”).
NICK CAVE: Ghosteen (Ghosteen Ltd.-Popstock!)
La primera conclusión tras la escucha del decimoséptimo álbum de Nick Cave es que el duelo no ha terminado. Si su anterior disco, Skeleton Tree (2016), venía marcado por la muerte en un acantilado de su hijo Arthur, en su sonido y en parte de sus textos, la influencia de ese hecho parece discurrir también por el tañido de Ghosteen, aunque cuesta más atisbar su rastro en las letras.
Cave es ahora un ser reflexivo, que desarrolla sus preocupaciones con un tono sombrío, calmado. Sí, canta como nunca y su banda, The Bad Seeds, complementa perfectamente su visión (desoladora en “Hollywood”, de lo mejor que ha escrito en mucho tiempo). Y, a pesar de ello, seguro que le vendría bien un chute en vena, que resucitara a Grinderman y se pusiera de nuevo a patear culos. Ya toca.
WILCO: Ode to Joy (dBpm/Anti-PIAS)
No hay ninguna duda de que Jeff Tweedy, al frente de su banda Wilco, ha grabado alguno de los discos más cruciales de los últimos años, especialmente con el cambio de milenio. Desde entonces, cada álbum suyo encierra alguna que otra canción interesante pero poco más. Por suerte, en directo son infalibles, de lo mejor que se puede catar en un escenario.
Su undécimo disco no mejora en nada lo entregado en los últimos años. Es más, se diría incluso que Tweedy se ha encerrado más en sí mismo, con un tono tosco, retraído y con pocas canciones para el recuerdo. Parece como si le estuviera dando continuidad, con la banda, a sus dos discos en solitario anteriores, Warm (2018) y Warmer (2019), pero sin permitir tampoco que sus compañeros hagan despegar a su obra.