Karmele Pérez Urraza, Gurutze Ezkurdia Arteaga y Begoña Bilbao Bilbao: «Adelina Méndez de la Torre, maestra en Bilbao de 1897 a 1937»
por Alberto López Echevarrieta
(Ed. Fundación Bilbao 700, 244 páginas) )
Las autoras de “Adelina Méndez de la Torre, maestra en Bilbao de 1897 a 1937” descubren en este libro a una mujer con un amplísimo bagaje en el campo de la enseñanza, que se propuso aplicar técnicas ya conocidas en el extranjero, pero que aquí, a principio del siglo pasado, eran tomadas por extravagantes, por lo que, en muchos de los casos, fueron rechazadas. Sin embargo, el tiempo le ha dado la razón.
Nacida en la localidad asturiana de Castropol en 1871, Adelina Méndez de la Torre hizo la carrera de Magisterio y obtuvo por oposición la plaza de Bilbao donde ejerció en las escuelas municipales de Solokoetxe y General Concha, ya en calidad de directora.
“Hay que destacar en ella -señalan las autoras-, su calidad humana y profesional, pero, sobre todo, su interés por mejorar el sistema de enseñanza. ‘La mejora de la enseñanza es la clave de la educación’, decía. Empezó a poner en práctica proyectos, tales como las escuelas de adultos y las reformas en el material escolar al tiempo que dio un impulso notable a las colonias escolares”.
Adelina intentó en todo momento aplicar los conocimientos que había adquirido en centros educativos de Italia, Francia y Suiza, donde conoció las experiencias más innovadoras, sobre todo en materia de psicopedagogía científica, paidología e higienismo.
“Seguir de cerca la trayectoria de esta mujer ha sido un ingente trabajo de rastreo durante 15 años, pero nos ha compensado porque hemos descubierto a una persona valiente, que no se rendía ante la adversidad. Uno de sus grandes logros fue la creación de las cocinas escolares, algo que aquí nunca se había llevado a cabo. Durante los 14 años que regentó la cantina hizo partícipes del menú a los propios alumnos. Además, redujo considerablemente los costos en el grupo escolar de Concha”.
Fiel a su lema “El mejor instrumento para cambiar el mundo es la enseñanza”, Adelina Méndez se hizo notar como una mujer que se adelantó notoriamente a su tiempo y, tal vez por ello, no siempre fue comprendida. Le llovieron broncas y expedientes, pero siempre consiguió salir adelante.
“Era una persona acostumbrada a luchar por unos ideales. Nosotras mismas nos quedamos asombradas al conocer el alcance de su figura, de sus ideas sociales y pedagógicas, que van mucho más allá de su trabajo en Bilbao, como lo demostró en la organización de la Exposición Nacional Escolar y en sus participaciones en la Asociación Nacional del Magisterio Primario a través de las asiduas reuniones que tenían lugar en Madrid”.
He aquí, por tanto, una biografía de un marcado interés que excede del ámbito local. El libro aporta un sinfín de datos de cómo estaba la Enseñanza a principios del siglo pasado y de los esfuerzos que tenían que hacer los maestros para ejercer su misión con un mínimo de dignidad y provecho. Sólo con personas como Adelina se logró una serie de modificaciones de las obsoletas reglas por las que se regían.
Fue una mujer de gran valía que utilizaba el tesón como arma contra las negaciones que recibían sus propuestas, algunas de ellas basadas en las anotaciones personales recogidas en Milán, París y Ginebra, donde estudió Pedagogía experimental.
Trató en todo momento de que los niños aprendiesen conceptos de una forma dinámica. A tal efecto, llegó a crear en 1942 un Libro-Álbum de Zoología, que se editó en Madrid y fue modelo en su género, ya que los niños clasificaban los animales como si de un juego se tratara. También fue autora, entre otros muchos textos, de una Cartilla Biográfica en la que se llegaban a recoger los datos psicológicos y fisio-psicológicos del niño tras los exámenes correspondientes.
En 1937 Adelina cesó en sus actividades docentes como “jubilada forzosa” en su cargo de Maestra nacional. En el expediente de Depuración se lee: “Que no cumplía con la religión, que era de buena conducta privada, que en su actuación profesional manifestaba su animadversión contra los religiosos y que en el terreno político era de significadas ideas izquierdistas”. A pesar de que en el pliego de cargos afirma que es católica y que se limitó a acatar lo legislado porque no cabía hacer otra cosa, Adelina separada de la docencia. Murió en Bilbao en 1994 a los 91 años de edad.
El libro que comentamos, de muy amena lectura, aporta una gran cantidad de datos que configuran el estado en el que se encontraba el sistema educacional español entre 1897 y 1937.