Discos
por Xavier Valiño
VAMPIRE WEEKEND: Father of the Bride (Columbia/Sony)
Demasiadas novedades en el mundo de Vampire Weekend, después de tres discos que parecían seguir una continuidad y cierta uniformidad. Tras seis años (en los que Ezra Koenig ha dirigido la serie de animación de Netflix Neo yokio, y ha producido a Beyoncé), y ya sin el multiinstrumentista Rostam Batmanglij, ahora se atreven con su proyecto más largo y ambicioso, impulsado por distintos colaboradores.
Tal y como canta Koenig en “Sympathy”, a ritmo de algo remotamente asimilable al flamenco, “a veces me tomo demasiado en serio, y no es para tanto”. De ahí, y de sus 18 canciones, se puede desprender que su líder ha preferido abarcar mucho, soltar ideas, dejarse ir sin miedo y avanzar, aunque resulte menos inmediato y contagioso que antes, y sí más relajado y jovial.
THE NATIONAL: I Am Easy to Find (4AD-Popstock!)
The National ha ido creciendo poco a poco durante 20 años y 7 discos, hasta el punto de que parecían haberse establecido y estancado en una fórmula. Por suerte, han roto con ello en su octavo disco, el que se convertirá en su cima creativa (hasta ahora), su Out of Time, como aquel disco lo fue para R.E.M. en 1991.
Este álbum generoso, de 16 cortes, muestra una cosmovisión musical ampliada, que cabalga a veces sobre ritmos más luminosos de lo habitual (“You Had Your Soul with You”, “Rylan”), melodías siempre brillantes (“Hey Rosey”, “Light Years”), delicadezas (“So Far So Fast”)… Y lo hace, además de los hermosos y pensados arreglos y coros, acompañándose de distintas voces femeninas, formando un colectivo armonioso que innova a partir de diferentes entidades sin olvidar su esencia.
LOS ESTANQUES: Los Estanques (The John Colby Sect/Inbophonic Records)
Esos pasillos del Metro de Madrid (donde el cuarteto cántabro se ha asentado, editando 3 discos en 3 años) de su portada son una buena metáfora de este disco: intrincado pero sencillo, complicado pero directo. Y el festín que encierra es de los que fuerza una mueca de pasmo que no se despega ni tras repetidas escuchas.
Este grupo liderado por Íñigo Bregel (un Zappa del siglo XXI de aquí, antes en Crayo Láser y Lions In The Purple Shade), muestra más creatividad y dedicación en un tema que lo que algunas bandas obtienen en toda su trayectoria. Un manto pop recubre ecos psicodélicos, progresivos y de acertadas armonías vocales, que van de lo más sucio a lo más solemne, en canciones para enmarcar como “Amor-Odio”, “Desde ahora hasta el final”, “Carne de cañón” o “La loa que añoré”.
PAULINE EN LA PLAYA: El salto (Pauline en la Playa)
Con más de dos décadas en activo desde la disolución de Undershakers, las hermanas Mar y Alicia Álvarez llevan ya seis discos con su aventura más personal, al tiempo que se implican en otros proyectos como Petit Pop, divisando el mundo con su particular visión desde Gijón, al arrullo de su mar.
Aquí, como en los anteriores discos, hay vivencias íntimas y retratos costumbristas dispuestas por voces cálidas y delicadas, guitarras livianas y envolventes que hablan de la felicidad que trae la melancolía en “Verano inmenso”, reencuentros en “La gran ballena azul”, la alpinista francesa Catherine Destivelle, escenas cotidianas de pareja en “Tricotar”, desamores en “Auuu” o esa preciosidad que es “El bosque”… Como unas Vainica Doble del siglo XXI.
MAVIS STAPLES: We Get By (Anti-PIAS)
Viene guerrera. El mismo año que cumple 80 años, lo que celebrará con conciertos especiales en Nueva York, Nashville y Los Ángeles, Mavis Staples asegura que «Estoy sobre la colina, pero ahora voy a por la montaña». Probablemente se refiera a su satisfacción con su duodécimo álbum de estudio, lo que ya es decir tras haber trabajado con Dylan, Prince, Nick Cave o Jeff Tweedy.
En este caso es Ben Harper el productor y compositor de las 11 canciones reflexivas y deudoras de los sonidos clásicos negros. Los arreglos son sobrios, la instrumentación respira y ella se entrega con un agradecido vigor juvenil a un llamamiento para mejorar la sociedad donde vivimos, ofreciendo amor, esperanza y experiencia en esta era políticamente dividida.
PRIMAL SCREAM: Maximum Rock’n’Roll: The Singles (Sony)
Hubo un tiempo, no hace mucho, en que Primal Scream era el mejor grupo en directo: sucio, peligroso, rabioso y sin concesiones. Puede que no haya perdido del todo su garra sobre el escenario, pero sus discos ya no se celebran de la misma forma que en los años 90 -de Screamadelica (1991) a XTRMNTR (2000)-. Por eso una colección de sus singles parece una forma digna de reivindicarse, aunque hay que recordar que hace 16 años ya se editó otro titulado Dirty Hits.
Aquí se cubren todas sus etapas desde 1986, empezando con “Velocity Girl” hasta Chaosmosis (2016). Entre sus anzuelos están “Higher Than the Sun” en una mezcla de Orb Mix, “Don’t Fight It, Feel It” en su versión corta, o “Kill All the Hippies” por Brendan Lynch, entre el futurismo oscuro y la nostalgia del pasado.