Margaret Atwood: «Nueve cuentos malvados»
por Mercedes Martín
(Salamandra, 2019)
Con una portada que es todo un homenaje a Poe, presenta la editorial Salamandra estos Nueve cuentos malvados de Margaret Atwood. Y no es mala idea. La verdad es que los “cuentos” —o mejor “novelas fallidas”— son historias que viran hacia lo fantástico de manera imperceptible, como aquel cuento de Poe, El cuervo, cuyo protagonista escuchaba un golpe en la puerta y se figuraba que su amada muerta venía a visitarle o aquel otro protagonista de Poe que, debido a una dolencia, tenía exasperados los sentidos y se encerraba para protegerse del mundo.Las nueve historias, sin embargo, me han parecido algo deslavazadas. Mi teoría es que empezaron como proyecto de novela, con desarrollo de diálogos y profundidad psicológica, pero se quedaron cortas en el dibujo de la acción. El lector tiene la sensación de que aquello no va a ninguna parte, podría abandonar la lectura en cualquier momento porque va a seguir así por mucho tiempo y lo más probable es que no pase nada nuevo.
Lo que no significa que las historias no cuenten nada. Cuentan. La historia del poeta viejo con babero es para mí la mejor. De hecho, muchos personajes de estos cuentos son mayores, lo que representa un desafío a la Literatura: nos dice que las personas mayores todavía pueden seguir siendo protagonistas de sus propias historias. Esta historia en concreto trata de un poeta que era una estrella en los sesenta y setenta, su mejor época. Sus poemas representaban un reto para la escritura y recibió premios. Ahora, ya mayor y al cuidado de una de sus esposas (bastante más joven), babea y suspira por el pasado. Hasta que llega una joven estudiante a entrevistarle. Vanidoso y coqueto, piensa que la estudiante viene porque está escribiendo una tesis sobre él, y se comporta como un auténtico cretino, saltándose las etiquetas sociales, acorralando a la muchacha como si fuera un don Juan en silla de ruedas, sin respetar el trabajo de la joven investigadora. Pero se llevará toda una sorpresa. Lo terrorífico es que podemos imaginarnos la vida de este hombre, que actuó como un dios y ahora tiene que soportar toda clase de humillaciones. Incluso, en algún momento, somos capaces de entrever, horrorizados, el maltrato, sutil y cruel, de parte de la esposa perfecta hacia el hombre acabado.
Margaret Atwood se hizo famosa fuera de Canadá por El cuento de la criada, convertida en serie de televisión con una gran audiencia. En estos nueve cuentos también podemos encontrar un enfoque feminista, como en El cuento de la criada, pero solo si lo buscamos. Lo mejor que tiene Atwood es que no escribe un panfleto y sus protagonistas son “reales”, es decir están llenos de contradicciones, como no puede ser de otra manera en la buena literatura. A Atwood se la acusó de no definirse en sus historias, porque las protagonistas femeninas tenían un lado machista y a veces se mostraban como muñequitas descerebradas. En una ocasión, durante el boom del #metoo, la escritora se mostró a favor de no prejuzgar en las redes sociales y recibió un aluvión de críticas. Su respuesta fue que si queremos un mundo más justo, tenemos que defender un mundo más justo para todos. Una interesante reflexión que sigue vigente y apunta directamente a las fake news y otras construcciones de la “realidad virtual”.