Balthus
por Maica Nois
(Museo Nacional Thyssen Bornemisza. Madrid. Del 19 de febrero al 26 de mayo de 2019)
Se presenta en las salas del Museo una retrospectiva del artista francés nacido en París (1908) Balthasar Klosowski de Rola, conocido por Balthus, organizada conjuntamente con la Fondation Beyeler en Riehen/Basilea (donde se ha visitado hasta enero de 2019) Comisariado por Raphaël Bouvier, Conservador de la Fondation Beyeler, Michico Kono, Conservadora de la Fondation Beyeler y Juan Angel Lopez-Manzanares, Conservador del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.
Se presentan 47 obras de uno de los grandes maestros y más singulares del arte del siglo XX, distribuidas en seis salas: Sala 1,El desarrollo de un lenguaje visual. Obras de juventud. Sala 2,Provocación y trasgresión. Primera Exposición de Balthus en la Galeria Pierre (1932). Sala 3-Representación e intimidad. Retratos de los años 30. Sala 4- Los años de Champrovent, Friburgo y Ginebra. Obras de la Primera mitad de los años 40. Sala 5- De vuelta a París. Obras de la segunda mitad de los años 40 . Sala 6 – El periodo de Chassy. Obras de los años 50 y Sala 6 –De Roma a Rossimière. Obras tardías. Cada sala ha sido iluminada en un color que de realce a las obras que contienen.
Se hace un recorrido contemplativo de su estilo figurativo personal y único no etiquetable en el que destaca su lenguaje pictórico de formas contundentes, que combina los procedimientos de los maestros antiguos con algunos aspectos del surrealismo. Sus imágenes mezclan: tranquilidad con tensión, sueño y misterio con la realidad o erotismo con inocencia. Esa inocencia mítica e inalcanzable. El paso de la niñez a la edad adulta. El pintor lo consideró como “la búsqueda de la infancia, de su encanto y sus secretos” como la encarnación de un tiempo mágico que el propia Balthus describió “el acto de leer o soñar es prolongar el privilegio de un tiempo entrevisto……la llave que permite abrir el cofre misterioso con perfumes de la infancia….tiempo espolvoreado de oro, que no ha sufrido la alteración del mundo, tiempo inmovilizado en lo que ven, sonriendo. Tiempo surreal propiamente dicho y no surrealista”
En la rueda de prensa celebrada con los medios se le pregunta a su esposa Setsuko Klossowska condesa de Rola cómo era una jornada habitual del pintor. Explica que realizaba un desayuno fuerte para pasar a trabajar hasta las cuatro de la tarde, en que empezaba a decaer la luz, puesto que no le gustaba pintar con luz artificial. Hacia entonces un te con algún acompañamiento y regresaba al estudio para limpiar los pinceles. La vida giraba siempre en torno a la pintura”.
Se sabe que una de sus características era el trabajo despacio y dedicando mucho tiempo en cada una de sus pinturas, por lo que tenia siempre empezadas varias al unísono. La pintura la consideraba como un arte de la paciencia. Un larga historia con el lienzo, un compromiso. Recordando a los viejos maestros en la paciencia y tiempo como ideal.
Su reflexión de “Arte de la lentitud en la que sin embargo la obra avanza”. Buena contraposición a la concepción moderna del tiempo caracterizado por la velocidad y la aceleración.