Bruegel, una visión muy particular del mundo
por Alberto López Echevarrieta
Bajo el título de Beyond Bruegel, la ciudad de Bruselas conmemora el 450 aniversario de la muerte de uno de los pintores flamencos más importantes de todos los tiempos, Pieter Bruegel el Viejo. Este artista, considerado el mejor retratista de costumbres del siglo XVI, junto a Rubens, Van Eyck y El Bosco, forma parte del cuarteto más sobresaliente de la pintura flamenca de todos los tiempos.En torno a su tumba
En la Plaza de la Chapelle de la capital belga, se encuentra desde hace nueve años una estatua metálica del escultor local Tom Frantzen que representa a un pintor sentado con un mono sobre el hombro derecho y un cuervo observando la actividad del artista. Los vecinos del barrio de Marolles donde se ubica apenas si le prestan atención en su diario ir y venir. No hay muchos que conocen la simbología de la obra, pero casi todos saben que el representado es el antiguo vecino Pieter Bruegel, a quien todos acabaron por denominarlo El Viejo para diferenciarlo de su hijo mayor.
Poco se sabe con exactitud de la vida de Bruegel, ni tan siquiera la fecha y el lugar de su nacimiento. Se especula que pudo ser en la localidad homónima situada cerca de Breda, en la provincia de Brabante. Sí hay constancia de la importancia que tuvo en su carrera la ciudad de Amberes, que allá, por el siglo XVI, era fundamental en el desarrollo de las actividades comerciales de Europa a través de su activísimo puerto. Allí se movía mucho dinero y era el lugar donde los artistas podían ofrecer sus obras con esperanzas de compra.
Pieter inició oficio en Amberes, pero lo amplió con visitas a Italia y Francia, para regresar después e instalarse definitivamente a la sombra de la iglesia de La Chapelle, en una casa de ladrillo rojo situada en la calle Haute, con su mujer, Marie Coucke, hija de quien había sido su maestro, el coleccionista y comerciante en Arte Pieter Coecke de Delts.
El taller Bruegel
El Viejo fue el iniciador de una saga de pintores notables, como su hijo mayor y homónimo, que se especializó en su primera etapa en representar escenas infernales donde el fuego era uno de los protagonistas; y Jan, su segundo vástago, que está considerado como uno de los grandes innovadores de la pintura paisajista flamenca del siglo XVI. Un hijo de Jan, Abraham, tuvo una gran influencia en la corte de Roma al ser nombrado consejero del príncipe Ruffo de Messina en asuntos artísticos. La obra de Bruegel-padre, no muy amplia por cierto, se distingue porque junta una fantasía disparatada a un detallismo fervoroso siguiendo la trayectoria de uno de los pintores que más influyó en él, Hieronymus Bosch –El Bosco para nosotros-, y que gracias a su influencia en la corte de Felipe II podemos enorgullecernos hoy de poseer la mayor colección de sus obras en el Museo del Prado.
Bruegel revisitado
La caída de Ícaro está considerada como una de las siete maravillas del arte belga. El gran poeta francés Paul Claudel dijo de ella: ”Ante el Ícaro de Bruegel el ojo debe escuchar”. Es la única obra del pintor inspirada en la mitología griega en la que sobresalen tres personajes: un campesino, un pastor y un pescador. Los sitúa en un paisaje mediterráneo -posiblemente el estrecho de Mesina que no llegó a cruzar-, bien diferente de los otros paisajes nórdicos y de los retratos de la vida social de los Países Bajos en su tiempo.
Bruegel pintó paisajes de las cuatro estaciones del año, pero muy especialmente el dedicado al Invierno que pasa por ser otra de sus obras capitales y constituye el fiel reflejo de las crudas oleadas de frío y nieve que azotaron Centroeuropa en lo que se ha dado en llamar Edad del Hielo. Dato curioso: un detenido examen de este cuadro nos permite descubrir a unos personajes jugando al golf. En vivo contraste tenemos Siega del trigo donde se aprecian a los “morenos segadores” de que hablaba Shakespeare.Son cuadros que en general poseen un realismo atroz. Nacieron además en una época de gran actividad de la Inquisición, tema que le sirvió de base para crear Triunfo de la muerte, con ese ejército de esqueletos armados que empuja a la Humanidad hacia la cruz. Hay quien ha querido ver en los cuervos que pinta la presencia de la muerte a su alrededor, dado que la época que le tocó vivir era muy pródiga en epidemias.
Nuevas técnicas
Los trabajos de este gran creador cobran nueva vida gracias a la tecnología 360º que se está utilizando en la exposición Beyond Bruegel que se ofrece en el Monte de las Artes, de Bruselas. Gracias a ella podemos ver las obras en unas dimensiones desconocidas hasta ahora. Impresiona La Torre de Babel que es como el pintor vio al Amberes de su época, con una ingente mezcla de mercaderes de los más apartados lugares del mundo hablando distintos idiomas. Es posible que aquí viera por primera vez a esos monos que pintará para simbolizar tal vez a los esclavos que venían en las galeras cargados de cadenas. Fue su despedida de la ciudad portuaria, ya que tras su realización marchó a Bruselas donde se afincó definitivamente hasta su muerte en 1569.
En la iglesia de Notre-Dame de la Chapelle, donde descansan sus restos, se pueden ver pequeñas figuras creadas por el artista para completar la decoración del templo: Desde el arcángel San Miguel con la espada en la mano sobre el Santo Cristo del altar mayor, al hombre que mea en la luna y que viene a representar, según los proverbios flamencos, al tipo al que todo le importa un bledo.